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Capitulo V Estimulacion

lidialaura25 de Abril de 2013

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CAPITULO VI

DESARROLLO MOTOR

Los cinco primeros años de vida están estrechamente relacionados con el surgimiento de una profusa variedad de habilidades motrices gruesas y finas, a partir de las reacciones originarias, Lo interesante del desarrollo de estos complejos movimientos es que su carácter auomático hace mayor, má bien que menor, su adaptibilidad a las exigencias nuevas. La velocidad

LA ORGANIZACIÓN DE LOS MOVIMIENTOS

Podemos considerar, entonces, los primeros años de la niñez como un periodo de integración y estabilización de los modos básicos de conducta, fundamentales para el desarrollo de las actividades más evolucionadas. En la misma medida en que todos los movimientos suponen adecuaciones del organismo total a las condiciones del medio, todas las formas de la conducta motriz constituyen, en realidad, actividades posturales. En este sentido, cualquier forma de locomoción o prisión es, en esencia, una serie estrechamente tejida de*sucesivas adecuaciones posturales.

B. POSTURA ERGUIDA

Control de la cabeza. La primera etapa en el desarrollo de la actitud sedente y la locomoción consiste en lograr el dominio de los músculos de la cabeza y del cuello, de modo que la cabeza no sólo pueda mantenerse erguida, aino quehttp://sphotos-a.ak.fbcdn.net/hphotos-ak-ash4/394860_430547567012827_440133861_n.jpg también ayude a compensar los cambios operados en la postura del cuerpo. Los primeros pasos en el control de los movimientos de la cabeza se manifiestan en la conducta del infante en las posiciones supina y prona. En tanto que al nacer es muy escaso el control de los movimientos de la cabeza, a las 16 semanas el infante puede rotar la cabeza de un lado a otro, hallándose en posición supina, y en la posición prona puede levantar la cabeza hasta quedar el plano de la cara casi perpendicular. Cuando se sostiene al bebé sentado, éste puede mantener la cabeza firmemente erguida. A las 20 semanas realiza adecuados movimientos compensatorios de la cabeza al ser llevado de la postura supina a la sedente. A esta edad también mantiene la cabeza erguida cuando, al sostenerlo, se inclina hacia adelante. A las 24 semanas los músculos del extremo anterior del cuerpo están tan bien desarrollados, que en posición prona puede sostenerse sobre los brazos extendidos, mantener la cabeza fácilmente erguida y rotarla.

Postura sedente. El estudio de la postura sedente de los infantes demuestra que la organización neuromotriz del tronco avanza en la dirección cabeza- pies. La marcha general del desarrollo va desde una espalda uniformemente redondeada hacia la alineación recta del tronco. Hasta las 12 semanas la espalda se halla uniformemente redondeada. A las 16 semanas esta curvatura se limita más a la región lumbar. A las 28 semanas la mayoría de los infantes mantienen el tronco erguido, al menos momentáneamente ya las 36 semanas lo mantienen erguido por periodos indefinidos. A las 36 semanas también pueden inclinarse hacia delante como para hacer algo y recuperar la posición erguida. A las 40 semanas pueden conservar el equilibrio, el esqueleto al girar hacia un lado sedente y bajar de la posición parada a la sentada tomandose de un sostén. Esta seguridad de la postura sedente queda aun mas claramente manifiesta el hecho de que a las 44 semanas los infantes pueden pasar de sedente a proma y de proma a sedente. En realidad es por entonces cuando la cifosis lumbar empieza a desaparecer para ser finalmente remplazada por la lordosis lumbar.

Desde el punto de vista evolutivo, la posición sentada representa una etapa de transición entre las posturas supina y parada. Cuando la organización neuro motriz del tronco ha alcanzado la etapa en que el infante, estando sentado, puede girar sobre si mismo y puede recobrar la postura erguida después de inclinarse hacia adelante, las piernas ya pueden soportar completamente el peso del cuerpo. Sin embargo, la falta de una relación funcional orgánica entre el tronco y piernas le impide pararse.

Postura de pie y locomación erguida. Los renglones de la conducta en la serie evolutiva de la postura sedente también representan otras tantas etapas en la conquista de la postura de pie y erguida. Existen, sin embargo, renglones adicionales que también parecen ser requisitos previos para la postura erguida. Cuando se sostiene a los infantes en la posición erecta, frecuentemente manifiestan posturas anticipatorias de la posición de pie y de la marcha. A las 16 semanas, la cabeza permanece erguida y puede compensar el balanceo del cuerpo! A las 20 semanas, puede sopor lar momentáneamente una considerable fracción de su peso. A las 32 semanas, puede sostener el peso total durante breves lapsos. A las 36 semanas, si se lo sostiene por las axilas, puede soportar su peso sobre los dedos de los pies, en posicion parada, aunque tiende a doblarse hacia adelante a la altura de las articulaciones de la cadera.

