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Dislexia, Dislalia Y Disgrafia


Enviado por   •  12 de Septiembre de 2014  •  2.061 Palabras (9 Páginas)  •  810 Visitas

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DISLEXIA

Es la dificultad para aprender a leer de forma fluida a pesar de ser niñas y niños inteligentes, con motivación y escolarización normales. La lectura les cuesta mucho, es lenta y tienen frecuentes errores como:

• omisiones de letras o silabas (olvidar leer una letra o sílaba)

• sustituciones (leer una letra por otra)

• inversiones (cambiar el orden de las letras o silabas)

• adicciones (añadir letras o silabas)

• unión y fragmentación de palabras (unir y separar palabras de forma inadecuada)

• rectificaciones, vacilaciones y saltos de línea durante la lectura.

De esta forma, también la comprensión de lo que leen es mala. Es el trastorno específico del aprendizaje más frecuente en los escolares. Muchas veces es causa de fracaso escolar y repercute en el desarrollo emocional del niño y de toda la familia.

¿Cuál es su causa?

La causa exacta no se sabe en la actualidad. Sí se puede decir que no se trata de una falta de esfuerzo o motivación. Según las investigaciones más recientes parece ser un proceso de índole neurobiológico con una base genética.

Es muy frecuente que haya otros casos en la familia de dificultades con la lectura.

¿Se asocia a otros trastornos?

La dislexia se basa en un déficit fonológico. Es decir, una dificultad para asociar correctamente cada letra escrita con su correspondiente sonido. Muchas veces se asocia a otros problemas como son:

• trastorno de déficit de atención e hiperactividad

• disgrafía (escritura defectuosa sin que presente un importante trastorno neurológico o intelectual)

• disortografía (errores de la escritura que afectan a la palabra y no a su trazado o grafía)

• discalculia (dificultad innata para el procesamiento de los números, el cálculo aritmético y la resolución de problemas)

• trastorno del desarrollo de la coordinación (torpeza, mala coordinación y facilidad para caerse).

¿Qué puedo hacer para ayudarle?

Es una dificultad importante que perdura a lo largo de la vida. Así pues, se debe empezar pronto con un tratamiento encaminado a que estas niñas y niños adquieran los conocimientos fundamentales para conseguir el éxito académico.

El primer paso para ayudar a nuestra hija o hijo, será que todas las personas involucradas en el aprendizaje sepan el diagnóstico: padres, profesores y la propia niña o niño.

A lo largo de los primeros ciclos de educación, gracias a la gran plasticidad cerebral en esta etapa, se hará un entrenamiento intensivo para la adquisición de la conciencia fonológica (correspondencia grafema-fonema).

Para mejorar en la lectura, como en cualquier otra habilidad que queramos acrecentar, la base es practicar. Hay que tener en cuenta el gran esfuerzo que es para ellos el leer. Hay que hacer fácil esta tarea sin forzar. Les hace falta leer las palabras más veces que una niña o niño sin dislexia, para poder reconocerlas.

En los últimos ciclos de primaria y secundaria, la plasticidad cerebral va siendo menor. Por ello, el tratamiento se basa en buscar estrategias para compensar las dificultades a través de adaptaciones escolares: metodológicas, de evaluación y curriculares (darles más tiempo, uso de programas informáticos, no contar faltas de ortografía…)

El tratamiento debe ser intensivo, durante mucho tiempo y empezando lo más pronto que se pueda. Siempre a través de tareas que se basen en la lectura. Hay que huir de otros tratamientos cuya eficacia no ha sido probada científicamente como son las gafas coloreadas, el entrenamiento visual, terapias para la “lateralidad cruzada”, suplementos alimenticios,…

¿Qué consecuencias tiene una atención inadecuada?

La incomprensión de los que le rodean (padres, profesores y compañeros). La sensación de fracaso a pesar del esfuerzo que hacen. La falta de reconocimiento de este esfuerzo. Todo esto lleva a menudo a estos niños a sufrir ansiedad, depresión, síntomas psicosomáticos y trastornos de conducta.

DISGRAFIA

La disgrafía es un trastorno específico de la escritura, que se define como la dificultad para escribir correctamente.

La disgrafía se manifiesta a través de una serie de síntomas que aparecen desde el inicio de la escolarización y aumentan a medida que avanza la escolarización inicial.

