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DESARROLLO DE LA PERCEPCIÓN Y DE LA ATENCIÓN


Enviado por   •  18 de Septiembre de 2021  •  Resúmenes  •  1.518 Palabras (7 Páginas)  •  204 Visitas

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CAPÍTULO II

DESARROLLO DE LA PERCEPCIÓN Y DE LA ATENCIÓN

  • La conexión existente entre el uso de instrumentos y el lenguaje afecta a varias funciones psicológicas, especialmente a la percepción, a las operaciones sensorio-motrices y a la atención, cada una de las cuales es parte integrante de un sistema dinámico de conducta. La investigación evolutivo-experimental indica que las conexiones y relaciones entre las distintas funciones constituyen sistemas que cambian radicalmente en el curso del desarrollo del niño como ocurre con las funciones individuales.

  • La obra de Köhler hacía hincapié en la importancia de la estructura del campo visual para la organización de la conducta práctica del mono. El proceso entero de la resolución de un problema está básicamente determinado por la percepción. Respecto a ello, Köhler tenía sobrados motivos para creer que dichos animales están limitados por su campo sensorial en mayor grado de lo que lo están los seres humanos adultos.
  • Sin embargo, la percepción de un niño, al tratarse de un ser humano, no se desarrolla como una continuación directa y ulterior perfección de las formas de la percepción animal, ni siquiera de aquellos animales más próximos al género humano. Los experimentos realizados para esclarecer dicho problema nos llevan al descubrimiento de algunas leyes básicas que caracterizan las formas superiores de la percepción humana.
  • El primer conjunto de experimentos hacen referencia a los estados evolutivos de la percepción de láminas en los niños. Anteriormente, Binet había llevado a cabo experimentos semejantes, describiendo aspectos específicos de la percepción en los niños pequeños y su dependencia en los mecanismos psicológicos superiores, y Stern los había analizado detalladamente.’ Ambos autores encontraron que el modo en que los niños pequeños describen las láminas difiere según los distintos estadios.
  • Un niño de dos años suele limitar su descripción a los objetos inconexos que figuran en las láminas. En cambio los niños mayores describen las acciones e indican las relaciones complejas entre los objetos separados que aparecen en el dibujo.
  • Una característica de las habilidades perceptivas del niño resultó ser un producto de las limitaciones de su desarrollo lingüístico o, en otras palabras, un rasgo de su percepción verbalizada.
  • Una serie de observaciones relacionadas una con otras demostró que el rotular las cosas con nombres es la función primaria del lenguaje de los niños pequeños.
  • El niño comienza a percibir el mundo no sólo a través de sus ojos, sino también a través de su lenguaje en consecuencia, la inmediatez de la percepción «natural» queda sustituida por un proceso mediato y complejo; como tal, el lenguaje se convierte en una parte esencial del desarrollo cognoscitivo del niño.
  • Más tarde, los mecanismos intelectuales relacionados con el lenguaje adquieren una nueva función; la percepción verbalizada en el niño ya no está limitada al hecho de etiquetar las cosas con nombres.
  • En este estadio de desarrollo, el lenguaje adopta una función sintetizadora, que, a su vez, es también instrumental al lograr formas más complejas de percepción cognoscitiva. Estos cambios dotan a la percepción humana de un carácter totalmente nuevo, distinto de los procesos análogos en los animales superiores.
  • El papel del lenguaje en la percepción es sumamente importante debido a las tendencias opuestas implícitas en la naturaleza de la percepción visual y del lenguaje. En un campo visual, los elementos pendientes se perciben simultáneamente; en este sentido, la percepción visual es completa. Por otra parte, el lenguaje requiere un sistema de secuencias. Cada elemento está clasificado individualmente y luego relacionado en una estructura de frase, haciendo del lenguaje algo esencialmente analítico.
  • Una característica especial de la percepción humana que emerge en una edad muy temprana es la percepción de objetos reales. No existe analogía alguna para este rasgo en la percepción animal. Con ello quiero decir que yo no veo el mundo simplemente con colores y formas, sino que también percibo el mundo con sentido y significado.
  • La estructura de la decisión del pequeño no se parece en nada a los procesos del adulto. Este, en primer lugar, toma una decisión interna y después realiza la elección en la forma de un único movimiento que ejecuta el plan. En lo que al niño se refiere, la elección es, en cierto modo, semejante a una selección aplazada entre sus propios movimientos.
  • La diferencia más importante entre los procesos selectivos en el niño y en el adulto es que, para el primero, la serie de movimientos de tanteo constituye el proceso de selección. El niño no elige el estímulo (la tecla necesaria) como punto de partida para el movimiento consiguiente, sino que escoge el movimiento utilizando la instrucción como guía para verificar los resultados.
