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EL DUELO EN DIFERENTES EDADES

DELFINcaballoApuntes20 de Enero de 2022

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CARACTERISTICAS COGNITIVAS

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Sus capacidades cognitivas están estrechamente relacionadas con sus primeras vivencias y la calidad de estas en su entorno inmediato. El niño se da cuenta que mediante el llanto llama la atención de los adultos, por ello desarrolla este mecanismo de reclamo para que cubran sus necesidades, lo que paulatinamente irá desapareciendo para ser sustituido por otras capacidades. Entre el periodo de los 18 a 24 meses cuando va apareciendo el lenguaje y se desarrolla la capacidad de representar la realidad mental el niño es capaz de comprender que la ausencia del cuidador es parcial. Es muy importante la seguridad y el afecto donde se desenvuelve el infante porque esto marcara una pauta en el desarrollo de la actividad intelectual, ya que lo emocional e intelectual están íntimamente relacionados.

Como se menciono anteriormente las emociones juegan un papel importante en el aspecto cognitivo del niño, y hay dos emociones que implican al “yo”, una es la emoción autorreflexiva donde se presenta la empatía y envidia, estas se presentan cuando se desarrolla en el niño la autoconciencia, lo que quiere decir, que es cuando hay comprensión cognitiva de que tienen una identidad reconocible, individual y diferente del resto del mundo. Está íntimamente relacionado el desarrollo del cerebro después del nacimiento con los cambio de vida emocional.

Existen cuatro cambios aparentes en la organización cerebral del niño los cuales pertenecen a cambios del procesamiento emocional, es por esto que durante los primeros tres meses de vida va de la mano la diferenciación de las emociones básicas y se vuelve funcional la corteza cerebral, siendo esto la pauta para que den inicio las percepciones cognitivas, lo que propicia la reducción de sueño, la presencia de la conducta refleja y la sonrisa neonatal espontánea. Pasado el tiempo al noveno o décimo mes de edad surge el segundo cambio, es cuando los lóbulos frontales inician su interacción con el sistema límbico donde surgen las reacciones emocionales, a la par que se presenta este hecho las estructuras límbicas, tales como el hipocampo adquieren volumen y se vuelven más similares a las adultas. Las conexiones entre la corteza frontal, el hipotálamo y el sistema límbico, que procesan la información sensorial pueden facilitar la relación entre las esferas cognitiva y emocional, a medida que estas conexiones adquieren madurez el bebé puede sentir y descifrar las emociones al mismo tiempo. Más adelante cuando surge el tercer cambio a los 2 años de vida donde se da lugar al desarrollo de la autoconcienciación, surge un incremento en el control de sus emociones y actividades autoreflexivas, estas manifestaciones se pueden relacionar con la mielinización de los lóbulos frontales, se acompañan de una mayor movilidad física y conducta exploratoria.          

Durante la primera infancia el autoconcepto del niño inicia a ser la principal atención, a medida que el niño va creciendo van adquiriendo una mayor conciencia de sí mismos.

CARACTERISTICAS COGNITIVAS

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Surge un cambio importante a los tres años de edad, cuando se presentan cambios hormonales en el sistema nervioso autónomo (involuntario) concuerdan con las emociones voluntarias, subyacentes a las emociones como la vergüenza, se podría observar un distanciamiento del dominio del sistema simpático o (la parte del sistema autónomo que prepara al cuerpo para la acción) y la maduración del sistema parasimpático (la parte del sistema autónomo implicado en la excreción y la excitación sexual). Algunas circunstancias donde se presenten diferentes temperamentos puede ser causa de factores neurológicos.

Durante la primera infancia el autoconcepto del niño inicia a ser la principal atención, a medida que el niño va creciendo va adquiriendo una mayor conciencia de sí mismos y los cambios en la autodefinición o autodescripción muestran el desarrollo del autoconcepto, entre los 5 y 7 años de edad es muy notorio  el cambio de percepción que tienen de sí mismos.

