Dimension Cognitiva.
Meeli_20Trabajo9 de Noviembre de 2016
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Trabajo Práctico Dimensión Cognitiva Ortega, Melisa |
I)
Dimensión Cognitiva
Esta dimensión comprende un conjunto de transformaciones que se dan en el transcurso de la vida por el cual, se aumentan los conocimientos y habilidades para percibir, pensar y comprender. Son importantes para la resolución de problemas de la vida cotidiana.
Desde que nace, el ser humano es un ser de iniciativas, que acciona y que interactúa con su entorno social, otorgando significaciones y sentidos.
El sujeto conoce en la medida en que actúa de modo significativo sobre el mundo, introduce significaciones que no estaban dadas de ante de su actividad; así transforma el mundo mientras conoce.
La construcción de significados es relevante para la constitución de la subjetividad, así como la observación, la imitación y la experiencia directa parecen ser los factores prioritarios en la construcción de significados en los primero años del desarrollo infantil. Esta capacidad está ligada con la de simbolización.
Según Jean Piaget el nacimiento de la inteligencia se construye a partir de esquemas, es decir, pautas de comportamiento que por repetirse, generalizarse y perfeccionarse, permiten pasar de una estructura innata refleja de las reacciones circulares y el acceso a la función simbólica. A través de sentidos y la acción él bebe va estableciendo relaciones entre objetos y acciones, advierte la consecuencia de sus acciones y coordina sus esquemas hasta establecer relaciones de causalidad e intencionalidad.
El acceso a la función simbólica resume la evolución de la inteligencia sensorio- motora. El desarrollo implica la construcción de cambios que afectan a las estructuras de representación, las cuales darían cuenta de un proceso de dominio general para el desarrollo en todos los aspectos del lenguaje y del conocimiento.
La postura vigotskiana señala que el aprendizaje posibilita el desarrollo de procesos psicológicos superiores en su ley de doble formación, las interacciones sociales y el contexto sociocultural quienes promueven este aprendizaje y en consecuencia el desarrollo. El sujeto no solo es activo, sino interactivo.
Bárbara Rogoff, quien desataca que el desarrollo cognitivo es inseparable del medio social, sostiene que el desarrollo infantil no es tan universal como se cree son más bien orientado a lo local, es decir, a aquello que se plantea en el propio contexto del desarrollo de cada sujeto.
En otras palabras, la mente es una construcción cultural, y los niños descubren la mente al adquirir el lenguaje y las prácticas sociales de la cultura, interactuando con adultos y niños en su vida familiar y social. La mente, las representaciones, se constituyen teniendo como referente básico las interacciones tempranas de los bebes.
Por otra parte, está la perspectiva culturalista de Bruner, que insiste en la relevancia de la cultura en el desarrollo humano y como los bebes, en tanto usuarios del lenguaje, se comunican y construyen significados. Además, destaca que la adquisición del lenguaje no depende de predisposiciones innatas, pero tampoco resulta por la simple imitación de sujetos parlantes. El adulto proporciona a través de sus ayudas en la interacción, apoyos en la adquisición del lenguaje a través de los formatos.
La dimensión Cognitiva tiene una teoría constructivista del desarrollo del niño, esta teoría se origina en los trabajos de Jean Piaget, quien postula que las estructuras interna de conocimiento surgen y se desarrollan mediante la interacción entre los sujetos y su medio. El sujeto construye la significación de lo externo y en ese esfuerzo de significación se construye a sí mismo.
La idea más importante que Piaget nos transmite es que el individuo tiene participación activa en la adquisición de sus conocimientos, conocer implica modificar la realidad y esta modificación produce el cambio de las estructuras internas que son responsables de ese conocimiento.
Piaget dice que conocer es un proceso complejo por el cual el sujeto incorpora datos del medio físico y social y les otorga a estos datos los significados que le permiten los sistemas de interpretación que posee. Lo externo existe independientemente del sujeto pero no su significación.
La actividad del sujeto, es de orden psicológico; y mediante un doble movimiento de hacer inteligible lo externo y organizar simultáneamente sus estructuras de conocimiento pone en juego una red de significados cada vez más complejos.
Cuando consideramos al niño como un sujeto que intenta conocer, situado en un contexto sociocultural particular, debemos intervenir para favorecer aprendizaje que conduce a significaciones más complejas.
