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Dignidad Humana Y Suicidio


Enviado por   •  23 de Septiembre de 2014  •  2.408 Palabras (10 Páginas)  •  904 Visitas

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“Y aunque la conciencia de un suicida yerre, este errar sigue siendo humano.”

- Frankl, Víctor.

Humano es todo aquél que pertenece a la especie Homo Sapiens. Dentro de esta especie entramos todos los hombres, mujeres, niños, niñas y adultos mayores, sin importar la raza u origen étnico.

Todos los seres humanos, por el simple hecho de serlo, contamos con la capacidad de pensar, amar, reflexionar, crear, interactuar con otras personas y otras especies, leer, escribir, crear sistemas de pensamientos, doctrinas religiosas, entre muchas otras.

A pesar de todas estas características hay una, y me atrevo a decir la más importante, que nos hace tan diferentes y superiores de todos los demás seres vivos: la dignidad humana. Con esto me refiero al valor inalienable que poseemos todos los seres humanos por el simple hecho de ser personas. Los seres humanos somos la única especie capaz de trascender y de alguna manera “dominar” el mundo que nos rodea.

Asimismo, todos los seres humanos somos libres, poseemos la facultad de la voluntad que nos lleva a actuar de manera totalmente libre, ya sea para bien o para mal. Por diferentes circunstancias, a veces hacemos un mal uso de nuestra libertad haciéndonos daño a nosotros mismos o a los demás .

Es muy importante recalcar que la dignidad humana se nos presenta como un valor de respeto incondicionado y absoluto, un respeto que se extiende a todo aquél que la posee: todos los seres humanos. Por esa misma razón, aún en el caso de que toda la sociedad decidiera dejar de respetar la dignidad humana, ésta seguiría siendo una realidad presente en cada persona. En pocas palabras, esto quiere decir, que aunque la persona sea perseguida, maltratada, encerrada en campos de concentración, obligada a hacer cosas que no quiere, este desprecio no cambiaría en nada su valor como persona, no le quita su dignidad.

La dignidad humana existe porque el ser humano se distingue de los animales precisamente por el hecho de tener autodeterminación y a su vez, una igualdad frente a los seres de su misma especie con respecto al trato, pero respetando siempre, de una manera u otra, las diferencias que les dan la esencia de ser humano como tal que hace la convivencia entre la sociedad misma se haga interesante, productiva y constructiva.

Ahora, sabiendo que todas las personas tienen grandes capacidades pero sobretodo poseen un extra que los demás seres vivos no, la dignidad, yo me pregunto:

¿Por qué el ser humano con todo lo grandioso que puede llegar a ser y hacer, es el único que puede matar sin sentido o provocarse daño por su propia mano?

La única conclusión a la que llego es que tal vez es el precio que pagamos por ser tan racionales. Tal vez el hecho de saber que algún día vamos a morir sea más fuerte de lo que podemos soportar.

De todos los actos humanos, el suicidio es uno de los más complejos. Muchas personas tienden a justificarlo como un derecho de la persona. Es cierto que los seres humanos somos libres y tenemos derechos, tan cierto que cuando la persona escoge con quién casarse, por quién votar, elegir un trabajo etc, lo está haciendo libremente. Sin embargo, cuando la persona comete suicidio, anula su derecho a la vida al mismo tiempo que todos sus demás derechos y atenta contra la dignidad humana. Por ello la opción por el suicidio nunca podrá considerarse algo sano o natural.

La Suicidiología se ha definido como “la disciplina que se encarga de la prevención del suicidio, el manejo de la crisis suicida y la atención a los sobrevivientes del suicidio. Siendo estos los objetivos primordiales de la suicidiología, es comprensible que de ella se ocupen diversas profesionales como los sociólogos, antropólogos, médicos generales, psicólogos, psiquiatras, tanatólogos y que despierte el interés de sacerdotes, trabajadores sociales, voluntarios y los propios familiares de personas que han cometido suicidio quienes sublimando su dolor, se convierten en eficientes colaboradores en la prevención de esta conducta”. (Pérez-Barrero, 2000:1)

Lo más impresionante que el ser humano haya llegado tan lejos, hasta el punto de tener que desarrollar, por así decirlo, una disciplina que se encarga de la prevención del suicidio. Esto significa que más de uno ha atentado contra su propia vida, contra su propia dignidad de persona, contra todo lo que es, e incluso muchos de ellos lo han logrado.

De todas las definiciones de suicidio que encontré, la que creo que más acierta con lo que quiero decir es “El suicidio es toda conducta que busca y encuentra la solución de un problema existencial en el hecho de atentar contra la vida del sujeto (Baechler, 1975).”

El comportamiento de la actividad suicida, comprende la autodestrucción total, la mutilación, y otras acciones dolorosas y no dolorosas, las amenazas, indicaciones verbales de las intenciones de destruirse, depresión e infidelidad y pensamientos de separación, partida, ausencia, consuelo y alivio.

El suicida típico presenta un deseo de morir y vivir a la vez; desesperación, impotencia e imposibilidad de hacer frente a los problemas, agotamiento físico o psicológico, ansiedad, tensión, rabia, culpa, caos y desorganización, estados de ánimo cambiantes, pérdida de interés por actividades normales, malestar físico, entre muchas otras características.

Existe también una falta de iniciativa o pérdida de interés. Hay una paralización de la voluntad. Recordando un poco, la voluntad es una facultad psíquica que tiene el individuo para elegir entre realizar o no un determinado acto. Depende directamente del deseo y la intención de realizar un acto en concreto. Existen muchas causas que llevan a nuestra voluntad a paralizarse, una de ellas es el remordimiento y culpas en el pasado, que nos impiden vivir en el momento presente o tener esperanza de un mejor futuro. Otra causa de este parálisis es la insatisfacción por el presente y nostalgia por el pasado, en este caso puede estar involucrada la muerte de algún ser cercano, alguna enfermedad o el fracaso. Es un hecho que nuestra negación del presente paraliza nuestra voluntad. Una tercera causa es la preocupación o inseguridad por el futuro, la inseguridad por lo incierto o desconocido. Las tres causas tienen en común un miedo a “algo” que no alcanzamos a definir con precisión y que nos está impidiendo vivir con plenitud y con libre albedrío. Al atentar contra nuestra libertad, paralizando nuestra voluntad, los pensamientos/acciones suicidas también están atentando contra nuestra dignidad humana, nos están “achicando” como personas y nos están quitando algo que solamente está en nuestras manos, específicamente en nuestra voluntad, recuperar.

En el suicidio

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