Un análisis neopiagetiano muestra la transformación de los cinco a los siete años como algo que ocurre en tres pasos. A los cuatro años, el niño está en la primera etapa, representaciones individuales. Sus declaraciones acerca de sí mismo son unidimensionales, su pensamiento carece de conexiones lógicas, le es imposible identificar que tiene dos emociones al mismo tiempo, a causa de su falta de diserción no le es posible tomar en cuenta varios aspectos de sí mismo al mismo tiempo, por lo que está imposibilitado de reconocer su “yo real”. La segunda etapa se presenta entre los 5 y 6 años de edad, la cual es mapeos representacionales donde se inicia las relaciones lógicas entre un aspecto y otro de sí mismo por lo que se expresa en términos positivos absolutos.

CARACTERISTICAS COGNITIVAS

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La influencia de los mayores tiene mucho peso a lo largo de la infancia del niño, sus cuidadores o padres son más exigentes cada vez y los niños son mas susceptibles a los comentarios que se hacen sobre su conducta, pensamientos o emociones, por tal motivo se va formando su propia valoración, esto le permitirá distinguir y establecer relaciones entre rasgos psicológicos o aptitudinales y los resultados de sus acciones.

Cuando se habla de los cambios en la autodefinición existen tres etapa, de las cuales la tercera se presenta cuando el niño  tiene entre 6 y 12 años de edad y es como sistemas representacionales, se caracteriza por integrar aspectos específicos del “yo” en un concepto general, multidimensional, es decir, sus autodescripciones son más equilibradas y realistas.

Teniendo en cuenta que la autoestima es la parte evaluativa del autoconcepto, es decir, la reflexión que realizan los niños de su propia vida, la cual se desprende  de la capacidad cognitiva de cada niño para describirse y definirse a sí mismo, lo cual tiene lugar aproximadamente a los ocho años.

Entre los seis y doce años hay un incremento cognitivo en los niños lo que les permite desarrollar conceptos más complejos sobre sí mismos, lo que permite una mayor comprensión y  control emocional.

El ser humano esta continuamente en desarrollo cognitivo considerando que al irse relacionando con su entorno irá adquiriendo mayor experiencia y las aplicará en sus actividades y es de aquí donde se incorpora el mecanismo de la asimilación ya que el niño podrá asimilar el medio externo a sus estructuras cognoscitiva ya construidas, las cuales modificara con base a las vivencias experimentadas con anterioridad, todo esto permitirá una transformación en las estructuras  para que surja el mecanismo de la acomodación.

El niño entre los siete y once años de edad, puede usar operaciones lógicas para solucionar problemas, puede usar símbolos de un modo lógico para alcanzar soluciones atinadas. De los siete a los ocho el niño desarrolla la capacidad de conservar los materiales, es decir, tiene una cierta cantidad de la cual se desprenden partes y posteriormente juntarlas para tener la misma cantidad que el inicio, esta capacidad es llamada reversibilidad. Entre los nueve y diez años el niño alcanza la noción de la conservación de las superficies, es cuando observa un área dividida en partes, pero comprende que al reunir las partes tiene la misma superficie.

A los siete años según Piaget el niño alcanza el pensamiento de operaciones concretas, las cuales son un conjunto de transformaciones reversible, donde se da paso al razonamiento, reemplazando la intuición, entre las operaciones concretas más significativas esta la seriación y la clasificación, la atención pasa de observar solo las cualidades del objeto  a lo cuantitativo también. Se despierta también en los niños un mayor interés y curiosidad por todo lo que le rodea, por lo que empieza a almacenar gran cantidad de objetos diversos. El tiempo empieza a tomar sentido,  se torna más práctico y detallado, igual sucede al interesarse en el espacio como elemento que le ofrece su lugar en el mundo.

Entre los nueve y los 11 años la inteligencia del niño alcanza el perfeccionamiento de las operaciones concretas, es capaz de razonar sobre los objetos, las relaciones y sobre las propias relaciones entre sí, lo que le permite un razonamiento a partir de hipótesis, con su pensamiento organizado le es posible establecer clasificaciones, distinguiendo las semejanzas y las diferencias.

CARACTERISTICAS SOCIALES

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Las vivencias que experimente el niño en los primeros años de vida marcaran la pauta para su desarrollo en la adquisición de conductas sociales y normas morales, pues será el reflejo de su día a día del contexto familiar donde se desarrolla. Tomemos en cuenta que a partir de la lactancia el desarrollo de la personalidad está estrechamente relacionado con las relaciones sociales.

