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Comunicacion Y Lenguaja

rosinga22 de Mayo de 2013

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1. Comunicación y lenguajes

Los elementos mínimos de todo acto comunicativo son tres:

— fuente emisora;

— mensaje emitido;

— receptor del mensaje.

Todo ser vivo posee códigos de relación y comunicación aunque sea mediante estructuras sencillas: un color, un olor, un gesto o pos¬tura... Es fácil observar en los animales más evolucionados no sólo que disponen de los mismos sentidos que las personas y que experi¬mentan sentimientos afines (fidelidad, celos, orgullo, ternura...) sino que llegan a expresarlos en sus gestos, en sus juegos, en sus gritos enviando mensajes de peligro, rechazo, bienestar, temor, amenaza,

Comunicar es, pues, transmitir una información. Los lenguajes tienen esa finalidad primordial (aunque no exclusiva como queda expuesto en la introducción de este libro). En la teoría de la informa¬ción que expuso Claudio Shannon a mediados de este siglo se aventu¬ra un estudio de la cantidad de información (él la denomina Entropía) que aparece en el lenguaje. La entropía se representa con el símbo¬lo H y se cifra en bits, entendiendo por bit la unidad mínima de información.

Según esta tesis un suspiro, incluso un silencio, puede contener más información que una larga explicación. Reflexiónese sobre los siguientes ejemplos:

Nos encontramos en una plaza de Sevilla. Un termómetro de calle

marca 38". Todos sentimos tan elevada temperatura. Alguien dice: hace un

calor horroroso. Se va a una cabina telefónica y llama a su familia que está en La Coruña. Tras el saludo repite la misma frase: aquí hace un calor horroroso.

Quien ha hablado ha expresado un mensaje a distintos receptores. En el primer caso la información o entropía ha sido nula, cero bits; en la segunda oportunidad sí hay bits de información.

Las cinco de la mañana. Los señores Alvarez-Alamo regresan a casa. El viste frac y ella un elegante modelo de noche. En el portal se cruzan con el vecino del tercero que sale en mono de trabajo. No intercambian ni el obligado saludo convencional.

A pesar de la carencia de palabras existe un cruce de mensajes. Sólo la visión y el silencio indicarían a unos posibles espectadores de tal escena que entre estos vecinos no sólo no hay relación sino que algún hecho anterior los ha llevado a la enemistad o indiferencia (cabe la posibilidad de que no se saluden por hábito); la pareja viene de una fiesta y el que sale va hacia su trabajo. El silencio y la ropa propor¬cionan tales informaciones.

Silvia observó a Antonio y a Patricia que bailaban en la pista. Después me dijo: De verdad, a mí Antonio ya no me interesa nada. Es, como todos los hombres, egoísta; uno del montón. Como él hay millones.

Yo miré a Silvia fijamente y sonreí. Ella se ruborizó y protestó: ¿Por qué pones esa cara? Si no me crees... por mí que se lo quede Patricia u otra cualquiera; menudo peso me quitan de encima.

Mientras hablábamos algo había ocurrido en la pista de baile. Antonio insultaba a otro joven que le propinó un puñetazo en la cara. Silvia dio un grito, se levantó y corriendo se fue hacia Antonio.

En el párrafo hay una mezcla de lenguajes que contradicen los mensajes. Las frases pronunciadas por Silvia informan:

— no tiene interés por Antonio;

— tiene mala opinión sobre su conducta;

— si se va con otra se sentirá liberada.

El contexto informa:

— están entre amigos;

— Silvia se siente ofendida por algo: ¿baile de Antonio y Patricia? ¿Algún

malentendido o incidente anterior?...

Hay otros lenguajes que se oponen a las palabras:

— Silvia observa;

— su acompañante la mira fijamente y sonríe = no cree en sus palabras;

— ella se ruboriza = sabe que está mintiendo;

— un desconocido da un puñetazo a Antonio = responde a sus insultos;

— Silvia grita y corre hacia Antonio con lo que contradice todo su men¬saje oral; Antonio le importa.

A partir de los dos últimos ejemplos podemos esbozar un resumen de los lenguajes, en su sentido más amplio, elaborados por el hombre.

Lenguajes especializados: matemático, informático, morse...

Lenguajes con objetos: timbre (campana, sirena...), abanico, señales de bande¬ras, señales de tráfico, posters, obras de arte, mú¬sica...

Lenguajes personales:

primer nivel: perfume, ropa, adornos...

segundo nivel: andares, miradas, suspiros, gritos, sonrisas, gemidos, ron¬roneos...

tercer nivel: contactos (abrazos, besos, pellizcos, puñetazos, luchas, cari¬cias...), gestos (con los ojos, con la lengua, con las manos y brazos...).

cuarto nivel: lenguaje escrito.

quinto nivel: lenguaje oral.

