CEREBRO CREATIVO Y LÚDICO
sonicxti25 de Noviembre de 2013
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PALABRAS CLAVE: Lúdica, Creatividad, Moléculas de la emoción, Endorfinas, Cerebro, Homeóstasis, Neuroplasticidad, Cognición.
RESUMEN
El cerebro humano es un órgano biológico y social, encargado de todas las funciones y procesos que tienen que ver con el pensamiento, la creatividad, la intuición, la imaginación, la lúdica, las emociones, la conciencia y otra infinidad de procesos cognitivos y cognoscitivos que le permiten al cerebro ser un sistema creativo y altamente complejo, encargado de elaborar y reelaborar cosas nuevas a partir de las experiencias que tienen los sujetos con su entorno-lúdico- social-cultural. En síntesis, el cerebro humano es un órgano dotado de habilidades para pensar, actuar, percibir, aprender, saber y amar.
INTRODUCCIÓN
Para nadie es un secreto que aprendemos con mucha facilidad aquello que nos produce goce y disfrute, a través de herramientas lúdicas de aprendizaje, ojalá acompañadas por el afecto y la comprensión que requiere el acto educativo. De esta forma natural los alumnos se acercan más al conocimiento y a la felicidad que producen dichos eventos. Para Rodolfo Llinás “Al cerebro lo que más le encanta es entender” (2008). Desde esta perspectiva la Educación debe ser interpretada como un proceso lúdico para fomentar la cooperación y la solidaridad, especialmente en el desarrollo de actitudes compasivas y altruistas, y no de procesos de carácter competitivo – conductual, en los cuales la utilización de modelos de comunicación unidireccionales originan que la escuela se convierta en un espacio de tedio y aburrimiento, el cual no es propicio para el aprendizaje y mucho menos para la comprensión. Es preciso insistir que la función de la Educación es guiar la transformación del niño en persona adulta, que desarrolle acciones responsables para una determinada sociedad, para lo cual no es necesario un cambio de paradigma, sino un cambio de actitud del maestro desde una concepción lúdica – creativa.
LUDICA Y CREATIVIDAD
La lúdica debe de ser comprendida como experiencia cultural y no solamente ligada al juego. Ahora bien, las experiencias lúdicas son dimensiones transversales que atraviesan toda la vida, no son prácticas, no son actividades, no es una ciencia, ni una disciplina, ni mucho menos una nueva moda, sino que es un proceso inherente al desarrollo humano en toda su dimensionalidad psíquica, social, cultural y biológica. Por consiguiente, la lúdica está ligada a la cotidianidad, en especial, a la búsqueda del sentido de la vida y a la creatividad humana.
Es necesario resaltar que los procesos lúdicos, son una serie de actitudes y de predisposiciones que atraviesan toda la corporalidad humana. Podríamos afirmar que son procesos mentales, biológicos, espirituales, que actúan como transversales fundamentales en el desarrollo humano. Por otra parte, estos procesos son productores de múltiples cascadas de moléculas de la emoción, que invaden toda nuestra corporalidad, produciendo una serie de afectaciones cuando interactuamos espontáneamente con el otro, en cualquier tipo de actividad cotidiana que implique actividades simbólicas e imaginarias como el juego, la chanza, el sentido del humor, la escritura, el arte, el descanso, la estética, el baile, el amor, el afecto, las ensoñaciones, la palabrería. Inclusive, todos aquellos actos cotidianos como “mirar vitrinas”, “pararse en las esquinas”, “sentarse en una banca”, son también lúdicos. Es necesario aclarar al respecto que lo que tienen en común estas prácticas culturales, es que en la mayoría de los casos, actúan sin más recompensa que la gratitud y la felicidad que producen dichos eventos.
Las experiencias culturales ligadas a la lúdica, a nivel biológico, son las que producen mayor secreción a nivel cerebral, de sustancias endógenas como las endorfinas. Estas moléculas mensajeras según la neurociencia, se encuentran estrechamente asociadas con el placer, el goce, la felicidad, la euforia, la creatividad, que son procesos fundamentales en la búsqueda del sentido de la vida por parte del ser humano.
EXPLORANDO LOS INICIOS
Las experiencias creativas y lúdicas del ser humano se inician desde el ambiente intrauterino, específicamente cuando el “niño intrauterino” juega con el cordón umbilical, con sus manos, con el ritmo de su cuerpo, cuando patalea al unísono con la voz de la madre, y especialmente, cuando se ríe en forma espontánea dentro del vientre materno.