Los apegos que manifieste son naturales por su propio instinto a buscar seguridad en su contexto social, lo que implica qué no solo con su círculo más cercano se puede dar esta condición, sino con relaciones próximas también.

El infante desde el momento que nace requiere de una relación cercana que lo auxilie en su desarrollo social y emocional normal y donde el sentido del “yo” también tiene un aspecto social, porque los niños integran dentro de su autoimagen su continuo juicio de cómo es visto por otras personas.

Cuando el niño está en un nuevo ambiente para explorar se siente seguro al lado del cuidador pero en cuanto deja de estar la persona adulta el bebé se altera, por ello que al interactuar con personas ajenas y tener el niño a su lado a su madre presenta un comportamiento positivo, de lo contrario será hostil.

En una filosofía de crianza basada en los principios de la teoría del apego propuesta por Bowlby, señala que los niños están biológicamente diseñados para estar al lado de sus padres por ser seres sociales. Con lo que respecta a la Fases evolutivas de la afectividad infantil de la Teoría de Wallon en la Ley de alternativa funcional señala que el medio social juega un papel importante en la formación de la personalidad del infante.

La imagen que uno se forma de sí mismo, llamado autoconcepto,  se va construyendo a lo largo de la vida donde influyen con gran determinación los  factores cognitivos y la interacción social, la calidad de atención que le proporcionemos al niño desde sus primeros meses para cubrir sus necesidades emocionales influirán en lo positivo o negativo en la construcción de su autoconcepto que se verá relejado en lo psicológico.

Al final del primer año el niño reconoce las emociones que su cuidador manifiesta facialmente y lo comprende, Pues es en esta etapa cuando se manifiestan y reaccionan a tres emociones las cuales son: alegría, angustia y enfado.

El desarrollo de la educación afectiva y emocional era únicamente de la familia, hoy los tiempos han cambiado, ya que la sociedad está en continuo cambio lo que da paso a que también los valores familiares están en constante cambio, por lo que las instituciones escolares han tenido que intervenir también es esta labor compartiendo la misma responsabilidad.

Su primer contexto de aprendizaje es el núcleo familiar, pero debido a los cambios que ha experimentado la sociedad actualmente los padres se quejan de no tener suficiente tiempo para los hijos, sin embargo va más allá que de hablar solo de tiempo, es de saber aprovechar al máximo las oportunidades de las que disponen.

Entre los principales objetivos cuando el niño ingresa a una institución educativa en el periodo de adaptación es el socializar e integrar al niño en el entorno social, establecer relaciones afectivas y sociales satisfactorias, crear un ambiente festivo y de acogida, haciendo más agradable y menos traumático el encuentro de los niños con la escuela, involucrar más afectivamente a padres y madres con su participación en la vida escolar, facilitar la labor de acercamiento, acogida y atención de los niños durante este periodo. Los niños presentaran diferentes comportamiento o conductas en este proceso ya que cada niño es diferente y las experiencias son nuevas.

Las emociones del niño en su entorno social presenta ciertas característica con base a las reacciones subjetivas a las circunstancias que experimentan con los cambios fisiológicos y conductuales por mencionar algunas, cito que de los cero a los tres meses los lactantes se encuentran abiertos a la estimulación. Empiezan a mostrar interés y curiosidad y sonríen con facilidad a los demás. De los tres a los seis meses los lactantes pueden anticipar lo que está a punto de suceder y experimentan desilusión cuando no sucede. Demuestran esto cuando se enojan o actúan de manera recelosa. Éste es un momento de despertar social y de intercambios recíprocos tempranos entre el bebé y el proveedor de cuidados. Los lactantes de seis a nueve meses participan en “juegos sociales” y tratan de obtener respuesta de las demás personas. “Platican”, tocan y “coquetean” con otros bebés para hacer que respondan. Expresan emociones más diferenciadas y muestran alegría, temor, enojo y sorpresa. Mientras que los lactantes de nueve a doce meses están intensamente concentrados en su cuidador principal, pueden volverse temerosos ante los desconocidos y actúan de manera contenida en situaciones novedosas. Para el primer año de edad, comunican sus emociones de forma más clara, exhiben estados de ánimo, ambivalencia y grados de sentimiento. Por su parte los infantes de doce a los dieciocho meses exploran su ambiente y utilizan a las personas a las que más apegados están como base segura para ello. A medida que dominan el ambiente, adquieren mayor confianza y están más dispuestos a imponerse. Y los de dieciocho a treinta y seis meses en ocasiones, los infantes se tornan ansiosos porque ahora se percatan de lo mucho que se están separando de su proveedor de cuidados. Elaboran la conciencia de sus limitaciones por medio de la fantasía y el juego y mediante la identificación con los adultos.