Desde el primer momento manifiestan dificultades en la escritura, les cuesta, lo hacen más despacio, a veces con excesiva rigidez motora, oras veces con laxitud, se cansan al escribir y se quejan bastante cuando tienen que enfrentarse a los trazos de la escritura.

Las dificultades más relevantes son las siguientes:

- Los trazos no mantienen un trazo uniforme, varia constantemente

- Distinto tamaño, en palabras y letras: grandes - pequeños, no mantienen un trazo único. Lo varían en el mismo párrafo, lo que denota una dificultad para controlar con precisión los movimientos motores que permiten un trazo uniforme, dentro del nivel de edad del niño.

Esta falta de uniformidad, hace que el texto o las palabras escritas dificulten la lectura para el lector, ya sea el niño o el adulto, pero además suele crear en el niño una sensación de frustración por no poder controlar el tamaño de las letras, algo que a medida que crecen parece tan sencillo para otros.

- Los movimientos para escribir son: lentos y tensos, rígido. Esto hace que además de escribir despacio, más despacio de lo que corresponde a su edad o nivel escolar, estos niños se cansan pronto de escribir.

- Dificultades para organizar las letras dentro de la palabra o de la frase. La separación entre letras en una misma palabra es irregular, pueden escribir la palabra "queso", por ejemplo, con un espacio entre la "q” y la "u” correcto y de repente el espacio entre la "u” y la "e” es mayor, "qu - eso" , y para juntarlas enlazan excesivamente una letra con la otra, o añaden una raya, la visualización de la palabra es correcta, pero no logran controlar el movimiento para que el espacio sea regular entre las letras. Esta misma dificultad aparece en párrafos o entre las líneas del texto.

- Una de las características más significativas es la presión, la falta de control de la presión del instrumento, ya sea, lápiz, pluma, ceras o cualquier otro material de escribir.

Es una presión excesiva de la mano y los dedos sobre el instrumento de escribir, lo que hace que se canse pronto, que rompa los bolígrafos o lapiceros con facilidad, que la letras sea muy marcada sobre el papel, y sobre todo, que esta dificultad le impide escribir al ritmo normal para su edad, lo que le crea problemas no sólo de cansancio y fatiga motriz, si no de avanzar en el estudio , ya sea por no poder seguir un dictado, una lección, o hacer esquemas, ya que pierde mucho tiempo en la escritura.

- Postura incorrecta: relacionado con la dificultad de presión, se añade, la dificultad de mantener una postura corporal adecuada, o mantienen el tronco muy cerca de la mesa, parece que van a apretar más el lápiz con el cuerpo, o inclinan en exceso un lado del cuerpo. Este tipo de posturas, les fatiga más y les hace disminuir la atención a la tarea escolar.

Estos son los errores o síntomas más característicos de la disgrafía, que le llevan a tener una mala letra, a cansarse y a escribir más despacio.

Pero además en la mayoría de los casos presentan errores ortográficos, gramaticales tanto en la expresión escrita como en la expresión verbal.

Tienden a escribir de forma desorganizada en la hoja, y a no aplicar los elementos básicos o reglas ortográficas como por ejemplo la puntuación, además de otras dificultades ortográficas.

Y en general, tienen dificultades de expresar por escrito su pensamiento: en la redacción, en la copia, o dictados.

Son niños fáciles de detectar, puesto que durante los inicios de la escolarización la mayoría de actividades se realizan por escrito, ya sea escribir o pintar o rellenar figuras. Es importante desde los inicios de Educación infantil, estar atentos y detectar a estos niños.

Si con actividades de apoyo e individualizadas no avanzan es cuando podemos sospechar y proponer la realización de un dignóstico para poder realizar luego un programa individual de reducción. Es importante puesto que estos niños van perdiendo interés por los aprendizajes por la gran dificultad y esfuerzo que representa para ellos escribir.

Es un trastorno más frecuente de lo que se suponía. Se dice que alrededor del 3 al 10 por cien de los alumnos tienen dificultades en el aprendizaje de la escritura, es por lo tanto un número bastante elevado. Los programas actuales y los apoyos escolares consiguen que el alumno vaya adquiriendo el dominio de la escritura sin tanto esfuerzo.

DISLALIA

Las dislalias son alteraciones en la articulación de algún o algunos fonemas bien por ausencia o alteración de algunos sonidos concretos del habla o por la sustitución de estos por otros, de forma improcedente, en personas que no muestran patologías del sistema nervioso central, ni en los órganos fonoarticulatorios a nivel anatómico.

