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Autismo.


Enviado por   •  9 de Marzo de 2012  •  Informes  •  5.659 Palabras (23 Páginas)  •  422 Visitas

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A U T I S M O

Desde que Kanner lo definió en 1943, el autismo se ha presentado como un mundo lejano, extraño y lleno de enigmas.

Estas impresiones son muy claras, por ejemplo, cuando tenemos ocasión de contemplar el caso de un niño autista, filmado por sus padres semana a semana desde su nacimiento. En los primeros meses de vida no hay nada extraño en su conducta; es un niño alerta, sonriente, tranquilo y aparentemente normal en todo. Las adquisiciones motoras propias del primer año, que incluyen destrezas tan importantes como sujetar bien la cabeza, sentarse y andar, se producen en su momento y sin problemas. Pero desde los 16 meses aproximadamente, las tomas de video producen una inquietante sensación de soledad y de algo opaco, cerrado con la realidad en general y con las personas en particular. La mejor manera de describir esa sensación sería decir que se va extendiendo sobre el niño una espesa capa de soledad y silencio. A los 18 meses, sólo dos después de esas alarmas tan sutiles y difíciles de describir; el niño está decididamente solo en todas las situaciones sociales. Muchas de las filmaciones nos transmiten la sensación de que las personas han dejado literalmente de existir para él. Permanece la mayor parte del tiempo aislado y ajeno al mundo de sus padres, hermanos y familiares. Es como si hubiera cerrado sus puertas al mundo.

Esta inquietante impresión de opacidad y clausura que nos produce el niño autista, así como la impredictibilidad y soledad entre otras nos fascina porque supone un desafío para algunas de nuestras motivaciones más fundamentales como seres humanos. Las necesidades de comprender a los otros, compartir mundos mentales y relacionarnos son muy propias de nuestra especie.

Esta impresión de fascinación se expresó desde el origen del autismo, con un artículo del psiquiatra austríaco Dr. Leo Kanner, en el cual describió de modo tan penetrante y preciso las fascinantes peculiaridades del autismo, que esta definición del autismo es, en esencia, la que se sigue empleando actualmente. Posteriormente en 1944, el médico vienés Dr. Hans Asperger; desconociendo el artículo de Kanner, publica uno propio que destacaba las mismas características principales señaladas por Kanner, pero Asperger incluía una especie de síntesis de ideas educativas. Sin embargo, los intereses educativos de Asperger no fueron dominantes en los primeros veinte años de estudio y tratamiento del autismo, pues Asperger fue prácticamente desconocido fuera de círculos restringidos de habla alemana y sus artículos fueron traducidos tardíamente al inglés.

Podemos diferenciar tres épocas principales de estudio del autismo. En la primera época de estudio (1943-1963) se culpó a los padres de ser incapaces de proporcionar el afecto necesario para la crianza, produciendo una alteración grave del desarrollo del niño. Es decir, se consideraba al autismo, un trastorno emocional producido por factores emocionales o afectivos inadecuados en la relación del niño con las figuras de crianza. Luego, en la segunda época (1963-1983) se fue abandonando la hipótesis de los padres culpables y se encontraban los primeros indicios claros de asociación del autismo con trastornos neurobiológicos. Ese proceso coincidió con la formulación de modelos explicativos del autismo que se basaban en la hipótesis que existía alguna clase de alteración cognitiva que explica las dificultades de relación , lenguaje, comunicación y flexibilidad mental. En estos años, la educación se convirtió en el tratamiento principal del autismo, creándose centros educativos dedicados específicamente al autismo. En la tercera etapa, es decir en los últimos años, se han producido cambios importantes, principalmente en el enfoque general del autismo, considerado desde una perspectiva evolutiva, como un trastorno del desarrollo; ha evolucionado la educación de los autistas, se han integrado nuevos temas de interés como los adultos autistas y diversos estudios psicológicos, neurobiológicos, estudios de genética, investigaciones neuroquímicas, la exploración citológica, la neuroimagen, la electrofisiología, etc., han permitido descubrir alteraciones que cada vez nos acercan más al desvelamiento de las posibles causas del autismo.

DEFINICIÓN DEL AUTISMO Y DE LOS TRASTORNOS PROFUNDOS DEL DESARROLLO

La definición del autismo ofrecida por Kanner en 1943 sigue estando vigente actualmente con sus tres núcleos de trastornos: (1) trastorno cualitativo de la relación, (2) alteraciones de la comunicación y el lenguaje y (3) falta de flexibilidad mental y comportamental. Esas son las tres dimensiones que se incluyen en las definiciones diagnósticas más empleadas.

La clasificación más utilizada, la del D.S.M.-IV, diferencia entre el trastorno autista -que equivale al Síndrome de Kanner- y el trastorno de Asperger. El primero se asocia en un 75% de los casos con retraso mental. El segundo, que se diferencia principalmente porque no implica limitaciones o alteraciones formales del lenguaje, se acompaña de cocientes intelectuales en la gama normal. Además de estos síndromes, en los "Trastornos Profundos del Desarrollo" se incluyen otros. El "Trastorno de Rett", el "Trastorno Desintegrativo de la Niñez" y los "Trastornos Profundos del Desarrollo (T.P.D.) No Especificados", que incluyen el concepto ambiguo de "autismo atípico".

1. TRASTORNO AUTISTA

CUADRO Nº1: CRITERIOS DIAGNÓSTICOS DSM-IV DEL TRASTORNO AUTISTA

A.- Para darse un diagnóstico de autismo deben cumplirse seis o más manifestaciones del conjunto de trastornos (1) de la relación, (2) de la comunicación y (3) de la flexibilidad. Cumpliéndose como mínimo dos elementos de (1), uno de (2) y uno de (3).

1.- Trastornos cualitativos de la relación, expresados como mínimo en dos de las siguientes manifestaciones:

a) Trastorno importante en muchas conductas de relación no verbal, como la mirada a los ojos, la expresión facial, las posturas corporales y los gestos para regular la interacción social.

b) Incapacidad para desarrollar relaciones con iguales, adecuadas al nivel evolutivo.

c) Ausencia de conductas espontáneas encaminadas a compartir placeres, intereses o logros con otras personas (por ejemplo, de conductas se señalar o mostrar objetos de interés).

d) Falta de reciprocidad social o emocional.

2.-

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