Desarrollo Del Niño

APRENDICES DEL PENSAMIENTO, EL DESARROLLO COGNITIVO EN EL CONTEXTO SOCIAL

La participación guiada está ampliamente extendida por todo el mundo, aunque existan diferencias culturales en relación con la forma en que se organizan las actividades de los niños y la comunicación con ellos, dichas diferencias se relacionan, sobre, todo con las metas del desarrollo, qué lecciones se deben aprender y los medios que están al alcance de los niños, bien para observar y participar en actividades que tienen especial valor en esa cultura, bien para recibir enseñanza fuera del contexto específico de las actividades que exigen poner en práctica destrezas específicas. Lo que se ha de aprender difiere de una cultura a otra, y también varía el modo en que se organizan las relaciones interpersonales que permiten a los individuos a participar y comunicarse.

La familia estructura las actividades de los niños y aporta enseñanzas bien situadas en el contexto de las actividades conjuntas; además, los niños participan activamente en su propia socialización (Fortes, 1938), esta forma de organización y ajuste le permite ampliar el conocimiento cuando tiene que enfrentarse con nuevas situaciones. Las destrezas necesarias para utilizar instrumentos culturales, por ejemplo leer y escribir, comienzan a practicarse incluso antes de que el niño entre en contacto con la tecnología como tal.

Si queremos entender el desarrollo, debemos de examinar las destrezas de los niños y la interacción con otras personas teniendo en cuenta que dichas destrezas permiten lograr metas que son valoradas en la comunidad, evitando conscientemente la imposición arbitraria de nuestros valores a otros grupos, de los juicios acerca de lo que se considera la mejor del desarrollo deben definirse socialmente, y que varían dependiendo de varios aspectos del funcionamiento de la comunidad, entre los que se incluyen los excedentes económicos(que proporcionan libertad de acción para hacer concesiones a algunos individuos sin poner en peligro al grupo), su sistema de subsistencia, tácticas de supervivencia, y los sistemas políticos, económico y religioso.

La diversidad cultural se relaciona no sólo con lo que se aprende, sino también con la forma de estructurar la comunicación con los niños, las diferencias culturales que se observan en las estrategias de comunicación influyen profundamente en cómo los padres e hijos colaboran en la socialización de los niños, estas diferencias pueden explicarse, por una parte, la responsabilidad de enseñar a los niños que asumen los adultos, en culturas donde éstos no participan en las actividades propias de la vida adulta y, por otra parte, la responsabilidad que los niños tienen de aprender en culturas donde pueden observar y participar en las actividades de los miembros maduros de la sociedad. Las diferencias en el uso de explicaciones pueden relacionarse con los valores culturales que definen el uso más apropiado del lenguaje, la sutileza y el silencio, así como con la utilidad de otras formas de comunicación con diferentes intenciones.

En algunas sociedades, no se espera que los niños pequeños interactúen con los adultos como lo hacen con sus compañeros en una conversación, es decir, iniciando ellos mismos la interacción y siendo considerados como iguales en la discusión (Blount, 1972,; Harkness y Super, 1977; Schieffelin y Eisenberg, 1984). Por el contrario, parece más conveniente que hablen cuando se les dice que no lo hagan, que contesten a las preguntas que se les plantean o, simplemente que sigan las indicaciones que se les dan.

Draper y Harpending (1987) sostienen que la distancia conversacional entre los niños y los adultos que se observa a menudo en sociedades agrícolas, en las que son frecuentes grandes familias y pasa poco tiempo entre el nacimiento de un hijo y otro, es el resultado de los intentos, por parte de la madre, de que los niños cuiden a sus hermanos pequeños. Puede ocurrir que en grupos de este tipo, los niños no se comporten como iguales en la conversación con los adultos, pero estén muy introducidos en el mundo adulto como participantes.

En las sociedades en que los niños están integrados en las actividades de los adultos, los niños se aseguran un papel en la acción, al menos como observadores muy próximos, están presentes en la mayoría de los acontecimientos de interés de la comunidad, y ello en campos tan variados como el trabajo, el ocio o las prácticas religiosas.

En las comunidades donde los niños no son compañeros conversacionales, pueden no estar suficientemente preparados para usar el discurso propio de la escuela, aunque pueden utilizar hábilmente el lenguaje y otras destrezas de su comunidad. Son capaces de aprender observando y curioseando como miembros de la comunidad, participando cada vez más en las actividades cotidianas desde que son pequeños, con la ayuda que les aportan los adultos

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