  • La percepción visual forma parte de un todo mucho más complejo. El mono no percibe pasivamente la situación visual; una estructura de conducta compleja, que consiste en factores reflexivos, afectivos, motores e intelectuales, se dirige hacia la adquisición del objeto que lo atrae. Los movimientos del mono constituyen una continuación dinámica inmediata de su percepción. En los niños, esta temprana y, difusamente estructurada respuesta lleva consigo un cambio fundamental tan pronto como se utiliza, en el proceso selectivo, una función psicológica más compleja. En los animales, el proceso natural se transforma en una operación psicológica superior.
  • La tarea más simple evoca una respuesta de estructura más compleja. Cuando el niño presta atención a la señal auxiliar para encontrar la tecla correspondiente al estímulo dado, no exhibe ya esos impulsos motores que emergen directamente de la percepción. Por otro lado, tampoco se dan aquellos movimientos inseguros y dubitativos que observábamos en la primera reacción selectiva cuando no utilizábamos ayudas auxiliares.
  • El empleo de signos auxiliares destruye la fusión del campo sensorial y el sistema motor, posibilitando así nuevas formas de conducta. Entre los movimientos iniciales y finales de la respuesta selectiva se crea una «barrera funcional»; el impulso directo de moverse es desviado por circuitos preliminares. El niño que, en un principio, resolvía el problema de forma impulsiva, trata ahora de solucionarlo a través de una conexión establecida internamente entre el estímulo y el signo auxiliar correspondiente
  • El sistema de signos reestructura todo el proceso psicológico y capacita al niño para dominar sus movimientos. Al mismo tiempo, reconstruye el proceso selectivo sobre una base totalmente nueva. El movimiento se separa de la percepción directa y se somete al control de las funciones de los signos incluidas en la respuesta selectiva.
  • Este desarrollo representa una rotura fundamental con la historia natural de la conducta e inicia la transición del comportamiento primitivo de los animales a las actividades intelectuales superiores de los seres humanos.
  • La atención debería darse en primer lugar entre las principales funciones de la estructura psicológica que subyace al uso de herramientas. Empezando por Köhler, los estudios han señalado que la capacidad o incapacidad de dirigir la propia atención es un determinante esencial del éxito o el fracaso de cualquier operación práctica. Sin embargo, la diferencia entre la inteligencia práctica de los niños y de los animales es que aquéllos son capaces de reconstruir su percepción liberándose así de la estructura determinada del campo.
  • Así pues, el campo de atención del niño abarca, no sólo uno, sino todos los campos perceptivos potenciales que forman estructuras dinámicas y sucesivas. La transición de la estructura simultánea del campo visual a la estructura sucesiva del campo dinámico de atención se logra a través de la reconstrucción de las actividades separadas que son parte de las operaciones necesarias.
  • La memoria del niño no sólo hace que los fragmentos del pasado sean válidos, sino que acaba convirtiéndose en un nuevo método de unir elementos de la experiencia pasada con el presente.
  • Creado con la ayuda del lenguaje, el campo temporal para la acción se extiende tanto hacia adelante como hacia atrás.
  • La futura actividad que puede incluirse en una actividad continua está representada por signos. Al igual que en el caso de la memoria y la atención, la inclusión de signos en la percepción temporal no conduce a una simple prolongación de la operación, sino, al contrario, crea las condiciones necesarias para el desarrollo de un único sistema que abarca elementos efectivos del pasado, presente y futuro. Este sistema psicológico naciente en el niño rodea dos nuevas funciones: las representaciones simbólicas y las de terminaciones de la acción proyectada.
  • Los estímulos instintivos» que predominan en el animal, en el niño se convierten en secundarios. Los nuevos impulsos, intensos y de raíces sociales, proporcionan al niño la dirección a seguir. K. Lewin Describió estos impulsos como Quasi-Beduerfnisse (casi-necesidades) y sostenía que su inclusión en una tarea determinada conduce a la reorganización de todo el sistema afectivo y voluntario del niño.
  • En su excelente análisis de la psicología de la actividad proyectada, Lewin ofrece una clara definición de la actividad voluntaria como producto del desarrollo histórico-cultural de la conducta y como rasgo único de la psicología humana. El hecho de que el hombre despliegue una extraordinaria libertad incluso respecto a la intención más absurda y sin sentido es sorprendente en sí mismo, afirma. Dicha libertad es incomparablemente menos característica en los niños, y quizá también en los seres humanos analfabetos.

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