Comportamiento Humano

Las evaluaciones del desempeño laboral son realizadas para determinar que tan bien un individuo logra las tareas y responsabilidades relacionadas con el trabajo, sin embargo, han sido criticadas por su invalidez y dificultad para llevarlas a cabo. El proceso consta de dos etapas: Obtención de información acerca del desempeño individual y comunicación de la evaluación de manera tal que se mantenga una cultura de trabajo de alto rendimiento. El desempeño en el lugar de trabajo debe estar bien definido y alineado en conjunto con la estrategia de la empresa, además de que los administradores deben estar conscientes de las amenazas y de los mismos empleados, para así influir positivamente en su desempeño. Es fundamental mejorar la precisión de la evaluación, mediante objetivos de todo tipo que puedan ser traducidos en acciones individuales, comportamientos y salidas que apoyen a la empresa. La ética y valores juegan un rol importante en este ámbito, manteniendo a los empleados y a la firma con una constante responsabilidad sobre sus actos, y a su vez evitando la deficiencia de criterio y las contraproducentes conductas de trabajo, en pos de incentivar las conductas de ciudadanía organizacional para luego traspasarlo a los stakeholders. Es importante llevar un registro y mentalidad de observación constante para así tener precisión en la clasificación y una mejor documentación de la misma. La retroalimentación es la clave del desempeño, y es por esto que es importante tener múltiples evaluadores que evalúen desde distintas perspectivas para lograr un completo análisis. Los instrumentos para realizar la evaluación deben tener como base, enfoque y combinación el componente conductual, con dimensiones de rendimiento basado en el trabajo y escalas claramente definidas. La efectividad del instrumento depende también de los administradores, quienes deben ser entrenados en torno a esta base conductual de evaluación, y así adquirir experiencia para crear una relación de trabajo y captación de incidentes. El establecimiento de metas indica hacia dónde dirigir el esfuerzo y las tareas, por lo cual es importante hacerlas propias e inculcar la mentalidad de que son alcanzables. Debe existir una comunicación mutua, con administradores atentos, actualizados y presentes en lo que concierne al mejoramiento del empleado, además de la realización de autoevaluaciones que reflejen el propio desempeño y que justifique y motive la propia calificación. Por último, el administrador debe ser capaz de trabajar con el empleado para determinar las causas del desempeño pobre, colaborando en la solución del problema y otorgando oportunidades para mejorar. Es así como se espera que la firma proporcione evidencia documentada del rendimiento y que a través de un análisis y evaluación completa, se enriquezca la precisión y desempeño laboral.

Una estrategia para mejorar el desempeño es la utilización de autoevaluaciones, que los

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