Desarrollo Humano
098629 de Mayo de 2013
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La cabeza del recién nacido es proporcionalmente mayor al resto del cuerpo, siendo el valor promedio de perímetro craneal de 33 a 35 cm.
El peso aproximado de un recién nacido a término es entre 3-3,5 Kg.
La talla aproximada de un recién nacido a término es entre 48-52 cm. La talla de nacimiento, así como la de adulto está influida por la talla de los padres.
A veces los recién nacidos presentan en la piel o en el cuerpo algunas peculiaridades que no tienen ninguna importancia pero que asustan o preocupan a los padres si no han obtenido información previamente al nacimiento. Vamos a ver las más habituales:
CAPACIDAD AUDITIVA: se adquiere ya dentro del útero materno, por lo que cuando el bebé nace, lo tiene bastante desarrollado. Los sonidos de poco volumen o las voces suaves (especialmente de la madre) le tranquilizan. Cualquier ruido intenso lo sobresalta e inquieta.
CAPACIDAD VISUAL: durante los primeros días el bebé no puede ver más allá de los 30 cm. La calidad de su imagen visual es bastante precaria.
CAPACIDAD OLFATIVA: desde el nacimiento el niño tiene esta capacidad. En una semana aprende a distinguir el olor de la piel materna y de su leche si lo amamanta. Esta identificación tan peculiar ayuda a fomentar el vínculo afectivo entre madre e hijo, por eso se aconseja a las madres que no usen colonias fuertes ya que su olor puede despistar al bebé.
CAPACIDAD GUSTATIVA: el recién nacido es capaz de distinguir los diferentes sabores.
CAPACIDAD TÁCTIL: el bebé percibe intensamente toda manipulación que se le realice. Esta es una buena baza para los padres, porque pueden usar este sentido para transmitir tranquilidad y afecto al bebé (lo pueden calmar y hacerlo sentir seguro).
Las primeras deposiciones -en las primeras 48 horas de vida-, llamadas MECONIO, son negruzcas, espesas y pegajosas. A partir del tercer día, aparecen las llamadas heces de transición, que tienen un color verde-pardo y la misma consistencia del meconio.
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