Restauración y conservacion

ALBERCA 15 / ISSN: 1697-2708

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CRITERIOS DE RESTAURACIÓN

A TRAVÉS DE ALGUNOS EJEMPLOS DEL MUSEO

ARQUEOLÓGICO DE LORCA

INTERVENTION CRITERIA THROUGH SOME EXAMPLES FROM THE LORCA

ARCHAEOLOGICAL MUSEUM

* Ioanna Ruiz de Torres Moustaka

Restauradora autónoma

PALABRAS CLAVE

KEY WORDS

Reintegración

Mínima intervención

Criterios

Restauración

Reintegration

Minimal intervention

Criteria

Restoration

RESUMEN

ABSTRACT

Es importante plantear los criterios que se han

de seguir antes de acometer la restauración de un

bien cultural, a través de pautas básicas en intervenciones de reintegraciones matéricas y cromáticas. Algunos ejemplos de piezas procedentes del

Museo Arqueológico de Lorca pueden ilustrar

situaciones en las que el criterio a seguir ha estado

condicionado por diferentes factores. Asimismo,

la ausencia de formación o la falta de respeto

hacia el criterio de mínima intervención pueden

dañar el bien cultural de manera irreversible.

The importance of the correct application of the

intervention criteria in all restoration processes.

To achieve this, some examples of restored artifacts from the Archaeological Museum of Lorca are

detailed. The absence of formal education in the

restoration field or the lack of strictness regarding

the minimal intervention criteria can destroy our

cultural heritage.

* ioanna.ruiz@gmail.com

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IOANNA RUIZ DE TORRES MOUSTAKA

Cuando observamos una obra restaurada puede parecer que el aspecto final

que debe tener es una cuestión que no plantea grandes dificultades. No obstante, la reintegración de las lagunas en un objeto es especialmente importante, puesto que condicionará en gran medida la legibilidad del mismo.

Y, aunque parezca que es cuestión de reconstruir o «rellenar» aquello que

falta, detrás de cada reintegración hay toda una corriente filosófica aplicable

y unas pautas preestablecidas.

La restauración de un bien cultural ha de seguir unos criterios de intervención que determinarán el resultado final obtenido y que constituyen una

guía para el restaurador, definiendo los límites materiales de su actuación.

Dichos criterios de intervención han sido desarrollados a través de documentos redactados por organismos internacionales, como la Unesco, el

ICCROM o el Consejo de Europa, entre otros. Su contenido tiene validez a nivel legal únicamente para aquellos países que han firmado y ratificado cada convenio concreto. Además, durante la celebración de reuniones y congresos de especialistas de diversas disciplinas relacionadas con el

Patrimonio Cultural han surgido una serie de documentos llamados Cartas,

sin vinculación legal por parte de las naciones pero que han influido considerablemente en el desarrollo de la teoría de la restauración.

Exponemos seguidamente un breve resumen de los criterios de intervención más importantes:

Se deben respetar todas las partes de la obra y no eliminar ninguna de manera arbitraria, sino por causas debidamente justificadas y únicamente en

aquellos casos en los que no retirarla suponga un riesgo para el bien cultural.

La restauración que se lleve a cabo debe ser reversible, esto es, se deben

poder retirar con facilidad los productos empleados y las reintegraciones.1

En el caso de las consolidaciones, cuando se trata de materiales porosos que

absorben una sustancia que les devuelve la cohesión, la reversibilidad es

muy difícil. En este caso se requiere que el producto utilizado permita futuras restauraciones, incluso con otros productos distintos del consolidante

empleado.

Además, los productos que se utilicen no deben ser dañinos para el bien

cultural. Deben estar debidamente testados y deben ser estables y mantener

sus propiedades con el paso del tiempo y no generar en el futuro sustancias

que puedan ocasionar daños.

1 Cuando hay lagunas de materia en el objeto, en ocasiones se rellenan con un material para

devolverle su integridad; en este caso hablamos de reintegraciones volumétricas o matéricas. Si las

lagunas no requieren ser rellenadas pero se emplean colores para entonarlas con el resto de la obra (el

ejemplo más claro sería un cuadro con lagunas en la capa pictórica que dejan descubierto el estuco

subyacente), hablamos de reintegraciones cromáticas.

