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TEORIA DE SISTEMAS LUHMANN

betzyquiroz29 de Septiembre de 2014

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La teoría de sistemas de Niklas Luhmann

Resumen

Sociólogo alemán profundamente original y difícilmente clasificable, Niklas Luhmann (1927-

1998) ha elaborado una teoría ambiciosa y coherente en la que describe la sociedad moderna como un sistema. Constituido, no tanto por individuos sino por comunicación, se diferencia en subsistemas funcionales cerrados a través de códigos especializados: los sistemas político, económico, religioso, artístico o jurídico. Inspirándose en autores, teorías y disciplinas muy diferentes, Niklas Luhmman ha construido una de las obras más fecundas y singulares del siglo

XX. De manera más precisa, el objetivo de este artículo es analizar su teoría de los sistemas.

Palabras clave

Luhmann, teoría, sistema, subsistema, diferenciación.

I. Introducción

La obra de Niklas Luhmann fascina a los sociólogos por su ambición teórica poco común. A pesar de la diversidad de objetos de estudio, desarrolla una visión global de la sociedad, que se extiende de la pedagogía a la globalización, de los medios de comunicación a la moral, de la ecología a la semántica. Esta diversidad se nutre de numerosas lecturas. Utiliza un material diverso que consta

tanto de la literatura francesa del siglo XVII como de la prensa diaria brasileña o de ensayos de ciencias cognitivas. Ello explica que su propósito trascienda las fronteras disciplinares.

La teoría del sociólogo alemán es compleja y la dificultad no se limita al estilo de su obra. Su finalidad no consiste únicamente en la transformación de los hechos en problemas y del mundo en improbabilidad, sino que además el estilo mismo de los libros de Luhmann se caracteriza por su aridez. Se suceden largos pasajes de abstracción teórica que parecen estar completamente desconectados de la realidad empírica, pero, de pronto, se interpone, en una frase, una nota o una ilustración, una escena trivial. Asimismo, el modo de exposición de Luhmann no es lineal. Los capítulos de sus ensayos, especialmente los últimos, pueden leerse en cualquier orden y Luhmann procede por toques, acumulaciones y yuxtaposiciones. Así, la opinión pública ha sido el objeto de tres publicaciones sucesivas, que se extienden desde 1971 hasta 2000.

La trayectoria de Niklas Luhmann es insólita en el mundo académico alemán. Tras la Segunda Guerra Mundial, estudia Derecho en la Universidad de Friburgo, antes de convertirse en funcionario del Ministerio de Educación y Cultura del Land de Baja-Sajonia. Después de diez años en la Administración, coge un año sabático para estudiar en la Universidad de Harvard. Allí se encuentra con Talcott Parsons y descubre el funcionalismo, el cual le ofrece sus primeras categorías analíticas. Se relaciona igualmente con Jürgen Habermas con el cual mantendrá un polémico diálogo una década más tarde. No obstante, esta relación se prolongará hasta la muerte de Luhmann (1998). A su regreso a Alemania en 1962, consigue un doctorado y una habilitación, bajo la dirección de Helmut Schelsky. Después de haber impartido docencia en la Universidad de Munster, es nombrado profesor en la Universidad de Bielefeld, donde permanecerá hasta el final de su carrera académica.

Sus trabajos iníciales se centran en la ciencia de la administración y el derecho. En la década de 1970, empieza a explorar las esferas sociales una tras otra: la religión, la política, la ciencia, la economía, antes de fijar la estructura teórica y epistemológica de su reflexión en Soziale Systeme en 1984 y de nuevo en 1997 en Die Gesellschaft der Gesellschaft. En un segundo periodo, teoriza de manera metódica la sociedad como sistema, un sistema constituido únicamente por la comunicación. El sistema social reproduce la comunicación tal y como los sistemas vivos reproducen la vida y los sistemas psíquicos reproducen la conciencia. Todo lo que no es comunicación pertenece a su entorno. Como cualquier sistema está cerrado sobre sí mismo, el individuo carece de medios para intervenir sobre el sistema social y, más aún, para gobernarlo. Paralelamente, el proceso de diferenciación que ha acompañado a la modernidad es concebido a través de la constitución de subsistemas opacos que se perciben mutuamente como elementos del entorno.

Este razonamiento responde a una preocupación principal: la complejidad, cuyo control se sitúa en el fundamento de la lógica evolutiva de los sistemas. En la década de 1990, esta problemática, sin desaparecer completamente, es sustituida progresivamente por las ideas de observación y de distinción, que le permiten reformular la teoría de los sistemas como una teoría que contempla los demás sistemas como observadores. No solamente Luhmann no vuelve sobre lo que ha escrito, reeditando sin revisar y publicando artículos de diferentes periodos, sino que los desplazamientos se producen, como el del binomio sistema/entorno hacia el de forma/medio.

