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Antecedentes De La Violencia Intrafamiliar


Enviado por   •  27 de Agosto de 2013  •  2.203 Palabras (9 Páginas)  •  4.653 Visitas

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ANTECEDENTES DE LA VIOLENCIA INTRAFAMILIAR

De 1800 a 1900, En todos los pueblos antiguos la organización de las relaciones sociales en la familia, proyectaban a la mujer a un segundo plano y muchos pueblos se les tildó de cosa, en Grecia por ejemplo la mujer se encontraba rígidamente sometida; en Roma, el tronco común era el varón, el cuál convivía con esposas e hijos, era el único dueño del patrimonio y tenía derecho a la vida o a la muerte, sobre las personas sometidas a él.

El cristianismo introdujo nuevos cambios en la concepción de la autoridad del hombre dentro de la familia, y la mujer ya no se consideró esclava sino su compañera, desde el origen el cristianismo la familia era considerada como una monarquía de origen divino, pero quien ejercía la soberanía siempre era el padre. No se sabe con exactitud desde cuánto hace que existe desigualdad entre los sexos, y para hablar de esa desigualdad nos referiremos a lo que se conoce como la teoría del género.

En la etapa Nómada, hombres y mujeres tenían roles marcados pero de similar valor. Las mujeres tenían hijas, hijos que los criaban y cuidaban, mientras que los hombres cazaban y defendían a la familia. Con el surgimiento de la agricultura y la propiedad privada, las mujeres podían cumplir los mismo roles que los hombres, de ese modo ellos se vieron en la necesidad de lograr mecanismos que les permitían controlar a las mujeres por que veían que los hombres no tenían una función específica.

Las mujeres eran temidas, consideradas poderosas por que además de dar vida y ser fértiles podían cuidar mejor la producción. De ese modo los hombres desencadenaron una serie de mecanismos principalmente respaldados por las leyes divinas hechas a la medida de los hombres para así sujetar a las mujeres.

A partir de ello se inicia la subordinación de las mujeres a los hombres y se consolida el pensamiento patriarcal que desvalora interioriza a las mujeres y les permite ejercer violencia contra ellas para consolidar su dominio y control.

Pese a ello con el paso del tiempo crece la conciencia femenina de liberación , así se inicia la batalla por las reivindicaciones femeninas. Las mujeres lucharon por obtener derechos fundamentales como:

La propiedad, el voto, educación y salud; soportaron una serie de hechos de violencia como muestra del ejercicio del poder patriarcal, legitimada socialmente y solapada para el estado.

Con la Revolución Francesa ideales “Libertad Justicia Fraternidad”, las mujeres tuvieron gran expectativa, dado que pensaban que los postulados que la revolución enarbolaba también eran para las mujeres.

(1910-1925), El Porfiriato se encuentra en apogeo en México, con una tremenda diferenciación de clases y discriminación racial. En cuanto a las costumbres que prevalecían en el seno familiar, éstas se caracterizaban por una rígida moral en todos los estratos sociales. El respeto que se profesaba “a los mayores” llegó a niveles de reverencia absoluta, tanto las esposas como las hijas y los hijos debían afecto y obediencia a los padres, a tal grado que sus órdenes no se discutían. Por ese entonces, se pensaba que “después de Dios estaban los padres”. Con el estallido de la Revolución Mexicana, la mayoría de las familias del país se vieron afectadas por este conflicto armado, ya que las numerosas batallas involucraron a una gran cantidad de hombres y mujeres quienes lucharon en los diferentes bandos. La ausencia, el desarraigo y en ocasiones la pérdida del padre era de lo más común de esta época.

En especial son las familias campesinas las más afectadas. Gracias a las demandas de las mujeres, los revolucionarios triunfantes decretaron la Ley del Divorcio en 1914, la Ley del Matrimonio en 1915 y la Ley de Relaciones Familiares en 1917.

En los años posteriores a la Revolución, la idea de paternidad apenas se vio modificada con los nuevos aires de modernidad que experimentó un reducido sector social, en estos llamados “años locos”. Uno de los cambios que se percibieron en las familias fue el nuevo papel que ganó la mujer en el medio urbano, donde se destacan sus primeras participaciones en actividades públicas. En 1923, la del estado de San Luis Potosí. Esto contrastaba con la situación de la mayoría de la población rural, la cual permanecía fiel a sus costumbres respecto al padre. Legalmente, entre 1928 y 1954, la mujer podía trabajar siempre que ello no perjudicara sus tareas en el hogar ni el cuidado de los hijos.