Estas alteraciones perduran más allá de los cuatro años, hasta entonces aparecen muy frecuentemente. Son las más frecuentes y conocidas de todas las alteraciones del lenguaje.

¿QUIÉNES SON LOS NIÑOS Y NIÑAS CON DISLALIAS?

Los niños y niñas que presentan dislalias en su habla presentan:

• Una presencia de errores en la articulación de sonidos del habla (Sustitución, distorsión, omisión o adición) al principio, en medio o al final de las palabras, tanto en su lenguaje coloquial como en repetición de esos sonidos cuando se le da un modelo de palabra que los contenga.

• Suele tener más de cuatro años.

• No existe evidencia, ni diagnóstico de hipoacusia, trastornos neurológicos, deficiencia mental, ni cambio idiomático.

CLASIFICACIÓN DE LAS DISLALIAS.

Existen muchas clasificaciones de las dislalias, nosotros hemos seguido la etiológica de PASCUAL (1988).

Dislalia evolutiva o fisiológica: Para articular correctamente los fonemas de un idioma se precisa una madurez cerebral y del aparato fonoarticulador. Hay una fase en el desarrollo del lenguaje en la que el niño/a no articula o distorsiona algunos fonemas; a estos errores se les llama dislalias evolutivas. Normalmente desaparecen con el tiempo y nunca deben ser intervenidas antes de los cuatro años, sobre todo /r/ y sinfones.

Suelen producir cierta angustia en algunos padres que creen ver en ellas un síntoma de retraso y se les debe aconsejar que hablen claro a su hijo/a, abandonando los patrones de persistencia del lenguaje infantil. La mejor intervención es convencer a la familia para que dejen esos malos hábitos.

Dislalia audiógena: Su causa está en una deficiencia auditiva. El niño o la niña que no oye bien no articula correctamente, confundirá fonemas que ofrezcan alguna semejanza al no poseer una correcta discriminación auditiva. A este tipo de alteraciones se les denomina dislalias audiógenas. El deficiente auditivo presentará otras alteraciones del lenguaje, fundamentalmente de voz y el estudio de su audiometría nos dará la pauta sobre la posible adaptación de prótesis. La intervención irá encaminada básicamente a aumentar su discriminación auditiva, mejorar su voz o corregir los fonemas alterados e implantar los inexistentes

Dislalia orgánica: Las alteraciones de la articulación cuya causa es de tipo orgánico se llaman dislalias orgánicas.

Si se encuentran afectados los centros neuronales cerebrales (SNC) reciben el nombre de disartrias y forman parte de las alteraciones del lenguaje de los deficientes motóricos.

Si nos referimos a anomalías o malformaciones de los órganos del habla: labios, lengua, paladar, etc. se les llama disglosias.

Dislalia funcional: Es la alteración de la articulación producida por un mal funcionamiento de los órganos articulatorios. El niño/a con dislalia funcional no usa correctamente dichos órganos a la hora de articular un fonema a pesar de no existir ninguna causa de tipo orgánico. Es la más frecuente y sus factores etiológicos pueden ser:

Falta de control en la psicomotricidad fina. La articulación del lenguaje requiere una gran habilidad motora. Prueba de ello es que aquellos fonemas que precisan un mayor control de los órganos articulatorios, especialmente de la lengua, son los últimos que aparecen ( /l/, /r/ /r/ y sinfones).

Déficit en la discriminación auditiva. El niño/a no decodifica correctamente los elementos fonémicos de su idioma y no percibe diferenciaciones fonológicas del tipo sordo/sonoro, dental/velar, oclusivo/fricativo, etc., produciendo errores en la imitación oral.

Errores perceptivos e imposibilidad de imitación de movimientos.

Estimulación lingüística deficitaria. Ello explica la frecuencia de dislalias en niños/as de ambientes socioculturales deprivados, abandonados, en situaciones de bilingüismo, etc.

De tipo psicológico: sobreprotección, traumas, etc, que hacen persistir modelos articulatorios infantiles.

Deficiencia intelectual. Las dislalias son un problema añadido a los del lenguaje del niño o la niña deficiente. Su corrección hay que plantearla a más largo plazo, es más lenta y estará condicionada por su capacidad de discriminación auditiva y su habilidad motora.

Cuando nos referimos a la dislalia habitualmente se refiere a la dislalia funcional y los tipos de errores más habituales son: sustitución, distorsión, omisión o adición.

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