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Desarrollo De La Percepcion


Enviado por   •  18 de Septiembre de 2013  •  3.401 Palabras (14 Páginas)  •  378 Visitas

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DESARROLLO PERCEPTUAL

Estas habilidades parecen ser innatas pero es necesario que se vayan desarrollando en habilidades preceptuales. Gradualmente experimenta lo sensorial en su medio ambiente y empieza a organizar el entendimiento de su cuerpo y de su mundo. ¿Pero qué entendemos por percepción? Pues que es el reconocimiento de información sensorial producida por diferentes estímulos provenientes del mundo exterior. Katz (1963:58) afirma que no hay línea divisoria firme entre los términos “sensación” y “percepción”, pero recientemente se ha considerado a la segunda como la forma sensorio motriz producida por la estimulación sensorial. Es decir que es una habilidad adquirida para el aprendizaje. La percepción visual nos permite entender lo que sentimos y tocamos. Un niño desarrolla la percepción mediante experiencias en contacto con su medio ambiente. Cada área de percepción se desarrolla con ayuda de otras áreas. Cuando vemos un objeto tenemos también una idea de cómo huele, qué sabor tiene y qué sentimos si lo tocamos. Cuando escuchamos un sonido, volteamos a ver cómo es el objeto que lo originó. El niño no sólo desarrolla la percepción visual con los ojos, ni únicamente con una parte de su cerebro. La visión que dice algo se produce por medio de una acción integrada entre muchas partes del cerebro, incluyendo los estímulos visuales, sensoriales y el sistema de equilibrio. La percepción en el niño se desarrolla aproximadamente entre los cuatro y los siete años. El niño cuyas habilidades motoras y de visión se desarrollan normalmente está listo para el complejo proceso de aprender a leer. En cambio, el que presenta inmadurez en estas habilidades frecuentemente tiene experiencias frustrantes durante el aprendizaje de la lectura.

Aun antes de nacer, el niño desarrolla habilidades. En el quinto mes de gestación los movimientos en sus ojos son producto de influencias vestibulares. La habilidad para ver un objeto —mirarlo y alinear los ojos al mismo tiempo— se desarrolla al final del segundo y el tercer mes de nacido. A los cinco meses seguirá un objeto que se mueve lentamente, y a los seis será capaz de dirigir los ojos y la cabeza para mirar un objeto del que parte un ruido. Cuando lo ve, trata de cogerlo para llevárselo a la boca y percibir su sabor y su textura; a los ocho meses se sienta y gatea en cuatro puntos y a los doce se para y camina solo o con ayuda. Esta nueva postura le permite desarrollar una nueva interacción de modalidades preceptuales que le ayudan a descubrir su entorno. A lo largo del segundo año de vida, la acción de las fuerzas gravitacionales producen un refuerzo y desarrollo de los esquemas de su cuerpo mediante la experiencia de caminar, caerse y tomar objetos ya no solo con el fin de llevarlos a la boca, sino para lograr una exploración más profunda al aventarlos, ponerlos sobre la mesa, la silla o el suelo. En esa etapa el niño desarrolla también el conocimiento de su cuerpo y su medio ambiente. Durante el tercer y cuarto años tiene habilidad para efectuar movimientos con un solo lado del cuerpo, mientras que con el otro, levanta las manos o las pone sobre su cabeza y salta. En el quinto y sexto años ha establecido una preferencia al usar un lado del cuerpo en vez del otro.

La organización neurológica está virtualmente completa durante la primera década de la vida. Esto, que es de suma importancia para un niño con habilidades perceptuales motoras inmaduras identificadas, lleva a su incorporación oportuna a un programa de estimulación temprana acorde con sus propias características y necesidades.

Para entender cómo la actividad y el desarrollo motor son esenciales para aprender, es indispensable conocer el desarrollo del cerebro. La tendencia del desarrollo del cerebro es transferir el control de una actividad de las áreas inferiores a otra de las superiores. El sistema nervioso se desarrolla con las necesidades crecientes de la existencia. Las estructuras nuevas tienden a duplicar estructuras y funciones del cerebro y mejora antes que recurrir a funciones diferentes, porque las mismas se repiten en diferentes niveles del cerebro. En la corteza cerebral ocurren las habilidades cognoscitivas, como leer, y a la vez se pueden interpretar sensaciones provenientes, por ejemplo, del medio ambiente. Esto es posible por la transmisión y procesamiento de las áreas inferiores del cerebro, como el sistema vestibular, base del cerebro y el cerebelo. Un niño piensa con todo el cerebro y no sólo con las áreas superiores. Ha sido un error considerar que las habilidades de percepción y cognoscitivas del educando son exclusivamente corticales. Quien así lo hace no se da cuenta de que algunas funciones del área inferior pueden estar inmaduras y resultar críticas para estas habilidades.

Las áreas más antiguas y primitivas del cerebro son importantes para las funciones primitivas, y críticas para la supervivencia de la especie. Estas funciones no sólo incluyen la respiración y las emociones, controlan también nuestra postura y habilidades motoras básicas. El sistema vestibular controla nuestra postura, equilibrio y orientación espacial, respondiendo a las fuerzas del movimiento acelerado o retardado.

El cerebelo es la parte del cerebro que controla el movimiento motor. Trabaja junto con el sistema vestibular, controla nuestro equilibrio y coordina los músculos que dirigen los movimientos oculares y los fija sobre lo que se está viendo. Los niños con alguna deficiencia en el sistema cerebelo-vestibular generalmente tienen habilidades mínimas en el equilibrio y en el movimiento de los ojos, que puede ser deficiente o perder el renglón de la lectura. También presentan desórdenes en la información sensorial, lo que propicia en ellos la distracción y la hiperactividad.

Para Piaget las experiencias motoras son la base del desarrollo mental y todos los mecanismos cognoscitivos se fincan en esta actividad motora. Al principio de la vida la actividad motora se desarrolla antes que la mental. No obstante, ambas trabajan juntas y coexisten finalmente. Las acciones mentales se subordinan a la actividad motora: la premisa es el adecuado desarrollo de las actividades motoras y es crítica para aprender. Por ejemplo, para que el niño pueda leer es necesario que mantenga los ojos en las letras adecuadas de una palabra, y lo mismo le pasará al escribirla, cuando logre la coordinación necesaria entre su ojo y la mano. Si el desarrollo es normal, las habilidades motoras se deben desarrollar hasta el punto de ser automáticas. Conforme madura, el niño desarrolla habilidades adecuadas de equilibrio y motricidad gruesa. Los grandes músculos localizados hacia el centro del cuerpo preceden al desarrollo de los pequeños, que se encuentran en las extremidades. Así, el brazo precede al codo, mismo que

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