Comentario: Prescindiendo de los lenguajes especializados, nor¬malmente con finalidad científica, observemos la limitación y ambi¬güedad de los lenguajes mediante objetos. Ya sabemos que todo lenguaje es convencional pero además los de este apartado tienen funciones muy restringidas. El sonido de un timbre apenas sobrepasa los siguientes mensajes: es hora de empezar (o de acabar), llaman por teléfono, hay alguien en la puerta; estos mensajes (puestos algunos de acuerdo) se amplían: «han sonado dos timbrazos luego llama Fulano», «el timbre suena breve dos veces: significa que faltan cinco minutos», etc.

¿Y los mensajes con banderas? Cuarentena, luto (media asta, crespón), bandera blanca, fiesta, toma de posesión, conquista... Ade¬más del lenguaje usado entre marineros. Parecidos comentarios nos sugiere la utilización de señales de tráfico (peligro, prohibición, infor- marión...) o los posibles mensajes amorosos con la colocación del abanico que tuvieron cierto éxito en épocas pasadas. Respecto al lenguaje del arte de la pintura, escultura o música con frecuencia resulta ambiguo por ser una llamada a nuestros sentimientos y sub¬jetividad.

Ciertamente escasos son igualmente los mensajes que comunica¬mos con los dos primeros niveles de los lenguajes personales. Dentro del tercer nivel que resume, junto con el segundo, el lenguaje corporal tan apropiado para mensajes sencillos y claros debemos decir algunas palabras sobre el lenguaje mímico.

Debemos distinguir, por lo menos, tres grandes grupos dentro del lenguaje mímico:

— uno muy evolucionado que permite a los sordomudos una comunica¬ción francamente amplia, pero se trata de un lenguaje especializado dominado por pocas personas;

— el segundo es el utilizado por ciertos actores, llamados mimos, capaces de contarnos historias y expresar sentimientos con sus gestos corpora¬les: elevan la mímica a cotas artísticas valiosas pero hemos de convenir que no trasciende los límites del juego teatral;

— el último tiene dos funciones en la comunicación: de forma aislada permite enviar y traducir mensajes muy simples en ámbitos de civiliza¬ciones concretas.

Si hiciéramos un «diccionario» de gestos nos convenceríamos de dos conclusiones: sería muy breve (atornillar la sien con un dedo, sacar la lengua, colocar los dedos en V o en U, mover los dedos con el pulgar pegado a la nariz = palmo de narices, poner una mano entre brazo y antebrazo y doblar = corte de mangas, guiñar un ojo, pasar el dorso de la mano por la barbilla...) y además algunos serían incom¬prensibles en otras civilizaciones.

El lenguaje mímico es ciertamente ambiguo. Somos incapaces de comprender los gestos que aparecen en documentales o películas de otras latitudes, no hemos sabido adivinar algunos visajes que, en una reunión de amigos por ejemplo, alguien nos hacía para advertirnos algo e incluso podemos interpretar mal en ocasiones un gesto concre¬to: un guiño invita a la complicidad pero no sabemos traducir hasta dónde llega la intención. Pongamos fin a estas líneas críticas sobre el lenguaje mímico invitando a la lectura del pasaje que el Arcipreste de Hita incluye al principio de su Libro del buen amor, titulado «Disputa que tuvieron los griegos y los romanos» (estrofa 44 a 65).

Y sin embargo la mímica es un complemento indispensable.de ja expresión oral proporcionándole viveza y colaborando a explicitar

meior los menajes-De hecho la rigidez, los gestos desmañados o ín conferenciante o de un presentador de TV devalúan fuertemente su comunicación.

EJERCICIOS

Como puro ejercicio de entretenimiento proponemos al grupo practicar un par de juegos sobre la expresión mímica a la que sigue la oral.

22. Adivinar títulos

Ante el resto del grupo uno intenta, mediante gestos, comunicar el título de una película, novela, serie de TV... Los que le observan sí pueden hablar haciéndole preguntas hasta que lo adivinan. Convie¬ne que no se inicluyan nombres propios.

Puede jugarse también por equipos. Un equipo propone un título y se lo dice a uno del equipo contrario; éste mímicamente intentará que los de su equipo lo adivinen.

23. Imitaciones

Participan cuatro o cinco; el resto del grupo observa. En la sala quedan dos; el primero desarrolla mediante gestos lo mejor y más detalladamente que pueda una acción. Se avisa a uno de los que están fuera; entonces el segundo intenta repetir escrupulosamente y por su orden todos los gestos que ha visto hacer al primero; se llama al cuarto; el tercero imita los gestos del segundo, etc.

Después el último prueba a dar una explicación coherente de lo que ha representado. Por ejemplo: estaba en casa, he abierto la puerta, como llovía he salido corriendo, etc. Tras él intervendrán los demás en orden inverso hasta el primero que explica la verdadera acción o secuencia de acciones.

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