Hablando de timidez y osadía se manejas ciertas denominaciones como de alta reactividad, la cual se refiere a los lactantes de cuatro meses de edad en la cual un porcentaje del 20% fueron expuestos a una serie de estímulos nuevos para ellos y donde su reacción fue llorar, agitaron brazos y piernas en el aire y, en ocasiones, arquearon la espalda; mientras que otro 40% manifestó mínimo de angustia o movimientos motrices y aumento la sonrisa espontanea, a esto se le clasifico como baja reactividad; el resto dio como resultado baja actividad motora pero con gran irritabilidad, o bien mostró una actividad motora vigorosa, pero rara vez con llanto.

Las investigaciones de Erikson señalaron que en la primera etapa del desarrollo psicosocial que inicia durante la lactancia y abarca hasta los dieciocho meses es confianza básica versus desconfianza básica. En los primeros meses en el lactante se despierta un sentido de confianza hacia las personas y objetos a su alrededor, requieren desarrollar una ponderación entre relaciones fiables y entre las que debe desconfiar para protegerse el mismo. En el caso de desarrollar en gran medida la confianza los niños desarrollan la virtud o fortaleza, y la esperanza, la creencia de que pueden satisfacer sus necesidades y cumplir sus deseos, en caso opuesto si se fortalece la desconfianza, los niños percibirán al mundo como hostil e impredecible y tendrán dificultades para formar relaciones.

CARACTERISTICAS SOCIALES

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Será alrededor de los tres años de vida cuando al niño le surjan emociones sociomorales o autoconscientes que son la vergüenza, orgullo, culpabilidad y la envidia.

Actualmente es muy importante el papel que juega la institución escolar como los propios docentes  en el desarrollo afectivo y social de los alumnos, pues hoy día se conjugan escuela y familia para ambos educar con valores y apoyar en el desarrollo de la afectividad de los niños. Las escuelas reciben a los niños a muy temprana edad lo propicia que no tengan interiorizadas ciertas normas y rutinas, como puede ser la autonomía. Las familias ya no disponen de tanto tiempo como antes, por lo tanto hay un cambio de crianza dando pie a que el desarrollo afectivo también se extienda a sus cuidadores fuera del seno materno, pues algunas instituciones dan el servicio de profesionales calificados que cuiden y atiendan a los niños, y es aquí donde la escuela marca mayor énfasis en la importancia a la necesidad de brindar un desarrollo integral a los alumnos por medio de competencias afectivas las cuales son: intrapersonales, interpersonales y sociogrupales, para construir  en el alumno un fortalecimiento en los vínculos afectivos y un adecuado desarrollo.

Entre los principales objetivos cuando el niño ingresa a una institución educativa en el periodo de adaptación es el socializar e integrar al niño en el entorno social, establecer relaciones afectivas y sociales satisfactorias, crear un ambiente festivo y de acogida, haciendo más agradable y menos traumático el encuentro de los niños con la escuela, involucrar más afectivamente a padres y madres con su participación en la vida escolar, facilitar la labor de acercamiento, acogida y atención de los niños durante este periodo. Los niños presentaran diferentes comportamiento o conductas en este proceso ya que cada niño es diferente y las experiencias son nuevas, habrá casos en los que los niños se mostraran retraídos y se limitaran a ser observadores de su entorno, Otros podrán replegarse sobre sí mismos y efectuar acciones que los hagan sentirse seguros, como puede der chuparse el dedo o aferrarse a un objeto personal, también podrán manifestar apatía y rechazo a socializar con sus compañeros o incluso el mismo educador, por lo tanto no participaran en las actividades, mientras otros actuaran de manera opuesta y se integraran con facilidad.

