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DISCURSO EN EL FORO NACIONAL DE JOVENES EMPRESARIOS DE TURISMO


Enviado por   •  16 de Noviembre de 2016  •  Ensayos  •  1.895 Palabras (8 Páginas)  •  195 Visitas

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DISCURSO EN EL FORO NACIONAL DE JOVENES EMPRESARIOS DE TURISMO

Señoras y señores, queridos amigos todos:

Nada me puede resultar más grato que participar en la apertura de este Foro Nacional de Jóvenes Empresarios de Turismo, por tres razones básicas: porque es “nacional”- es decir, trasciende nuestro ámbito insular- porque es de “jóvenes empresarios” y porque es de “turismo”. Dicho con otras palabras, el turismo se ha convertido en los últimos 25 años en la principal fuente generadora de riqueza, no sólo de estas Islas, que fueron pioneras, sino de toda España. Lo que ahora nos parece una obviedad, no lo era tanto hace no demasiados años, cuando todavía se discutía sobre la “solidez” de la industria turística y se apelaba a la “diversificación económica” como una especie de seguro ante la supuesta fragilidad del turismo.

La persistencia de un sector como el turístico en crecer contra viento y marea, a pesar de crisis económicas, coyunturas desfavorables y circunstancias adversas, nos ha demostrado que no estamos ante una industria “coyuntural” sino ante una realidad económica que ha resultado tanto o más sólida que los tradicionales sectores primario y secundario. Es más, teniendo en cuenta una globalización que está recomponiendo la división mundial del trabajo y la especialización de las áreas geoeconómicas, parece claro que las economías del mundo occidental serán, cada vez más, economías terciarias, y que los procesos fabriles, manufactureros y agrícola - ganaderos serán asumidos paulatinamente por los países en vías de desarrollo.

Con ello quiero subrayar la extraordinaria “modernidad” económica del turismo en particular y de una economía terciaria en general, cuyos principales activos no son tanto las materias primas, la producción agrícola o la industrial, como la “inteligencia” concretada en la “idea empresarial”, en la capacidad de innovación y gestión, en el I+D, en la mercadotecnia

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y en todos estos elementos inmateriales que subyacen en los actuales procesos productivos. En este sentido, Baleares puede reivindicar su condición de tierra pionera en comprender por donde iban a ir los tiros de la futura economía mundial, apostando por una terciarización de su economía que era consecuencia, por un lado, de una previa división europea del trabajo que nos “expulsaba” por obvias razones geoestratéticas de los tradicionales sectores primario y secundario y, por otro, de una visión inteligente que olfateaba una demanda que iba a ser masiva hace ya casi cien años, cuando el Fomento del Turismo era fundado por un grupo de empresarios clarividentes.

Por otra parte, el hecho de que este foro lo sea de “jóvenes empresarios” y de “jóvenes empresarios de turismo” revela sibilinamente hasta que punto esta concepción de la modernidad y solidez del turismo ha impregnado y calado a nuestra sociedad. Una economía de servicios como la turística se caracteriza no sólo por su estructura y entramado económico, sino también, y de forma importante, por la filosofía vital que subyace en la misma. Una economía terciaria, como he dicho antes, maneja, sobre todo, “ideas”, “iniciativas” y “creatividad empresarial”. Es una economía “de riesgo” y es una sociedad móvil y permeable precisamente porque está abierta a todo el mundo. En este sentido, el impacto que ha tenido el turismo sobre la sociedad mallorquina ha sido formidable desde el punto de vista sociológico: ha transformado una sociedad estratificada y basada en la seguridad, en una sociedad dinámica de oportunidades cuyos límites están sólo en la imaginación y capacidad creativa de sus miembros.

El salto cualitativo que ello supone ha sido formidable, y a veces no reflexionamos suficientemente sobre la revolución que se ha producido. Para los que hoy están aquí́ reunidos, hace cuarenta años, probablemente vuestra aspiración hubiera sido la “seguridad”, el puesto de trabajo fijo inamovible, en la Administración, en la Banca, en la “empresa de toda la vida”. Por ello, que este foro reúna a “jóvenes empresarios” es un reflejo altamente significativo de hasta que punto la mentalidad de la juventud más emprendedora ha comprendido los retos y las oportunidades que tiene ante sus ojos. Mi enhorabuena, pues, porque sois un modelo altamente representativo de una sociedad como la española instalada en la modernidad.

Aquí́ y hoy, en este Foro, van a debatirse, por distinguidos y expertos ponentes, cuestiones puntuales de nuestra realidad turística enfrentada a una creciente competitividad e inmersa en un proceso de reflexión sobre los retos que tiene planteados.

Por mi parte, es caso obligado que el alcalde de un municipio turístico como Calviá reflexione en voz alta acerca de cual es el papel que le corresponde a una institución municipal- en realidad a las instituciones en general- en este panorama esencialmente protagonizado por la iniciativa privada. Yo pienso que son tres las líneas esenciales que deben animar los comportamientos públicos e institucionales: seguridad jurídica, provisión de servicios y establecimiento de estos que Jaime Matas llama “espacios públicos” donde se encuentran lo público y lo privado provocan mutuamente sinergias y catalizaciones.

La seguridad jurídica, como uno de los pilares básicos de cualquier economía moderna, no es una personal deformación profesional, sino la convicción de que es la primera de las obligaciones de cualquier institución. La seguridad jurídica no es sólo un Principio General del Derecho ni un imperativo constitucional, sino “conditio sine qua non” la economía no puede funcionar. El ciudadano, el empresario, el inversor ha de tener un puñado de certezas: que lo que dice la ley se cumple, y lo cumple, en primer lugar, la Administración, que los contratos serán respetados y amparados por la Jurisdicción, que las leyes consagran expectativas que permiten al empresario planificar con seguridad sus inversiones y que la esfera pública no interferirá́ los ámbitos de la actividad privada.

Aunque pueda parecer sorprendente, estas elementalidades, vigentes en todos los países civilizados, no sólo han sido ignoradas olímpicamente en nuestra autonomía, sino que el principio básico que ha presidido la actuación de no pocas instituciones ha sido, no la “seguridad jurídica y su sistema de certezas, sino todo lo contrario, la inseguridad jurídica elevada a norma poco escrupulosa de las políticas institucionales hasta extremos sencillamente escandalosos. Y Calviá no ha sido una excepción en los últimos años de nuestra comunidad autónoma.

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