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Articulacion de saberes TRABAJO


Enviado por   •  6 de Mayo de 2018  •  Trabajos  •  2.486 Palabras (10 Páginas)  •  83 Visitas

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  2-  “Existe una pregunta, desde siempre, desde que el ser humano se enfrenta al Universo, a sí mismo, al otro (…) para comprender y comprendernos. ¿Quiénes somos?” (Araújo, 1997, pp. 13-14).

     La pregunta por la identidad atraviesa todos los ámbitos, permitiendo un abanico de reflexiones y corrientes que responden a las Ciencias Humanas.

     La sociología clínica establecida en 1980, estudia a los sujetos desde lo psicosociocultural, pues se basa en la construcción identitaria del sujeto determinada por las historias de vida del mismo, somos “sujetos sujetados por nuestra propia contextualidad social, política, económica, cultural” (Araújo, 1997, p. 16).

     A lo largo de la historia, diferentes autores han estudiado y contribuido con diferentes aportes, en la búsqueda de una respuesta a la interrogante sobre la identidad.

     G.H. Mead propone una identidad construida a partir del “self”, este forma parte del sujeto y le permite al mismo tiempo, reconocerse como objeto, lo que implica salir de sí, para examinarse y examinar al resto de las personas. Si bien se trata de un proceso mental, también es producto de un proceso social, pues se basa en la constante interacción social de las relaciones humanas.

     Por otra parte, hace referencia a “los otros significativos”, donde la construcción personal recae sobre la interacción con individuos con los que sujeto tiene mayor contacto y que influyen significativamente en su vida aportándole distintas opiniones; con los cuales puede reconocerse y diferenciarse al mismo tiempo.

     “La persona es algo que tiene desarrollo, no está presente inicialmente, sino que surge en el proceso de experiencia y la actividad sociales” (Mead, 1999, recuperado de: http://rcconsultora.blogspot.com.uy/2011/03/identidad-en-george-herbert-mead-y.html). En conjunto con esto, se podría afirmar que los individuos se encuentran sujetos a su entorno social, a su interacción con el ambiente.

     Araújo (1997) en Montevideanos: Distancias visibles e invisibles (Habitus psico-socio-culturales de la sociedad montevideana) reflexiona sobre el pensamiento de Devereux y Goffman, y nos dice que la identidad es vivida como una “caja de instrumentos”, donde cada uno de ellos compone los infinitos elementos propios de la identidad, que el sujeto elige de acuerdo a determinada situación de su vida, en relación a la sociedad y cultura en la que está inmerso. A esto se articula el concepto de “identidad estigmatizada” donde se utiliza la metáfora teatral para mostrar las distintas “fachadas” del ser multidimensionado, los distintos comportamientos presentes en una situación determinada, se trata de un “movimiento de identidades” donde aparentar ser lo que muchas veces no somos, se convierte en la principal estrategia de sobrevivencia.  

     Por otro lado, continuando con el proceso de construcción de la identidad, se encuentra el concepto de habitus, para el cual Araujo (1997) alude al pensamiento de Pierre Bourdieu, diciendo que es el “producto de toda experiencia biográfica” (p. 19), aquellas prácticas de carácter consciente e inconsciente que internalizamos a lo largo de toda nuestra existencia. Las mismas pautan y reproducen la vida y la historia de cada sujeto. “El hombre de hoy lleva en si al que fue ayer, como vivencia de su pasado que lo acompañara inexorablemente como signo y marca indeleble” (p. 20), reflexionando sobre esto, podemos decir que el sujeto es quien es, en concordancia a los sucesos ocurridos en su pasado, donde se articula el contexto socio-cultural, ya que, reiterando lo dicho por Mead, no podemos estudiarlo de forma individual, sino que también debemos tener en cuenta su lugar en la sociedad.

     Relativo a esto, Araújo (1997) plantea la idea de “enclasamientos sociales”, en los cuales los sujetos se encuentran inscriptos, y les permite diferenciarse los unos de los otros, así como los representa dentro del contexto social pautado por los distintos estilos de vida; esto enriquece el concepto de “clases sociales”, puesto que, ya no importa solamente el capital económico (pertenencias materiales y patrimonio) sino que aparece en escena el capital cultural, el mismo se construye mediante la herencia cultural, puede ser de carácter hereditario, transmitido o recibido mediante la relación con personas y objetos, también puede darse por cuestiones de gusto, en las cuales expresamos nuestras preferencias y afinidades. Cabe mencionar que este último es el principal determinante de los grupos sociales de pertenencia. “Es la línea invisible de la cultura impregnada por tal o cual vida cotidiana” (pp. 21-22).

     Aludiendo a esto, la autora propone la existencia de tres enclasamientos:

  • Dualización: se separan las clases sociales, los ricos socializan con los ricos y los pobres con los pobres.
  • Individualización: el sujeto ya no puede definirse en un grupo social, y debe reconstruirse a través de multirreferencias.
  • Exclusión social: el individuo se aísla y pierde contacto con otros en la medida que ya no pertenece a ningún grupo social estable, producto del aumento del desempleo.

     En base a esto, la “lucha de clases” se sustituye por una “lucha de lugares”, “donde unos y otros compiten por existir en el mapa social” (Araújo, 1997, p. 24).

     Desde otro ángulo, contrario a los enclasamientos sociales, surge el concepto de “desenclasamientos sociales”, los cuales generan temor, angustias, inseguridades, así como también falsas apariencias, debido que los individuos, en cierta forma, no aceptan la pérdida del capital económico, ni el posible enfrentamiento con sus “nuevos semejantes” con los que no tienen nada en común. En estas situaciones el capital cultural continua visible, lo que trae aparejado un conflicto identitario, una “neurosis de clase” como evoca Araújo desde la perspectiva de Vincent de Gaulejac, donde la persona se encuentra en un choque entre lo que fue en su pasado y lo que le toca experimentar y ser en su presente. Se generan conflictos donde la situación social se mezcla con la familiar, donde el sujeto se encuentra aturdido entre la pérdida y la necesidad de mantener su status.

Según la postura de Simone de Beauvor planteada por Araújo, somos más de los que estamos siendo en cada instante, en cada momento de nuestra vida.

     Si bien, hoy en la actualidad tenemos una idea próxima de lo que es el concepto de realidad, la pregunta por “¿Quiénes somos?” sigue siendo difícil de responder. El ser humano es un individuo que se encuentra en continuo cambio, un ser inacabado en continua construcción, “no somos sino que vamos siendo” (Araújo, 1997, p. 16). Vamos construyendo y reconstruyendo nuestra identidad a lo largo de toda nuestra vida, influenciados por el contexto social, por nuestra familia y por nuestra cultura.

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