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"TEORIAS Y METAFORAS ORGANIZACIONALES


Enviado por   •  8 de Julio de 2014  •  2.266 Palabras (10 Páginas)  •  872 Visitas

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ACTIVIDAD GRUPAL UNIDAD I

“TEORIAS Y METAFORAS ORGANIZACIONALES”

1) Ubique en los paradigmas diseñados por Burrell y Morgan las metáforas que visualizanla organización: MAQUINA, ORGANISMO, SISTEMA ABIERTO, JUEGO DEL LENGUAJE, CARCEL, INSTRUMENTO DE DOMINACION.

 Paradigma Funcionalista

El paradigma funcionalista se basa sobre la suposición de que la sociedad tiene una existencia concreta y real y un carácter sistémico orientado a producir un estado ordenado y regulado de los acontecimientos. Está basado sobre los supuestos ontológicos (entes) que estimulan la creencia de una ciencia social objetiva y libre de valores, en la que el científico esta distanciado de la escena que él o ella están analizando a través del rigor y la técnica del método científico. Es primariamente reguladora y pragmática.

La visión ortodoxa en la teoría de las organizaciones ha estado basada predominantemente en las metáforas de la máquina y el organismo.

Los fundamentos de la primera se basan en que las máquinas están racionalmente inventadas para la realización de un trabajo que persigue un fin pre especificado, la metáfora de la maquina en la teoría de las organizaciones expresa estos fines como objetivos (metas) y la relación medios-fines como racionalidad determinada. Respalda el trabajo de los teóricos clásicos del management (Taylor- 1911; Fayol - 1949) y la especificación burocrática (Weber – 1946). Las máquinas son entidades tecnológicas en las que la interrelación entre los elementos constituyentes forma una estructura.

Mientras en la metáfora de la máquina el concepto de organización es como el de una estructura cerrado y un tanto estático; en la metáfora orgánica el concepto de organización es como el de una entidad viviente en constante flujo y cambio, interactuando con su medio ambiente en un intento de satisfacer sus necesidades (Spencer – 1873).

De aquí entonces se desprende el imperativo de satisfacer las necesidades psicológicas de los miembros de la organización (Trist y Bamforth-1951; Argyris, 1952-1957); de adoptar estilos gerenciales apropiados (Mc Gregor 1960, Likert 1967), tecnología (Woodward 1965), modos de diferenciación, integración y resolución de conflictos (Lawrence y Lorsch 1967), y modos de elección estratégico y control (Child 1972, Miles y Snow 1978)ya que las organizaciones son vistas desde la perspectiva en términos de red de relaciones que caracterizan la estructura interna de los organismos y las relaciones que existen entre la organización y su medio ambiente.

Recientemente los teóricos organizacionales reconocieron que el tipo de percepción generada está limitada por las metáforas sobre las cuales están basadas y comprendieron que ver a las organizaciones sobre la base de nuevas metáforas hace posible comprenderlas en nuevas formas (Burns y Stalker 1961).

La metáfora cibernética estimula a los teóricos a ver las organizaciones como modelos de información, y centran su atención sobre la forma en que estados de balance homeostáticos pueden ser sostenidos a través de procesos de aprendizaje basados en una retroalimentación negativa (Buckley 1967, Hage 1974, Argyris y Schon 1978). Ha sido ampliamente usada como una técnica para mejorar los sistemas de control organizacionales (Lawler y Rhode 1976).

La metáfora de un sistema acoplado no restringido intenta hacer frente a los supuestos implícitos en las metáforas mecánicas y orgánicas de que las organizaciones son sistemas ordenados, eficientes y bien coordinados (Weick 1974-1976).

La metáfora ecológica de la población (Hannan y Freeman 1977) enfatiza la importancia de centrar la atención sobre la competencia y la selección en las poblaciones de las organizaciones, en lugar de la adaptación organización-medio ambiente.

La metáfora del teatro se centra sobre como los miembros de la organización son esencialmente actores humanos, comprometiéndose en varios roles y otras representaciones oficiales y no oficiales (Goffman 1959-1961).

La metáfora de la cultura deriva la atención hacia los aspectos simbólicos de la vida organizacional y la forma en que el lenguaje, los rituales, los cuentos, los mitos, etc. corporizan redes de significados subjetivos que son cruciales para comprender como las realidades organizacionales son creadas y sustentadas (Turner 1971, Pondy y Mitroff 1979).

La metáfora de un sistema político centra su atención sobre los conflictos de interés y los roles de poder en las organizaciones (Crozier 1964, Pettigrew 1973, Pfeffer y Salancik 1978).

Todas pueden ser usadas de una manera funcionalista, generando modos de teorización basados sobre la suposición que la realidad de la vida organizacional descansa en una red de interrelaciones antológicas reales que son relativamente ordenadas y cohesivas.

Las primeras tres tienen sus raíces en las ciencias naturales y enfatizan sobre la idea de que las organizaciones pueden ser vistas como sistemas naturales ajustables. Las otras tres introducen una dimensión explícitamente social al estudio de las organizaciones y prestan atención a la forma en que los seres humanos pueden intentar formar las actividades organizacionales.

 Paradigma interpretativo

El paradigma interpretativo está basado sobre la visión de que el mundo social es el producto de las experiencias subjetivas e intersubjetivas de los individuos. La sociedad es comprendida desde el punto de vista del participante en acción más que en observación. Intenta comprender el proceso mediante el cual múltiples realidades compartidas surgen, se sostienen y cambian.

Está basado en el supuesto y en la creencia de que hay un modelo y orden subyacente en el mundo social. El status del conocimiento científico es de esa manera visto tan problemático como el conocimiento del sentido común de la vida diaria.

Las metáforas interpretativas cuestionan las bases sobre las que la teoría funcionalista está construida centrándose sobre la forma en la que las realidades organizacionales son creadas y sustentadas.

La metáfora de un juego del lenguaje (Wittgenstein 1968) niega el status concreto ontológico de las organizaciones y presenta a la actividad organizacional como un poco más que un juego de palabras, pensamientos y acciones. Sugiere que las realidades organizacionales emergen como estructuras simbólicas regidas por leyes mientras los individuos comprometen (unen) sus mundos a través del uso específico de códigos y prácticas en orden de conferir (envestir) a esas situaciones con formas significativas.

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