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CARACTERISTICAS DE UN ESTRATEGA


Enviado por   •  2 de Octubre de 2014  •  2.319 Palabras (10 Páginas)  •  530 Visitas

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LA ACTITUD ESTRATÉGICA

Rodeloy Castellanos Cruz (CV)

Grupo Empresarial GMG, Cuba.

castellanos@gmg.co.cu

“Ver después no vale, lo que vale es ver primero y estar preparados”

José Martí

RESUMEN: Un estratega interroga a la vida. Cuenta con cierto carisma fascinante, nos seduce justo lo que le hace diferente a la media: no está conforme, espera más, está seguro de sí, busca buenas preguntas en cualquier parte y, fundamental, ha asumido que le toca a él y a nadie más construir el futuro que sueña y le apasiona. Conocer el perfil de un Estratega constituye una excelente guía a consultar ante las inevitables bifurcaciones de la vida, privada y empresarial, nos plantea metas de desarrollo y una eficaz retroalimentación respecto a nuestro desempeño habitual.

Palabras clave: Estrategia, Actitud Estratégica, Personalidad, Empresa

Para citar este artículo puede utilizar el siguiente formato:

Castellanos Cruz, R.: “La Actitud Estratégica" en Contribuciones a la Economía, julio 2007. Texto completo en

http://www.eumed.net/ce/2007b/rcc-0707.htm

1. Actitud Estratégica

La gran mayoría de los trabajos que podemos encontrar sobre Estrategia abundan en consideraciones sobre cómo competir con mayor eficacia, qué variables intervienen y definen este proceso, pero es un hecho que pasan por alto con bastante frecuencia la figura del Estratega y su distintiva personalidad. Podríamos contar las excepciones, una de las más notables y recientes quizás desde el mundo académico: “La Mente del Estratega” (1990) de K. Ohmae.

Por supuesto, donde quiera que el pensamiento científico deja una brecha, allí se instala el arte y es así como encontramos múltiples acercamientos al estratega en excelentes biografías sobre Genghis Khan, Alejandro Magno, Julio Cesar, Mao Tse Tung, y tantos líderes y caudillos que marcaron la historia universal.

Más cercanos al Caribe y dentro del propio decursar de nuestra historia también sentiremos el impacto de un Simón Bolívar, un Emiliano Zapata, Máximo Gómez, Antonio Maceo, José Martí, Che, Fidel… la lista sería francamente interminable. Todos han grabado emotivas hazañas, momentos difíciles, profundos avatares espirituales, iniciativas creadoras, visiones compartidas generadoras de nuevas realidades, escenas que desembocan en un perfil psicológico característico que la literatura sobre estrategia descuida más de una vez.

Por todo esto es importante comenzar nuestro andar hacia la Gestión Estratégica examinando un modelo posible del estratega que a la vez posibilite revisar nuestro desempeño y plantearnos metas de desarrollo. Necesitamos reconocerlo, sin la actitud correcta seguramente seremos un estorbo cuando se intente proyectar estratégicamente la empresa. La mente del estratega ya superó prejuicios, lamentos, indecisiones, también la baja disposición al riesgo o el no querer soñar. Un estratega interroga a la vida. Cuenta con cierto carisma fascinante, nos seduce justo lo que le hace diferente a la media: no está conforme, espera más, está seguro de sí, busca buenas preguntas en cualquier parte y, fundamental, ha asumido que le toca a él y a nadie más construir el futuro que sueña y le apasiona. La gran mayoría de las personas, en cambio, tienden a esperar que las cosas pasen, no se conocen lo suficiente ni se encuentran lo suficientemente entusiasmadas por su destino.

2. Examen del prototipo de un estratega [1]

“¿Cómo podríamos pensar en actuar como un estratega sin mirar a lo lejos, a lo ancho, a lo profundo; tomar riesgos, pensar en el hombre?... Contemplando el futuro se transforma el presente” (Berger, 1964. Cit. por Godet, p. 9)

Para G. Berger el futuro se convierte en la razón de ser del presente. Esa es la actitud distintiva del estratega, que no mira sólo al aquí y ahora, el corto plazo, sino que todo gana sentido cuando se enfoca en la distancia. El estratega básicamente está enfrascado en conquistar el futuro.

Se aprecia que hablar de estrategas es hablar de un cambio de actitud importantísimo. Para quien, por causa de la educación e instrucción recibida, experiencias, estímulos, cultura, etc., su estilo de pensamiento es más bien tradicional, esta Actitud Estratégica viene a ser una verdadera revolución mental, un cambio de paradigma que le convertirá en una persona más plena, ante todo, porque percibirá que ha recuperado el control, que vale la pena comprometerse, que comprende las circunstancias que le rodean y la vida es un desafío apasionante donde es factible declararse optimista. Un pensador estratégico, además de mirar al frente, tendrá siempre una Percepción en Secuencia. Como una tira cinematográfica visualiza el desenvolvimiento de los acontecimientos, cuáles serán sus actuaciones sobre la marcha, encadena una acción a otra buscando provocar el efecto deseado. Sus acciones se caracterizan por apoyarse mutuamente. Podríamos decir que en su juego no hay piezas aisladas.

Por otra parte nos llamará siempre la atención, cuando nos aproximamos a la personalidad e historia de un estratega, esa cualidad suya, casi felina, que denominamos Discreción, la reserva con que actúa, el enigma que representa para nosotros. Habitualmente compartimenta la información relevante y la pone a circular en el momento y nivel justo. La estrategia no es posible si es conocida o copiada por la persona equivocada. De un estratega auténtico veremos la táctica, pero nunca, a menos que nos lo explique, el sentido último de sus movimientos, sus Objetivos Estratégicos.

Las metas del estratega usualmente estarán asociadas a caminos por recorrer largos y accidentados, caminos que para él se hacen al andar, recordando la canción. En ese transito el estratega auténtico nos muestra otra importante fortaleza: su Adaptabilidad. Se detiene a menudo y percibe la gama de alternativas posibles, sopesa los costos y beneficios de cada una, "¿qué pasaría sí...?", “¿cuál sería el mejor curso de acción…?”.

Interesante y difícil es esta habilidad para acomodarse a la situación haciendo renuncia a veces al propio ego; una destreza que se conoce de antaño (Sun Tzu, El Arte de la Guerra, 500 años a. C.) pero que pocos desarrollan. La forma de pensar y proceder de un estratega no es estática ni predecible. Es tan flexible que puede llegar a confundir a los competidores y actores en general del escenario

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