Para 1922 el porcentaje de divorcios registrados fue de 3%, cifra que ha ido elevándose progresivamente, en los años 80 alcanzó el 6%, y para 1990 fue del 9%, con evidentes subregistros que no incluyen abandono por parte del padre o las separaciones de hecho, que no llegaron a los tribunales.

(1930-1940), Para la vida doméstica, son importantes las medidas llevadas a cabo por el gobierno cardenista en la educación, las campañas de alfabetización y el reparto agrario, que modificaron ciertas conductas familiares. Por primera vez en la historia, en Yucatán 6 mujeres obtienen cargos de representación popular. No obstante, el modelo tradicional de padre como proveedor, jefe que controla y tomaba las decisiones en la familia, siguió imperando en esta década, mientras que la mujer se dedicaba a la casa, en un lugar subordinado. Para 1930 la fecundidad era de 6 a 7 hijas e hijos por mujer, en correspondencia con la creencia de que el tener muchos hijos era muestra de masculinidad.

La década de los cuarenta marcó el impulso de la modernización en nuestro país con la continuación del desarrollo industrial que se había iniciado en el Porfiriato. Esta segunda etapa se debió, en gran medida, a los efectos de la Segunda Guerra Mundial. La familia se vio influida por el aumento de la población urbana y el acceso a una relativa prosperidad económica

(1950-1960), Por cada mujer que trabajaba fuera de su hogar, había cuatro hombres; actualmente por cada mujer hay dos hombres en actividades económicas.

La década de los cincuenta sobresale por la gran presencia de hombres y mujeres jóvenes en las ciudades, que con su manera de pensar, sus modas y actitudes abrieron y marcaron brechas generacionales, cada vez más evidentes, que se mantendrían durante las décadas siguientes. El modelo tradicional de ser padre empezó a ser fuertemente criticado y confrontado por las hijas e hijos jóvenes en gran parte del mundo occidental. México, que se caracterizaba por ser un país con fuertes ideas conservadoras y cuya población en su mayoría era católica, no escapó a la proliferación de los llamados “rebeldes sin causa”.

La sociedad mexicana sufre cambios importantes en su estructura, ya que las mujeres comenzaron a participar en las elecciones. Primero conquistaron su derecho al voto y, posteriormente, ganaron 4 lugares en la Cámara de Diputados, situación que representó el inicio de su participación activa en la vida pública en campos que, hasta ese momento, eran del dominio exclusivo de los hombres.

Hasta 1954 la mujer no podía reconocer a un hijo natural sin el consentimiento del marido, el marido si podía hacerlo sin autorización de la mujer. En 1958, los sectores más pobres apenas captaban un 15% del ingreso nacional, mientras los más ricos obtenían el 60% del mismo, esto contribuyó al incremento de la migración, que en estos años llegó a medio millón de migrantes. En esta época existía una Ley General de Población que estimulaba el crecimiento de la misma y promovía las familias numerosas.

(1970-1980), Los sesenta años de grandes cambios socioculturales debido, entre otros eventos, a la aparición de la píldora anticonceptiva; a el auge de grupos de rock; a el movimiento hippie y a su propaganda del “amor libre y el uso de la droga”; hechos que se sumaron al desencanto y protesta mundial de los jóvenes en los movimientos sociales y por la Guerra de Vietnam. En México, significó la rebelión de los jóvenes urbanos ante un sistema represivo y antidemocrático. Dentro de este contexto, muchos jóvenes confrontaron el modelo tradicional y autoritario de ser padre, el cual, por momentos, se flexibilizó o se hizo más rígido aumentando las tensiones al interior de las familias.

Otros padres, en contraste, nunca sintieron afectados sus esquemas conservadores frente a sus hijas e hijos.

En estos tiempos, la mitad de población del país aún era rural. Actualmente sólo el 26% de mexicanas y mexicanos viven en el campo y el restante 74% en ciudades.

