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CAPITULO 1 EL TRAUMA Y LO PSIQUICO


Enviado por   •  9 de Abril de 2018  •  Documentos de Investigación  •  8.331 Palabras (34 Páginas)  •  177 Visitas

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                              CAPITULO 1

EL TRAUMA Y LO PSIQUICO

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  • ¿QUE ES TRAUMATICO?

Se considera un trauma psíquico a aquellos acontecimientos que pueden ser sucesivos, acumulativos, o diferidos en el tiempo, y articulados por una significación personal o simbólica de los mismos, que desbordan la capacidad del sujeto para poder procesarlos psicológicamente.

Debido a un aflujo de excitación externa elevada, que irrumpe sorpresivamente para el sujeto, y perfora la protección anti estímulo, quien se ve imposibilitado de ligar psíquicamente esas cantidades de energía psíquica abrumadoras para su mente.

En otras palabras, el individuo afectado no puede representar psicológicamente aquellos estímulos que han irrumpido en su psiquismo. Esto significa que no encuentra las palabras adecuadas para verbalizar lo sucedido, que no puede recordar determinados fragmentos del acontecimiento perturbador, o que su mente dispara cantidades de recuerdos fragmentados ya sea en forma de imágenes o sensaciones que no pueden ser articulados en una narrativa bien armada o del todo inteligible, que no puede darle figurabilidad psíquica a sensaciones y reacciones somáticas que surgen al recordar el o los acontecimientos que a posteriori devinieron traumáticos.

 En este sentido, subrayo la idea que lo traumático no se caracteriza necesariamente por el evento en sí mismo (aunque hay diversos cuestionarios diagnósticos que evalúan el impacto de los denominados “traumas universales” como la pérdida repentina y absurda de un ser querido, el haber sido víctima de un atentado terrorista o de una catástrofe natural como un tsunami), sino por la combinatoria entre la potencia traumatogénica del mismo, por su cualidad violenta, y la imposibilidad del individuo de procesarlo, asimilarlo e integrarlo en su psiquismo.

La Teoría del Apego ofrece un provechoso punto de partida para comprender el impacto del trauma. El trauma activa el sistema de apego, como lo señalara John Bowlby , el trauma inhibe la exploración y activa los lazos afectivos. Nos sentimos angustiados y queremos que nos abracen. 

En 1944, Bowlby, basándose en la biografía de 44 ladrones juveniles, realizó un estudio retrospectivo cuyos resultados le llevaron a afirmar que las relaciones tempranas alteradas constituyen un importante factor en la génesis de la enfermedad mental. Realizó investigaciones acerca de las consecuencias que la institucionalización tiene sobre el desarrollo psicológico de los niños (Bowlby, 1951). Observó que niños que habían sufrido una seria deprivación desarrollaban los mismos síntomas que había observado en los ladrones juveniles carentes de afecto.

Posteriormente, Robertson (Terapeuta del equipo de la Tavistock ) llevó a cabo una serie de filmaciones en niños cuya edad estaba comprendida entre los 14 y los 18 meses, en las que mostró el impacto producido en los bebés debido a la separación de sus padres (Robertson, 1962).Allí demostraron las regresiones que se pueden producir en un niño cuando la separación es traumática y genera vivencias de abandono.

 Bowlby, a partir de las observaciones de Lorenz ( Etologo,1935) con animales jóvenes, concluye que el infante humano llega al mundo predispuesto a participar en la interacción social; algo que es indiscutible en la actualidad debido a las aportaciones de los teóricos del desarrollo Actualmente existe un acuerdo en la designación de los elementos clave de la conducta de apego, son conductas encaminadas a llamar la atención del cuidador, dichos comportamientos permiten al niño acercarse al cuidador ya  que tiene más posibilidades de sobrevivir si está cerca de un adulto y, posteriormente, este sistema le facilita el desarrollo de una organización interna estable.

Pensaremos por lo tanto  que lo traumático es fundante del sujeto, no hay acceso a la alteridad, no hay posibilidades de discriminación yo –objeto, no sería posible la subjetivación, ni proceso alguno de historización, que no ancle en el vínculo con el otro y en los límites que ese otro tiene para el sujeto en desarrollo. Hay una frustración necesaria, una opacidad en el encuentro, que “obliga” a constituirse como otro distinto.

Esto sería lo traumático estructural, violencia primaria al decir de Piera Aulagnier

El otro auxiliador no “es”, no “está” todo lo que la omnipotencia y el desvalimiento del bebé “necesitarían” y además lo erotiza sin “saberlo”, esto forma estructura psíquica,  establece diferencias, implica pérdidas pero también potencialidades, motor de búsqueda y de re significación.

El contacto con el mundo, cualquiera sea él, va a ser generador de cambios en el psiquismo del niño. Los logros, las pérdidas, el contexto cultural que lo envuelve en su más amplio sentido, van a producir efectos, cambios, formas nuevas de ver el mundo. A esto nos referimos cuando hablamos de trauma como estructurante.

Otra situación sería la de los traumas precoces que generaron desestructuración, serían huellas que no fueron retranscriptas adecuadamente.

Vemos en la clínica situaciones que hacen pensar en el vacío, o en la explosión: pacientes que actúan sin cesar, poniéndose en riesgo de vida en forma permanente, produciendo desencadenamientos somáticos de gravedad, que parecen no tener anclaje, no encontrando, muchas veces, la forma de ponerles dique; esa misma clínica nos muestra una y otra vez que aunque no lo encontremos, ni logremos su traducción hay restos traumáticos desorganizados, fragmentados y Las angustias innombrables, los padecimientos de la repetición, los vacíos y los cuerpos enfermos, nos dicen mucho de las  marcas de los primarios encuentros en intimidad, cargados de no deseo, de posiciones subjetivas del objeto materno ya sea como destrucción, odio o indiferencia.

Sin duda esto nos vuelve la mirada hacia el problema de la representación y la simbolización.

La falla estaría en la posibilidad de establecer una cadena representacional a través de la ligazón con la palabra, que permita la tarea de resignificación imprescindible en la elaboración psíquica.

Esto estaría vinculado a fallas en el encuentro con el otro, deseos de muerte, odio del otro significativo, lo que dificulta la constitución subjetiva y deja al niño en una situación de

Indiscriminación, de confusión, donde lo traumático desestructurante tiene su lugar. 

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