De los 18 a los 24 meses realiza grandes adelantos en la automatización de la postura parada. Tanta es su estabilidad, que ya intenta mantener el equilibrio en un solo pie mientras opera con el otro. A los 20 meses, finí ejemplo, puede pararse en un pie con ayuda. A los 21 meses, trata de caminar sobre una barra de equilibrio de 10 cm de alto por 6 cm de ancho. Puede recoger objetos del suelo sin caerse, sostener objetos sin dejarlos caer y, cuando se le enseña cómo, pararse durante cierto tiempo con los talones juntos. El grado de mecanización de la postura erguida se torna aún más evidente en el hecho de que puede correr, palear una pelota, subir y bajar tres escalones por sí solo, sallar desde una altura de 30 cm con un pie delante y sentarse con toda facilidad. Se ha notado, incidentalmente, que los niños de esta edad frecuentemente pisan la silla al sentarse.

A los 3 años necesita muy poco esfuerzo consciente para pararse. Puede mantener el equilibrio fácilmente con los talones juntos. Corre y juega displicentemente. Puede erguirse solo estando en cuclillas y mantener el equilibrio momentáneamente en puntas de pie. A los 30 meses intenta pararse en un pie, a los 3 años puede conservar esta posición momentáneamente y a los 42 meses puede prolongarla hasta dos seguidos, sin ayuda. A los 3 años su control postural está tan bien desarrollado que puede dar pasos de marcha o de carrera sobre la punta de los pies, puede caminar en línea recta, caminar hacia atrás largas distancias, y es lo bastante osado para tratar de pasar la barra de ó cm. Puede saltar de una altura de 20 cm y sallar sobre el piso verticalmente con los dos pies juntos. También puede tomar una pelota grande con los brazos tieso, extendidos hacia adelante y arrojarla, sin perder el equilibrio.

Desde el momento en que el niño es capaz de pararse por si solo, empieza a realizar un uso progresivo de las ventajas que esta postura le ofrece. Hacia los 4 años ya ha adquirido fuerza, facilidad y soltura en el uso de las piernas, lo cual le da gracia a sus movimientos. Ya está en vías de ser todo un atleta y le enorgullece intentar acrobacias motrices que exigen un delicado equilibrio. Puede conservar el equilibrio en un solo pie desde cuatro a ocho segundos, y aún más tiempo. Puede transportar un vaso de agua sin derramar una sola gota. Puede sallar desde una altura de 70 cm con los pies juntos.

C. MARCHA Y CARRERA

Marcha y carrera. A las 20 semanas, el infante en posición supina puede darse vuelta de costado mediante la rotación de la parte superior del cuerpo, la torsión de las caderas y la proyección de las piernas hacia ese costado. Es una verdadera conquista, puesto que representa el primer cambio grueso en la postura corporal. A las 28 semanas ya está en condiciones de arrastrarse, sosteniendo el peso de la parte superior del cuerpo con uno o los dos brazos. Puede adelantar una rodilla al costado del tronco, pero no puede levantar el abdomen. La locomoción empieza hacia las 32 semanas aproximadamente. Gira sobre sí mismo utilizando los brazos a manera de eje. A las 36 semanas ya logra elevarse hasta la posición de gateo, pero antes de las 44 semanas no puede avanzar sobre manos y rodillas. En esta etapa cuando comienza la sincronización de los movimientos contra laterales de brazos y piernas. Las mediciones antropométricas del desarrollo posnatal demuestran que durante las treinta primeras semanas existe un rápido crecimiento en largo y peso, con apenas un ligero cambio en las proporciones del cuerpo. A partir de ese momento, el aumento de la estatura se debe, principalmente, al aumento de la longitud de las piernas. De manera que el aumento del cociente entre la longitud de las piernas y la estatura comienza por el tiempo que el infante empieza a estar listo para gatear. El rápido alargamiento de las piernas continúa durante todo el periodo en que el niño va adquiriendo habilidad en las distintas clases de locomoción. A las 50 semanas ya puede gatear sobre manos y pies; la postura y el movimiento de esta l locomoción cn cuatro pies se aproxima estrechamente al andar bípedo.

El desarrollo de la marcha, así como el de otras aptitudes motrices, depende de la habilidad para realizar las adecuaciones corporales apropiadas en respuesta a los estímulos visuales y a los propioceptivos provenientes de músculos, tendones y articulaciones. Relacionado con esto se halla el hecho de que el aumento del tamaño y la complejidad del cerebro corre paralelo al desarrollo postural. Dicho órgano crece lentamente durante los primeros meses, alcanzando prácticamente su tamaño completo antes del quinto año. El promedio de crecimiento alcanza el máximo durante la segunda mitad del primer año y la primera mitad del segundo año. De modo que el mayor aumento tiene lugar por la época en que el niño empieza a adquirir

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