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CLASE 28 DE MARZO 2016

Bib RangelApuntes3 de Junio de 2018

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CLASE 28 DE MARZO 2016

Cuando un niño llega a un consultorio existen interrogantes que giran en torno a tres cosas:

 

  1. Las especifidades del trabajo con niños: como se juega la transferencia, la cuestión del síntoma y qué es lo que se entiende por éste y la demanda. Depende desde que teórico estemos actuando y trabajando para poder dar respuesta a estas preguntas.
  2. Las intervenciones analíticas: Tienen que ver con las intervenciones del analista dirigidas a los padres y a los niños. Debemos hacer puntuaciones, construcciones, escanciones (sin confundir con tiempo corto, interpretaciones (al sentido, cita textual, performativa en acto)
  3. Dirección de la cura: principios  y valores que rigen el trabajo con los niños, ¿para qué trabajamos con niños? ¿cuál es la finalidad del trabajo analítico con ellos? Debemos restituir el valor transferencial que uno de los padres ha dejado caer; Beatriz Aguad, Rodulfo: la finalidad del trabajo con niños es la construcción del síntoma del niño. Podemos encontrar palabras clásicas a las cuales se enfrenta el trabajo con  niños: cuál es la función de las primeras entrevistas con los padres y los niños (son para localizar dos elementos: si hay una demanda, plantear fragmentos del mito familiar: ubicar las coordenadas del caso en el cual nos vamos a mover, intentar establecer lo que llamamos diagnóstico. Cómo se deben formalizar las intervenciones del analista, se arma a través de la lógica del nudo borroneo. Cómo podemos hacer intervenciones en el registro real, imaginario y simbólico. Qué es una intervención. Cómo y cuándo incluir a los padres. Qué función tiene el juego, el dibujo, la mímica, lo ficcional, títeres, cómo leer el juego, sobre qué tipos de aspectos intervenir, cuándo permitir al niño seguir el despliegue de un juego y cuándo intervenir. En qué pongo mi atención, en el contenido del juego o la función del jugar, cuándo debo proponer un juego

NO podemos dejar de lado el estudio de estas preguntas, y debemos ver cómo cambian a partir de cómo llega el niño.

Desde el origen del trabajo del niño existe … que puntuar las marcadas diferencias a la hora de intervenir analíticamente con un niño, entre estas diferencias las más relevantes está el debate en torno al lugar de los padres y qué posición va a tomar el analista respecto a esto, tampoco hay acuerdo en si debemos intervenir con ellos o no, y si decidimos que sí tampoco hay acuerdo en la limitación o el alcance de tal operación, y una de las importantes al jugar, hay varias posturas sobre si se debe o no jugar y si el juego se descifra, o si el asento recae en el acto mismo de jugar.

ALBA FLESBI EL; NIÑO EN ANÁLISIS Y LAS INTERVENCIONES DEL ANALISTA

La primer parte aborda las cuestiones de:

  1. las personas que no vienen por sí mismas al trabajo analítico, alguien que es llevado por otro tiene las capacidades para tomar en análisis con la persona.

Presencia de los padres, el lugar que los padres tienen en el trabajo analítico con los niños, pues son ellos quienes hacen el pedido formal, son los que pagan, son los que tienen la posibilidad de interrumpir los trabajos analíticos. Cuando los padres llevan al niño es porque uno ha atendido cosas presentes con los padres, pues les cuesta mucho que los mismos hijos mejoren. También tiene que ver con la demanda, si es la demanda de los padres y la demanda del hijo, pues no es lo mismo. También hay diferentes tipos de padres, y es importante esta presencia de los padres no sólo porque ellos hacen el pedido, sino porque atañe a una cuestión transferencial.

Acercándose a las publicaciones de los analistas que han hecho trabajo con niños, para leer sus intervenciones clínicas, no tanto sus explicaciones teóricas.

Freud expresó que las personas que no venían por sí mismo carecían de los requerimientos indispensables para aplicar el análisis propiamente dicho, lo que le falta a los sujetos que no llegan por sí mismos a pedir un tratamiento son tres cosas (1912):

  • La conciencia de enfermedad
  • La resolución espontanea
  • La voluntad de curarse

Los padres demandan que curemos a sus hijos, pero qué entienden esos padres por un hijo sano. Casi siempre es uno que no presente dificultades, que no provoque si no contento, es parte de volverse adulto el enfrentamiento de los padres, que los padres sean autoritarios pero que permitan.