Las Ciencias médicas en los últimos años ofrecieron evidencias tan sorprendentes como las obtenidas a través del sistema 4D (Ecografías de alta resolución en tiempo real), en las cuales se observaron que a las once semanas el niño intrauterino podía patalear, saltar, caminar, bostezar, estirarse, y otra serie de actividades motrices que se encuentran en período de observación y de investigación. Posteriormente (5 semanas más), su comportamiento neurolúdico se vuelve mucho más complejo, a medida que se va desarrollando el sistema nervioso (a la quinta semana ya posee los dos hemisferios), y el niño intrauterino comienza a tener una serie de comportamientos intelectivos y lúdicos como rascarse, llorar, tener hipo, succionar sus dedos (fase oral). Todos estos comportamientos biológicos y lúdicos demuestran que el niño intrauterino en esta fase primaria no necesita tener un sistema nervioso totalmente evolucionado (al quinto mes, este sistema se encuentra completamente desarrollado), para poder actuar como un ser cognitivo y cognoscitivo, y no como una tábula rasa como lo argumentan algunos psicólogos y psicoanalistas.
De esta forma natural se encuentra en capacidad de captar, almacenar, procesar, y memorizar información de su medio interno como los sonidos del corazón de la madre, los sonidos peristálticos, del flujo sanguíneo, de los pulmones y del movimiento del líquido amniótico. También otros sonidos como los del medio externo son fundamentales para su desarrollo cognitivo, especialmente aquellos que tiene que ver con la voz de la madre cuando esta le habla o le susurra canciones de cuna. Lo cognitivo desde esta perspectiva se encuentra ligado a la vida celular y al intercambio de moléculas de la emoción, que inundan al ser humano desde las primeras fases embrionarias. De hecho, una simple célula como los linfocitos, se encuentra en capacidad de ser creativa según la Neurociencia.
Para la Inmunología, los linfocitos tienen la capacidad de aprender muchas cosas ya que al almacenar información a nivel celular pueden elaborar programas y sintetizar citoquinas y hormonas que controlan el funcionamiento de otras células. De esta forma fascinante una simple célula tiene la capacidad de reconocer agentes patológicos externos (virus, bacterias, hongos, etc.), que entran al organismo (memorizan), tienen también la capacidad de enseñar a las células vecinas esta fase, para poder iniciar en forma creativa y cooperativa un proceso de control de la enfermedad. Básicamente los linfocitos, pueden percibir, memorizar, aprender, enseñar y crear; en pocas palabras actúa en forma inteligente como un pequeño cerebro circulante que viaja por el torrente sanguíneo, gracias a los fluidos producidos por las glándulas linfáticas. Para Fritjof Capra: “El cerebro no es en absoluto la única estructura involucrada en el proceso de cognición. En el organismo humano, al igual que en el de todos los vertebrados, el sistema inmunológico, está siendo reconocido, cada vez más como una red tan compleja e interconectada como el sistema nervioso“(1999:288). De igual forma, para Francisco Varela es necesario comprender el sistema nervioso e inmunológico como dos sistemas cognitivos de carácter interactivo, es decir, como dos cerebros en constante diálogo. Recordemos que tanto para este autor como para Bateson, la cognición es un proceso ligado a la vida y no un procesamiento de información o manejo de símbolos a partir de reglas como muchas teorías lo plantean actualmente. Es así como la actividad mental es inmanente a la vida misma, lo que hace que todo ser vivo sea cognitivo.
También es necesario precisar que la creatividad y el mundo de las emociones humanas tienen una estrecha relación con el mundo de la lúdica y del juego. No obstante, cabe destacar que las emociones no solo son impulsos, sino que se encuentran diseñadas para reforzar químicamente la memoria a largo plazo. Desde este enfoque, el aprendizaje puede considerarse como un proceso cultural y bioquímico, en el que diminutas células cerebrales (neuronas), elaboran nuevas conexiones entre sí (sinapsis), alterando de esta forma al ser humano a nivel biológico y síquico.
Lo anterior se debe a que nuestros procesos mentales (pensamientos, emociones), se transforman en moléculas, es decir, todos los procesos cognitivos, inclusive, los psíquicos, se convierten en sustancias orgánicas que viajan por el sistema nervioso (neurotransmisores), por el sistema endocrino (neurohormonas) y por el sistema inmunológico (neuropéptidos). De esta manera se origina un proceso de autorregulación o de equilibrio homeostático, el cual, si es perturbado por una problemática de orden mental – psíquica o un proceso de estimulación de carácter negativo y reiterativo, se origina la enfermedad o el problema de aprendizaje.
EL PEQUEÑO CEREBRO
Al nacer el niño ya se encuentra equipado con cien mil millones de neuronas, las cuales no aumentan en la vida adulta, por el contrario, decrece su número. Sin embargo, en el momento del parto el cerebro del bebé pesa alrededor de 360
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