Arte De No Enfermarse

La vida humana consiste en disfrutarla cada día, partiendo de una mente sana reflejamos una buena conciencia y por lo tanto una buena inteligencia emocional y muchas veces nos preguntamos ¿Qué es el arte de no enfermarse? Los seres humanos somos consientes de nuestros actos por ende de nuestros sentimientos o emociones, la mayoría de nosotros sabemos darle un nombre a esas emociones, pero por lo general hay muchos que no maduran ni aceptan sus cambios emocionales a los que se pueden enfrentar cada día.

Reflexionando un poco sobre la definición que nos expuesta por el Dr. Goleman, sabemos que las emociones son la capacidad de reconocer sentimientos en uno mismo y en otros, por lo tanto quien reconoce estos estados afectivos, es hábil para manejarlos y así poder trabajar con otros.

De hecho en esto radica el arte de no enfermarnos, teniendo siempre en cuenta la forma en que tomamos nuestros problemas, nuestros fracasos, nuestras actitudes, nuestras capacidades y nuestras alegrías; lograremos aferrarnos a una buena conciencia de nosotros mismos y sabiendo con certeza en qué forma actuaremos ante nuestros cambios súbitos en las emociones.

EL ARTE DE NO ENFERMARSE

La inteligencia emocional opera entre todos nosotros, todos los días del mundo, esto se traduce en interacción humana permanente y se aprecia en las capacidades, talentos y habilidades que tengan cada uno de los individuos, somos seres integrales compuestos de un cuerpo físico, mente, sensaciones, emociones y “espíritu”, inmersos en una sociedad, familia, escuela, trabajo, amigos, etc. Sin embargo cuando algo o alguien detona en esta inmercidad un desequilibrio, es decir que perciba que una de las partes que lo integran está mal, es posible que repercute en las otras y sobre todo en nuestra salud física, si nos ponemos a pensar las emociones positivas previenen muchas enfermedades, o una vez que éstas se han manifestado, contribuyen a su curación, y las emociones negativas ayudan a contraer enfermedades.

Por ejemplo, si estamos siempre preocupados por todo, terminamos afectando al estómago. Lo cual muchas veces el descuido por la realidad emocional o de la enfermedad deja de lado un conjunto creciente de pruebas que demuestran que los estados emocionales de las personas pueden jugar a veces un papel significativo en su vulnerabilidad ante la enfermedad y en el curso de su recuperación, lo que también conlleva a que algunos de los cuidados médicos modernos a menudo carecen de inteligencia emocional lo que hace que quienes se ocupan de los cuidados médicos actúan con precipitación o son indiferentes a la aflicción del paciente.

El gran cambio lo debemos hacer en la ACTITUD MENTAL, en los valores humanos día a día ejercerlos tratando de dar soluciones a los conflictos, tomando en cuenta los aspectos importantes que nos ayudaran a madurar emocionalmente y a sanar físicamente.

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