El mundo exterior nos manda estímulos o mensajes que los seres vivos recibimos. Esos estímulos que nos llegan y que son recibidos por los sentidos se envían por el sistema nervioso periférico al cerebro donde son interpretados.
Los impulsos que hacen este recorrido hasta el cerebro son las llamadas sensaciones. Estas sensaciones, una vez en el cerebro son interpretadas, y a partir de ahí se llaman percepciones.
Nuestro sistema perceptivo esta creada para fijarse en características concretas del entorno que nos rodea, como tamaños, movimientos, formas, colores.
La vista y el oído son los sentidos superiores, son los que abren al mundo como a un espacio remoto y permiten la anticipación a posibles encuentros, librándonos, por ejemplo del inmediatismo del tacto. Al llamarlos superiores son facilitan el acceso al mundo de la cultura; por medio del oído escuchamos la palabra hablada, el canto y la música y por medio de la vista accedemos a la palabra y a la estética de la forma.
La riqueza del mundo se descubre fundamentalmente por medio de la vista, hasta tal punto, que para el hombre adulto normal, el mundo está representado básicamente por lo que puede ser visto. La cultura actual es predominantemente visual, dado que la mayoría de las actividades se inician por la recepción de dichos estímulos e implican conductas con preeminencia de este componente.
La visión permite una rápida captación de los caracteres fundamentales de objetos y situaciones, favoreciendo el desarrollo intelectual y el control del medio.
La importancia de la visión en el proceso perceptivo reside en que brinda el marco de inserción de las cualidades captadas por los demás sentidos, permitiendo la construcción de una unidad cognoscitiva análoga de la unidad física del objeto. Nos da la visión del conjunto del mundo que nos rodea, en su singularidad y concreción sensible.
La visión posibilita vivencia emocionales que dan una tonalidad afectiva especial al vínculo con el mundo, o sea que estimulan su apertura a este. Motiva al desarrollo plena de las capacidades.
El recién nacido no distingue entre lo que sucede afuera y dentro de sí, posee escasa información de lo que sucede a su alrededor. Los bebes prematuros de 7 meses ya distinguen la luz de la oscuridad, es decir tienen un mínimo de actividad física visual.
El neonato percibe la luz, parpadea (palpebral) y cierra sus pupilas ante la misma (pupilas), reacciona a la luz girando su cabeza hacia la fuente de la misma (óculo-cefalogiro) y allí permanece.
El mundo visual del recién nacido es incoloro y opaco, aun cuando algunos autores sostienen que distingue ciertas tonalidades cromáticas.
La visión del neonato tiene otras limitaciones. El nervio óptico que vincula al ojo con el cerebro finaliza su conformación a las 10 semanas del nacimiento. La transmisión de los impulsos nerviosos oculares al cerebro no es óptima hasta la maduración de estas vías. Por otra parte, los músculos y nervios que intervienen en la focalización de la vista, demoran casi 6 meses hasta alcanzar su coordinación óptima.
El bebe entre la tercera semana y el primer mes de vida, ya mira fijamente a los objetos y a su madre. Sus ojos tienden a mirar los objetos en movimientos y por ello los móviles colgantes sirven para estimular su visión. A los 2 meses por los movimientos distingue la figura del fondo, así los objetos en movimiento se destacan más fácilmente del fondo.
El bebe mucho antes de poder tomar un objeto con la mano lo capta con los ojos. Es decir, que la posesión visual de los objetos es anterior a la manual. A los 4 meses la vista le es útil para explorar su cuerpo, observa sus manos y las pone frente a la cara. Empieza de este modo la coordinación óculo-manual.
Recién entre los 6 y 7 meses deja de interesarse por sus manos para mirar y tomar los objetos que lo rodean. El avance motor de sus manos le permite mejorar su exploración visual y prestar mayor atención hacia los objetos. Después del octavo mes aumenta su curiosidad por los objetos, observa y sigue los movimientos de las personas. A los 10 meses es muy observador y se preocupa por los detalles.
A diferencia de la vista la audición se desarrolla muy tempranamente. El aparato auditivo está completo en el momento de nacer y también están maduras sus inervaciones nerviosas con el cerebro. Así el bebe puede oír bien antes de ver.
A las pocas horas de haber nacido ya se sobresalta todo su cuerpo y llora frente a ruidos fuertes y repentinos.
Su experiencia a las semanas le permite interpretar que las palabras suaves van acompañadas de actitudes de cuidado, que la voz maternal anticipa la atención a sus necesidades.
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