Competencias

“LAS COMPETENCIAS PROFESIONLES BASICAS DEL DOCENTE DE EDUCACION PRIMARIA DE SEIEM”

El mundo actual en el que vivimos requiere una constante actualización, además de ciudadanos que realmente estén comprometidos consigo mismo, con su trabajo y con la sociedad, que sean capaces de tomar sus propias decisiones que favorezcan su desarrollo integral.

El estar reinventándose día a día nos permite estar vigentes y ser competitivos en una sociedad que demanda y exige cada día más.

Bajo estas condiciones la educación como un eje rector de nuestra sociedad e importante para un desarrollo cultural se ve obligado a satisfacer estas necesidades, con instituciones educativas y docentes que ofrezcan programas de calidad y así se puedan formar alumnos competentes que se desarrollen de manera eficaz y eficiente en su vida familiar, social y laboral.

Durante el presente trabajo se pretende hacer un análisis de las competencias que el docente debe desarrollar para obtener una educación de calidad, que permita al mismo guiar al alumno para que este sea capaz de adquirir conocimientos, desarrollar habilidades, actitudes y valores en una sociedad en estado de constantes cambios.

Pero para poder abordar el tema que nos compete empezaremos por preguntarnos ¿Qué es una competencia? Diversos autores definen este concepto que tiene un origen etimológico: Proviene “del griego agon, agonistes, que quiere decir ir al encuentro de otra cosa, encontrarse, para responder, rivalizar, enfrentarse para ganar, salir victorioso de las competencias olímpicas que se jugaban en Grecia antigua” ( Agudín Y. 2005)

Con el tiempo Chomsky definió las competencias como “las habilidades y disposición para actuar e interpretar y por lo tanto son capacidades cognoscitivas abiertas al futuro y a lo inesperado” (Frade L. 2009)

Partiendo de esto, las competencias en la educación podrían ser las habilidades y destrezas que permiten un desempeño eficaz, para que el alumno pueda alcanzar sus objetivos en el tiempo estipulado, utilizando los mejores métodos y recursos para lograrlo; con esto el profesor se convierte en un motivador y guiador de este proceso.

Para que esto se logre, el proceso de enseñanza aprendizaje tiene que ser mas flexible, no solo dar por entendido que este se dio dentro del aula, sino retomar experiencias previas adquiridas además de que se debe de tomar en cuenta el tipo de aprendizaje que tenga cada alumno para así no solo obtener un conocimiento teórico si no practico que pueda aplicarse en su contexto actual.

El proceso educativo en el cual se desarrolla el alumno durante el tiempo que dura su formación, debe proporcionar las herramientas necesarias para así poder formar un alumno integral, que se caracterice por poseer un conocimiento, desarrolle habilidades y muestre actitudes y valores; es decir un alumno competente.

Con la finalidad de desarrollar un proceso educativo basado en competencias, se debe tomar en cuenta los modelos didácticos que se tienen a la mano y que estén centrados indudablemente en el aprendizaje, de la misma forma el docente debe de tener un perfil que contribuya al desarrollo de las competencias en el alumno.

Para que un docente pueda motivar y guiar al alumno con ética y profesionalismo debe de desarrollar diez competencias básicas que define Perrenoud (2005):

1. Organizar y animar situaciones de aprendizaje.

2. Gestionar la progresión de los aprendizajes.

3. Elaborar y hacer evolucionar dispositivos de diferenciación.

4. Implicar a los alumnos en sus aprendizajes y en su trabajo.

5. Trabajar en equipo.

6. Participar en la gestión de la escuela.

7. Informar e implicar a los padres.

8. Utilizar las nuevas tecnologías.

9. Afrontar los deberes y los dilemas éticos de la profesión.

10. Organizar la propia formación continua.

Ahora bien, una vez especificadas estas diez grandes familias de competencias docentes propuestas por Perrenoud, es necesario exponer en qué consiste cada una de ellas, y cómo se convierten en los medios para que los profesores puedan desarrollar las diferentes facetas de su trabajo pedagógico.

Y precisamente, en la perspectiva de una escuela más eficaz para todos, ser competente para “organizar y animar situaciones de aprendizaje”, significa la capacidad de elaborar situaciones didácticas óptimas. Es sobre todo sacar energía, tiempo y disponer de las competencias profesionales necesarias para imaginar y crear nuevas clases de situaciones de aprendizaje, que las didácticas contemporáneas

Por su parte, para asegurar la continuidad en el proceso educativo, el profesor debe aplicar la competencia de “gestionar la progresión de los aprendizajes”, para conducir a los alumnos hacia los objetivos previstos, que se deberán alcanzar al final de cada ciclo de estudios.

Otra característica que plantea un desafío importante es la heterogeneidad que se presenta en los grupos de clase, lo que demanda docentes capaces de “elaborar y hacer evolucionar dispositivos de diferenciación”. En este sentido, hay que considerar que para que cada alumno progrese hacia los objetivos previstos, conviene ponerlo en una situación de aprendizaje óptima para él.

Ahora bien, como se dijo anteriormente, hoy en día el papel del docente es el de ser un guía en la nueva construcción del conocimiento; de ahí que el papel del alumno en el proceso de aprendizaje se vuelve mucho más dinámico y activo. De aquí se desprende entonces, que el docente debe desarrollar la competencia de “implicar a los alumnos en sus aprendizajes y su trabajo”, fomentar su deseo de aprender, así como fomentar su capacidad de autoevaluación, para que ellos participen verdaderamente en la construcción de sus aprendizajes.

Se ha dejado atrás un trabajo individual, para dar paso a un trabajo en conjunto en donde el “trabajo en equipo” es fundamental y la idea de la cooperación se vuelve una necesidad para poder operar en un mundo eminentemente colectivo, más que individual. Y la escuela actual es un claro ejemplo de ello, al contar con todo un equipo de profesionales que apoyan

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