Desvalimiento en la infancia

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La cría humana como ser vulnerable y dependiente. ¿En qué entorno se desarrolla Elena?

El hábito de pensar a nuestros acompañados inmersos en una dinámica familiar. ¿Solamente debo enfocarme profesionalmente en las dificultades de Elena?

La idea de pensar el acompañamiento como dispositivo interdisciplinario. ¿Mi rol presenta limitaciones para el abordaje del caso? ¿Necesito valerme de otras disciplinas? ¿En cuáles me apoyaría? Recordemos las incumbencias del rol.

¿Pudieron ver con claridad los efectos ambientales de las dificultades de Elena? Explico.

Enfocados en la historia de Elena pueden agregar lo que crean necesario para aportar desde su rol de casi profesionales.

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Elena es una niña de dos años y medio que desarrolla sus primeros años de vida en la casa de su abuela con sus padres.

Es un ambiente oscuro, sin ventilación ni mucho espacio para desplegarse. La nena duerme en el comedor por lo que no tienen intimidad ni un lugar propio; pasa sus días en la cuna repleta de juguetes que organiza al alcance de sus manos. La casa, según el testimonio del acompañante, esta impregnada de olor a abuela, cuestión que se recalca por la contratransferencia que genera.

Sus padres se justifican diciendo que son grandes y que ya no tienen la misma destreza y paciencia que hace unos años atrás. La mama de Elena la tienen en la cuna porque no quiere que se golpee ya que la casa esta llena de muebles y no hay lugar para que camine por miedo a que se golpee. Otra cuestión importante es el ritual que hace la madre cada vez que la nena tiene que hacer caca, la coloca en la mesa acostada con el pañal puesto y allí hace (haciendo un uso indiscriminado de los espacios físicos del hogar).

Elena, en esta etapa de su vida necesita del amparo y el sostén tanto físico (en sus necesidades biológicas) como psíquico de sus padres, por la vulnerabilidad y dependencia que supo tener dos años de edad. Este ambiente en el que la niña esta transitando su primera infancia es facilitador a que la niña no explore, no juegue, no desarrolle sus habilidades ni explote sus potenciales como lo haría en un ambiente que sea facilitador a un desarrollo pleno.

Cuando nos integramos a una dinámica familiar para realizar un acompañamiento terapéutico nos vemos atravesados por múltiples aspectos de la rutina familiar. Lo más importante y diría yo lo principal para que un acompañamiento sea fructífero, debemos tener una buena supervisión continua para que las contratransferencias que nos genera la cotidianeidad no opaquen nuestro plan de trabajo, nuestras posibles intervenciones e incluso, nuestra propia subjetividad.

Como profesionales de la salud mental debemos ser capaces de separar las rutinas familiares de las que vamos a desarrollar con nuestros acompañados. Pero que pasa cuando la cotidianeidad familiar nos dificulta el trabajo, en ese momento debemos (si es que tenemos) recurrir al equipo para generar estrategias que nos permitan trabajar tranquilos con nuestros acompañados sin tener que pensar en como intervenir con la familia. Para ser mas clara voy a dar un ejemplo, en el caso de Elena el equipo tratante debería ser quien tome riendas en el asunto y trabaje con estos padres la cuestión de la distribución de espacio físico, las conductas erróneas del uso individuo de los espacios físicos de la casa, la inseguridad de los padres por la integridad física de la niña cuando comience a caminar, etc.; porque no deberíamos ser los AT quienes se encarguen de eso, no podemos cumplir muchas funciones a la vez, porque queramos o no, descuidaríamos algún punto de trabajo con nuestro acompañado.

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