A veces el médico puede lograr el establecimiento del niño, pero tras el tratamiento el niño emprende su propio camino y los padres pueden quedar más insatisfechos. No es indiferente que un individuo llegue a análisis por sí mismo o por los otros que lo llevaron, pues estos quieren algo que no necesariamente va a producirse en la persona de análisis. Las demandas son distintas. Nosotros debemos de espantarnos de la cantidad de consultas psíquicas que se realizan en un niño, porque nos dan una función de ortopedista.

Ana Freud plantea que debe haber un período introductorio donde se pretende lograr eso que le falta al niño aparezca, la cual se vuelve una intervención teórica.  Melanie Klein dice que ni los que llegan por su propia voluntad tienen esto, (conciencia de enfermedad, resolución espontanea, voluntad de curarse) pues ni siquiera existe.

Lo que realmente le interesa a Ana F. en la clínica es donde funda entonces su intervención es: si la decisión de analizarse nunca parte del niño, entonces hay que tomar muy en cuenta la actitud que adopta al niño al iniciar la labor analítica, esa es la intervención clínica.

  1. Intervenciones analíticas: Tenemos que intervenir en dos lugares, padres e hijos.

  • Hay un plural, pero también juega con la idea del plural para decir que no hay una sola manera valida de intervenir con niños.
  • A partir de las dudas que se generan por las intervenciones que realizamos, cómo saber si hicimos bien: en el a posteriori cuando a la siguiente sesión observamos que algo se produjo, en el caso por caso, pero también por la plataforma de formación que tengo, que abarca un saber referencial y textual.
  • Por los que se entiende por dirección de la cura, no dirigimos una vida. Cuál es la lógica y no sólo la retórica en las que se asientan las intervenciones del analista. La lógica de la dirección de la cura es a partir del nudo borromeo.

Implica un posicionamiento teórico en cuanto el plural indica que no hay una intervención plural. El plural significa la descentralización de que haya un modo único con la que opera el analista. El analista puede intervenir desde lo real, simbólico e imaginario, y ninguno de estos ejes de intervención es más importante que otras.

La intervención analítica va dirigida a dos lugares diferentes, con los padres y con los niños. Pero fundamentalmente apunta a desmitificar el uso de una intervención única, también apunta a que el analista puede puntuar, escandir, construir, interpretar (sentido, cita, acto), esto implica una lógica serial, una diversidad de operatorias con las que cuenta el analista para poder intervenir, pero también la pluralidad también refiere a una lógica de estructura, una lógica que tiene su sostén en la existencia del nudo borroneo, y que esa lógica implica que nosotros nos posicionemos en el hecho de que no podemos decir que lo hacemos de cualquier manera, que vamos por la libre.

Las intervenciones sólo nos permiten saber si hicimos bien o no, retroactivamente o por caso a caso, pero fundamentalmente nosotros debemos saber si hicimos bien o hicimos mal, porque el analista debe saber lo que hace, porque es él quien dirige la cura.  Se debe saber sostenido en la formación como clínica.

La dirección de la cura se da a partir de tres vías

  1. Supervisiones
  2. Análisis personal
  3. Formación teórica y referencial, es la que nos da un saber referencial que es diferente al saber textual, es parte de nuestra formación como clínicos.

Esta formación del analista nos da cuenta de dos saberes, el saber referencial y el saber textual.

SABER REFERENCIAL. Saber que pretende decir algo sobre equis cosa, qué es lo que nos enseñan. La manera en la que nos transmiten el conocimiento. Saber cuestiones teóricas. No debemos tener el saber referencial ya pre-establecido, ni de pretensión. No hay que convertir nuestro saber referencial en la totalidad sin permitirnos escuchar la verdad del paciente. El saber referencial nos enseña a dirigir una cura.

SABER TEXTUAL. Saber del inconsciente es del orden de la realización en acto de las cosas que leemos, es un saber que tiene que ver con lo literal, se refiere a cómo está la disposición de las letras en el campo de la verdad del sujeto que estamos atendiendo. El clínico no sabe desde ya cuáles son los antecedentes del sujeto que atendemos, esa formación del analista.  

¿Cómo saber si hicimos bien o no? El saber hacer de las intervenciones se apuntala en que el analista debe tener una formación que le posibilite dirigir una cura, que le da cuenta del surgimiento de dos tipos de saberes, referencial y textal. Dirigir una cura no es dirigir la vida del paciente, implica que el analista conduce la cura acorde a un saber formativo que él tiene, no deja a la deriva lo que ocurre en el análisis. Mientras que dirigir una vida implica decirle que haga, en nombre de una priori o moral, o teórica. Hay que respetar la singularidad de la historia que tenemos allí enfrente

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