Luhmann rompe con el presupuesto de que hay un actor o una acción detrás de la comunicación social. Va más allá, al no considerar cualquier proyecto teórico como una identidad (el sistema) sino como una diferencia (entre el sistema y su entorno). El sistema no existe en sí mismo sino que sólo existe y se mantiene gracias a su distinción con el entorno. Pero, el valor de la diferencia es relativo al sistema considerado. Dicho de otra forma, es cuestión de abandonar el viejo sueño de comprender el mundo como una unidad, desde una posición casi divina, y de descubrir un sentido unificado tras la sociedad, haciendo derivar la sociedad de la naturaleza del hombre o de un contrato, para concentrarse en una comprensión del mundo en términos de redes de observadores cruzados y horizontales, que no pueden ser unificados por una observación totalizada.

La teoría luhmanniana de los sistemas intenta ofrecer un instrumento rigurosamente coherente de descripción de los sistemas, sean orgánicos o inorgánicos, y de pensar su aplicación en ciertos ámbitos. A pesar de ello, su obra es objeto de cierto silencio tanto en Francia como en España, mientras que ha suscitado numerosos discusiones en Alemania, Italia, los países nórdicos y, un poco más tarde, en Estados Unidos. Si las disciplinas jurídicas tanto en Francia como en España se han interesado por algunas de sus obras y sus principales libros han sido objeto de una traducción progresiva, esta tímida recepción no tiene comparación alguna con la importancia de la que goza en Alemania. En España, su «hostilidad ante la ilusión ética» o su observación sin pathos del mundo aspirado por la lógica del control de la complejidad no han desatado ninguna polémica. En otros países, sin embargo, le reprochan su tendencia a describir la sociedad sin criticarla y sin pretender corregir los problemas sociales y ecológicos generados por su evolución. No obstante, los textos de Luhmann no están desprovistos de enunciados prescriptivos o normativos. La ubicación del individuo en el entorno del sistema no se produce a partir de una neutralidad científica, sino que se articula en torno a la idea de la orientación de la sociedad a partir de una concepción normativa del ser humano, que caracteriza la modernidad. Ello está en el origen de las experiencias negativas que caracterizan este periodo, como el endurecimiento de las asimetrías de los roles en distinciones entre electos y damnificados. La teoría de Luhmann proclama el agotamiento de las categorías heredadas de la modernidad, en particular sus categorías normativas, y ofrece un diagnóstico pesimista de una sociedad que no dispone de ninguna posibilidad de modificar su trayectoria, encaminándola hacia el desastre ecológico.

Más precisamente, este artículo pretende analizar un aspecto de la obra de Niklas Luhmann: su teoría de los sistemas, que se caracteriza por su carácter transdisciplinar, su distinción de tres sistemas, su percepción del sistema social como un sistema diferenciado en las sociedades modernas y el carácter auto-referencial o autopoiético de los mismos. Efectivamente, el mundo está

constituido únicamente por unos sistemas que perciben los acontecimientos que se producen en sus entornos como ruidos. Utiliza y distingue tres grandes tipos de sistemas: el sistema vivo, el sistema psíquico y el sistema social. El primero se reproduce gracias a la vida, el segundo lo hace vía la conciencia y el tercero se perpetúa a través de la comunicación. El interés de Luhmann se centra en

este último, en la medida en que las sociedades modernas se caracterizan por una diferenciación de sus sistemas en subsistemas, entre los cuales figuran los subsistemas político, económico, artístico, religioso o educativo. Cada uno es autopoiético y no se trata de una estructura o un conjunto ordenado de elementos determinados. El sistema está cerrado por sus propias operaciones y su entorno solo le afecta en la medida en que lo ha determinado.

II. Un modelo transdisciplinar

La investigación celular y neurobiológica es esencial para el desarrollo de una teoría de los sistemas operativos cerrados, puesto que es sobre la base del modelo de un sistema nervioso incapaz de incidir sobre su propio entorno, es decir que no controla la causalidad que sus propias operaciones generan en el entorno, sobre la que Luhmann construye su concepción de los sistemas.

Concierne tanto al sistema psíquico, incapaz de alcanzar otro sistema, como al sistema social, incapaz de controlar los efectos que genera en su entorno natural, como a la interrelación de los subsistemas sociales entre si. Efectivamente, la investigación sobre el cerebro ha demostrado que puede estar acorde con su entorno sin apenas entrar en contacto

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