En la década de los setenta, la creciente presencia y protagonismo de las mujeres en los centros educativos y laborales les permitió adquirir una mayor independencia, participar e, incluso, hacerse cargo de la manutención de sus hogares. Emerge con fuerza el movimiento feminista y la lucha por la igualdad de los derechos de las mujeres. Asimismo, la posibilidad de regular su fecundidad, junto con las campañas de planificación familiar, las de educación sexual y la aparición de las primeras denuncias sobre violencia intrafamiliar, fueron factores que dieron un duro golpe a las conductas y creencias machistas y patriarcales de la sociedad mexicana, principales obstáculos para la igualdad entre mujeres y hombres. A partir de la promoción y defensa de los derechos humanos y de las mujeres, el cambio de actitud hacia una paternidad más responsable parecía inevitable, sin embargo, prevalecía la desconfianza y el desconcierto de los varones ante estos cambios.

(1990-2000), En diciembre de 1995 se promulgó la Ley contra la violencia en la familia o doméstica. El reglamento que permite la aplicación de esta ley.

Fueron concretados planes y programas de los sectores de Salud y Educación como el programa de los sectores de salud y educación como el programa de prevención de la violencia contra la mujer y la niña.

Se inició el proceso de capacitación a los administradores de justicia en el tema la violencia de género.

Se va utilizando desde 1990 y 1993 respectivamente debido a lo común que resulta la aparición de esta violencia en el ámbito familiar; además de que las leyes que penan la violencia contra la mujer suelen considerar como requisito que ésta sea esposa o mantenga con el sujeto activo una relación de análoga afectividad.

Sin embargo, en ocasiones este concepto se confunde con otros del campo semántico. El concepto ha sido denominado de forma extensiva como violencia de género desde 1993.. En esa línea se habla de estudios de género, discriminación de género, violencia de género, etc. Y sobre esa base se ha llegado a veces a extender el uso del término género hasta su equivalencia con sexo

(2000-2013), A partir de 2001, es un concepto que mantiene exclusividad en el ámbito marital.Igualmente el término violencia sobre la mujer también se ha llegado a utilizar. Sin embargo, el término de violencia doméstica engloba al resto de posibles habitantes del hogar y no sólo a la mujer como sujeto pasivo respecto del marido como sujeto activo, aunque tendría precisamente la ventaja de aludir, entre otras cosas, a los trastornos y consecuencias que esa violencia causa no sólo en la persona de la mujer sino del hogar en su conjunto. Sin embargo, en la mayoría de las legislaciones no se precisa que ambos compartan domicilio. Es por ello que la Real Academia de la Lengua recomienda el uso de violencia doméstica o por razón de sexo, utilizando el final "o por razón de sexo" para englobar aquella violencia que no pertenezca al ámbito doméstico que se realice sobre, o contra, la mujer. Sin embargo esa terminación está englobando a toda aquella violencia que se realiza por discriminación por razón de sexo por lo que jurídicamente es incorrecta.

Por un lado se está abarcando toda aquella violencia ejercida por discriminación, cuando el requisito indispensable para aplicar el marco penal de la violencia contra la mujer se corresponde con que la mujer sea esposa o análoga y exista violencia, no con que la violencia sea fruto de una discriminación (que es una agravante tradicional en el Derecho penal comparado de los Estados de Derecho). De esta forma, por un lado se está extralimitando el ámbito de aplicación al considerar toda la violencia doméstica o toda la violencia por razón de sexo, ya que se trata únicamente de la que desarrolla el hombre sobre la mujer, y por otro se está limitando el ámbito de aplicación o bien a aquella violencia que aparezca exclusivamente en el ámbito del hogar o bien a aquella que se realice por motivos de discriminación, cuando las leyes suelen recoger la violencia marital también cuando no existe convivencia en común y cuando no se realiza necesariamente por motivos de discriminación.

Para referirse a este tipo de violencia doméstica se han utilizado también términos como violencia sexista, violencia machista o violencia hembrista, generalmente por grupos y asociaciones feministas. Sin embargo, estas acepciones tratan una violencia debida a razones de discriminación por razón de sexo, algo que no es necesario para considerar que existe violencia en el ámbito del hogar.

Violencia [editar]

No siempre se ejerce por el más fuerte física o económicamente dentro de la familia, siendo con frecuencia razones puramente psicológicas (véase síndrome de Estocolmo) las que impiden a la víctima defenderse. Habitualmente este tipo de violencia no se produce de forma aislada, sino que sigue un patrón constante en el tiempo. Los principales sujetos pasivos son las mujeres, niños y personas dependientes.

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