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DE UNA PSICOLOGÍA SOCIAL HACIA UNA PSICOLOGÍA CULTURAL


Enviado por   •  15 de Septiembre de 2014  •  1.392 Palabras (6 Páginas)  •  164 Visitas

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DE UNA PSICOLOGÍA SOCIAL HACIA UNA PSICOLOGÍA CULTURAL

En estas líneas, me enfocaré en la tarea de realizar un ejercicio tal vez un tanto ambicioso, pero sin duda interesante, que en parte responde a un interés personal, en parte a un interés académico, pero sobre todo a un interés genuino como miembro de una sociedad, como partícipe de una cultura. Tomando como base las propuestas que se proponen como fundamentales en la Psicología Social contemporánea las cuales son: una revisión del Handbook, la cognición social, y el interaccionismo simbólico (Ibañez, 2001), trataré de dar una breve descripción de cada una y ofrecer una alternativa complementaria desde la psicología cultural.

El primer punto a tratar es acerca de los manuales que se han propuesto, específicamente el Handbook. Esta obra que tiene como objeto una aproximación descriptiva a los principales tópicos de la Psicología Social, también ofrece una perspectiva acerca de las orientaciones y los principales autores que encabezan el estudio de ésta área de la psicología. Sin embargo, considero que hoy en día se podría prescindir del estudio de este tipo de materiales, pasando de un conocimiento teórico a una postura más bien pragmática, ya que al ser un manual, como tal, está altamente influenciado por el pensamiento occidental, y no corresponde a una realidad mexicana, que debería ser el punto focal de nuestra formación.

En cuanto a la cognición social, ésta se presenta como el estudio de la mente social, cuyo modelo base se enfoca en el paradigma del hombre como procesador de información. Su principal objeto de estudio subyace en los esquemas, estructuras cognitivas que consisten en la representación de un determinado campo de estímulos, e incluye conocimientos generales sobre ese campo, esto es, aquellas reglas, relativamente abstractas y generalizables acerca de ciertas regularidades que aparecen en la relación entre eventos. De este enfoque, se desprenden las llamadas teorías de la atribución, que se enfocan en el estudio de las inferencias sociales. Dichas perspectivas han sido constantemente criticadas debido a que parten de un principio individualista, es decir, la perspectiva social partiendo únicamente desde el individuo como sujeto receptor de un entorno. Ante esta crítica, personajes como Graumann y Sommer se defienden postulando que la psicología social cognitivista desempeña una clara función social relacionada con la informatización de la sociedad (Ibañez, 2001). Considerando esto, se pone en evidencia cómo el estudio de cierto campo por lo general responde a una corriente hegemónica, y se pone al servicio del pensamiento dominante en una época determinada, y en el caso de la orientación cognitiva, interpretando al individuo como un ser que debe ser analogado con base en los avances tecnológicos.

Respecto a la corriente antes mencionada aún se pude observar un enfoque causalista y determinista, partiendo de lo individual y manteniendo aquella dicotomía cartesiana, ahora extrapolándola hacia una dicotomía mente – sociedad, manteniendo una equivocada relación unidireccional, en donde el sujeto únicamente recibe lo aportado por el medio(Cubero & Santamaría, 2005). Como alternativa a esa propuesta me parece más acertada una integración entre las ideas de Moscovici (Fernández Christlieb, 2005; Gómez, 2012) y Chomski (Chomsky & Foucault, 1974).

Como se dijo anteriormente, la propuesta de la cognición social se basa en esquemas, en donde se integra la información proveniente del exterior, ante esto, Moscovici propone la idea de los esquemas figurativos, conceptuándolos como aquello que no es el conocimiento pero hace posible el conocimiento, es aquello que le da una “cualidad poética” a los conocimientos cotidianos ya que les otorga espesor y profundidad, es decir, permite que las cosas y las palabras no aparezcan como simples datos sino como una experiencia (Fernández Christlieb, 2005). Es ahí donde entra en juego la postura de Chomsky. Según él, en el ser humano hay una capacidad innata para la habilidad lingüística, que se pone en evidencia desde la infancia cuando pese a la poca información que recibe un niño, éste es capaz de emitir un producto mucho mayor a lo que ha recibido. En este proceso Chomsky alude a la creatividad del ser humano, presente en todo momento y en toda actividad en donde cada respuesta es en sí misma una innovación

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