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CLASES NATURALES, CLASES HUMANAS E HISTORICIDAD Kurt Danziger


Enviado por   •  28 de Enero de 2014  •  2.905 Palabras (12 Páginas)  •  1.093 Visitas

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CLASES NATURALES, CLASES HUMANAS

E HISTORICIDAD

Kurt Danziger

Fuente: Danziger, K. (1999). Natural Kinds, Human Kinds, and Historicity. In: W. Maiers, B. Bayer, B. Duarte Esgalhado, R. Jorna, & E. Schraube (eds.) Challenges to theoretical psychology (pp. 78-83). Ontario: Captus Press Inc.

[Traducción: María Cecilia Aguinaga. Cátedra: Psicología I – Facultad de Psicología - Universidad Nacional de La Plata. 2010]

RESUMEN: La investigación y la teoría psicológicas dependen de un conjunto de fenómenos psicológicos incluidos dentro de categorías específicas. Tradicionalmente, estas categorías han sido tratadas como reflejos aproblemáticos de divisiones reales dentro del mundo natural, esto es, como clases naturales. Sin embargo, los estudios históricos tienden a mostrar que las categorías psicológicas varían con el tiempo y que estas variaciones preceden más que suceden los hallazgos empíricos. Esto sugiere que deberíamos pensar acerca de tales categorías no como clases naturales sino como lo que algunos filósofos están empezando a llamar “clases humanas”. Aquí se abordan la naturaleza y las implicaciones de esta distinción.

Quiero comenzar haciendo una distinción entre dos clases de teorizaciones que tienen lugar en la psicología - y en cualquier otra ciencia, en realidad. Generalmente, cuando hablamos de teorizaciones nos referimos a una actividad que involucra explícitamente proposiciones formuladas, supuestos explícitamente articulados y usualmente modelos claramente descriptos. Sin embargo, existe otra clase de teorización que continúa invisibilizada y permanece generalmente detrás de la escena. Es esta segunda clase de teorización respecto de la cual quiero hablar. En particular, quiero centrarme en ciertos presupuestos que son construidos dentro de la red de categorías que los psicólogos suelen definir como el tema de su práctica científica y profesional.

No se pueden formular teorías psicológicamente relevantes si no se utilizan categorías psicológicas. Tampoco se pueden comunicar las propias observaciones empíricas sin recurrir a la red de categorías psicológicas preexistentes que definen qué es aquello que se está observando. Para ser psicológicamente interesantes, tanto las teorías como las observaciones deben ser expresadas en los términos de las categorías psicológicas. Aprendizaje, motivación, sensación, inteligencia, personalidad, actitud, constituyen ejemplos de tales categorías.

Los psicólogos se han ocupado con un gran cuidado de hacer claros y explícitos sus conceptos teóricos. Pero mucho de este esfuerzo ha sido socavado por su complacencia respecto de la forma en la cual los fenómenos psicológicos son categorizados. El significado de estas categorías conlleva una enorme carga de supuestos y preconceptos no cuestionados ni examinados. Para el momento en que las teorías psicológicas explícitas se formulan, la mayor parte del trabajo teórico ya ha tenido lugar - está imbuido de las categorías usadas para describir y clasificar los fenómenos psicológicos.

Un siglo de uso especializado no ha bastado para eliminar la dependencia de las categorías de la psicología básica respecto de opiniones compartidas en la cultura general. La psicología pudo haber desarrollado algunas teorías acerca del impulso (drive), acerca de la inteligencia, acerca de las actitudes, y demás, pero la red de categorías que asignan una realidad distintiva al impulso, a la inteligencia, a las actitudes, etc. fue adoptada del lenguaje más amplio de la comunidad a la cual los psicólogos pertenecen.

Una consecuencia de esto es la disyunción entre la forma en que el discurso científico psicológico maneja conceptos teóricos explícitos y las categorías psicológicas dadas por sentado. El convencionalismo caracteriza el despliegue de los conceptos teóricos explícitos. Se acepta generalmente que tales conceptos son invenciones humanas sujetas a continua revisión a la luz de nuevas investigaciones. Sin embargo, cuando se trata de los dominios que sus teorías se proponen explicar, los psicólogos se inclinan a adoptar una postura de naturalismo irreflexivo. Tienden a proceder como si las categorías psicológicas, como la inteligencia, la emoción o el aprendizaje, representaran clases naturales, como si las distinciones expresadas en tales categorías reflejaran exactamente las divisiones naturales entre los fenómenos psicológicos. Los debates psicológicos típicamente asumen que hay realmente una clase distintiva de entidades allí afuera que se corresponde exactamente con aquello a lo que nos referimos como una actitud por ejemplo, y es naturalmente diferente en su clase a otras clases de entidades allí afuera para las cuales tenemos categorías de nombres diferentes, como motivos o emociones.

La creencia en que la psicología científica incrementa nuestro conocimiento respecto de las actitudes, el impulso, la inteligencia, etc., involucra el supuesto implícito de que hay una naturaleza humana fija cuyas divisiones naturales son reflejadas en esta red aceptada de categorías. Una sensación no es una emoción y una actitud no es un recuerdo, aunque sean concebibles las relaciones entre los mismos. Mientras la teoría psicológica se dedica detenidamente a temas tales como la estructura de la inteligencia o las leyes de la motivación, asume silenciosamente que los términos “inteligencia” y “motivación” refieren a diferentes clases que requieren explicación por medio de conjuntos separados de constructos teóricos. Lo que es seguro, sin embargo, es que la teoría psicológica requiere alguna precomprensión de aquello a lo cual se refiere.

Aquella precomprensión generalmente ha involucrado la convicción no declarada de que las categorías psicológicas constituyen fenómenos históricamente invariantes de la naturaleza, más que construcciones sociales históricamente determinadas. Por lo tanto, la forma más apropiada de investigarlas sería por medio del método experimental de la ciencia natural, más que por medio del análisis histórico.

La historiografía tradicional de la psicología reflejó estos compromisos. No cuestionó las divisiones arraigadas actualmente entre los dominios de la psicología, y asumió que aquellas divisiones reflejaban verdaderamente la estructura real de una naturaleza humana atemporal. Aunque categorías como “inteligencia”, “personalidad” y “aprendizaje” solo han podido convertirse

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