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ALBERCA 15

CRITERIOS DE RESTAURACIÓN A TRAVÉS DE ALGUNOS EJEMPLOS DEL MUSEO ARQUEOLÓGICO DE LORCA

Todos los materiales nuevos y las reintegraciones de volumen o cromáticas

deben ser fácilmente discernibles a simple vista, de tal modo que el espectador pueda distinguir la parte nueva de la original. De lo contrario, se genera

lo que se denomina un falso histórico, esto es, se proyecta una imagen distorsionada de la historia del bien patrimonial, sin daños aparentes.2

De todos los criterios expuestos, el que más controversia genera es el de

mínima intervención, especialmente cuando se trata de reintegrar las obras,

ya que es el que incide directamente sobre su aspecto estético final. La mínima intervención se planteó para evitar las aportaciones creativas por parte

del restaurador. En más de una ocasión la reintegración de una obra no se

diferencia del original, dando una imagen falsa, ya que la obra aparece completa cuando en realidad no se conserva íntegra. ¿Cuál es la parte original

y cuál la restauración? Cuando la parte intervenida es una pequeña laguna, la reintegración mimética no supone una gran aportación. Ahora bien,

en caso de que se conserve únicamente la mitad de la obra, la restauración

supondrá la otra mitad.

Para evitar este tipo de confusiones y mostrar las obras sin causar ninguna confusión o falsos históricos se plantea que la intervención idónea será

aquella que devuelva al objeto su estabilidad material y que permita el

reconocimiento de sus formas, diferenciando las partes originales de las

reintegraciones.

No obstante, todos los esfuerzos por crear una metodología de actuación se

topan con la misma problemática: conciliar el pasado, el presente y el futuro

del bien cultural devolviéndole al mismo tiempo su significado conceptual,

su integridad física, su legibilidad y su belleza. Como colofón de esta compleja maraña de factores encontramos presidiendo, como no, a las limitaciones presupuestarias.

En este cruce de caminos es cuando mayor importancia adquiere la cooperación efectiva del tan deseado, postulado y, en buena parte de los casos

ausente, equipo multidisciplinar. Pues cada bien cultural procede de un contexto suyo, unívoco. En los objetos procedentes de excavaciones arqueológicas el contexto adquiere una especial relevancia. El discurso y la investigación arqueológica nos hablarán del uso y significado del objeto. Los análisis

de laboratorio también nos darán pistas sobre el pasado y el presente de la

materia que lo compone. El museo y la exposición en la que se exhiba tendrán un papel decisivo en su lectura y comprensión por parte del espectador.

2 Carta de Atenas para la Restauración de Monumentos Históricos Adoptada en la Primera Conferencia Internacional de Arquitectos y

Técnicos de Monumentos Históricos. Atenas. 1931.

http://www.icomoscr.org/doc/teoria/VARIOS.1931.carta.atenas.restauracion.monumentos.historicos.pdf

Carta de 1987 de la conservación y restauración de los objetos de arte y cultura.

https://www.ge-iic.com/wp-content/uploads/2008/10/1987_de_la_conservacion_y_restauracion_de_los_objetos_de_arte_y_

cultura.pdf

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IOANNA RUIZ DE TORRES MOUSTAKA

En ocasiones es difícil plantear una reintegración atendiendo a la mínima

intervención, puesto que existen circunstancias y obras muy diversas que

pueden plantear la necesidad o la idoneidad de ir un poco «más allá».

Antes de comenzar surgen varias cuestiones. ¿Cuál es límite de la reintegración en cada caso concreto? ¿Cuánto es necesario aportar o reconstruir para

que el objeto sea reconocible? ¿Es necesaria la tinaja completa para saber

que se trata de un recipiente para contener líquidos?

Una imagen vale más que mil palabras. Veamos algunos ejemplos (Lám. 1).

Cuando se trata de un bien cultural cuyo estado de conservación es bueno,

sin apenas pérdidas de materia, el concepto de la intervención estrictamente

necesaria es fácilmente aplicable, puesto que se trata de estabilizar la materia, limpiar y realizar una adhesión de fragmentos, si fuera necesario. Tal

es el caso de la columna miliaria romana, expuesta en la entrada del Museo

Arqueológico de Lorca (Lám. 2).

Aunque la reintegración de volumen y de color dependerá del tipo de obra

de que se trate y de su extensión, se exponen a continuación algunas (que no

únicas) de las prácticas más frecuentes. Para diferenciar las reintegraciones

de volumen se pueden utilizar texturas distintas al original, con menos brillo o más rugosidad. También es frecuente rellenar las lagunas con el material adecuado pero dejándolas a un nivel

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