Alrededor de los tres años de edad una vez ya desarrollada la autoconciencia, aunada a una gran cantidad de conocimientos acerca de los estándares, reglas y metas aceptables por su sociedad, a esta edad los niños están aptos para evaluar sus pensamientos, planes, deseos y conductas contra lo que se considera socialmente correcto, y es donde queda de manifiesto las emociones autovalorativas de orgullo, culpa y vergüenza.

Ciertos investigadores que trabajaron los estudios de patrones temperamentales parecidos a los del NYLS; (Estudio longitudinal de Nueva York), descubrieron que el temperamento a los tres años de edad define la personalidad que mostrara a los dieciocho y veintiún años de edad, se debe tomar en cuenta que el temperamento no está totalmente formado al momento del nacimiento se construye paulatinamente con la aparición de diversas emociones y capacidades de autorregulación, y en donde también influirá el trato que reciba el infante por parte de sus padres, como de las experiencias que llegue a tener con el paso del tiempo.

Cuando se trata el tema de la timidez y la osadía es hablar también de dos clasificaciones, una de ellas es la de alta reactividad que se caracteriza por los estímulos que presenta el niño al ser expuesto a nuevos panoramas donde llora, agitaron brazos y piernas en el aire y, en ocasiones, arquearon la espalda; la otra es baja reactividad que se presenta cuando el niño muestra poca aflicción o actividad motora y es más probable que sonriera de forma espontánea, tomando en cuenta lo anterior y en especifico las características de la alta reactividad niños de cuatro años y medio de edad mostraron mayormente timidez, ser callados y retraídos, así mismo su frecuencia cardiaca subió y las pupilas de sus ojos se dilataban. Por otro lado los de baja reactividad mostraron mayor posibilidad de ser sociales, platicadores, arriesgados, activos y sus frecuencias cardiaca era baja. Cabe la posibilidad de que los genes que influyen en la reactividad ya sea de la conducta tímida o arriesgada también influyan en el tamaño del cuerpo y el color de los ojos.

Según estudios demostraron que niños de tres o cuatro años de edad son más propicios a ser influenciados por las diferencias culturales en la autodefinición, y como vaya madurando las diferencias se incrementan. La diversidad de los valores culturales influye en la manera en que los niños de cada cultura se perciben y se definen a sí mismos. La cultura tiene un gran peso en la socialización de la expresión emocional por medio de la interacción con los cuidadores del niño

A los tres años de edad el niño es capaz de identificar las diferencias individuales de las emociones conflictivas, por lo cual podía identificar las emociones que reflejaban los rostros con tristeza o felicidad de las personas a su alrededor, y podía distinguir las emociones relacionadas con lo que mostraban los rostros. Las emociones dirigidas hacia el “yo”, como la culpa, vergüenza y orgullo, se desarrollan hacia el final del tercer año de vida, después que el niño toma conciencia de sí mismo y se regula bajo las reglas de los padres.

CARACTERISTICAS SOCIALES

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Estudios como el IBQ revelan conexiones relevantes en cuestión del manejo del temperamento entre del lactante y la personalidad infantil que se presentan a los siete años de edad.

Según Erikson algo determinante en la autoestima de los niños entre los seis y doce años es la perspectiva de su capacidad para el trabajo productivo, ya que los niños requieren ser valorados por la sociedad con base a sus destrezas, las cuales serán desarrolladas dependiendo de la comunidad donde crezca. La virtud o fortaleza que logre adquirir el niño es la competencia, lo que permite ver a su “yo” como apto para dominar cierta habilidad y la capacidad para concluir trabajos. Los padres ejercen una gran influencia sobre las creencias que los niños tienen de las competencias. Si en un dado momento el niño se enfoca demasiado en sus tareas puede descuidar las relaciones sociales.

Entre los nueve y once años es común que los niños muestren independencia familiar, pero mayor interés por los amigos, en esta etapa es común que se sientan presionados por sus pares, en el caso de los niños que se sienten cómodos consigo mismos presentan mayor resistencia a la presión negativa de los amigos  y toman mejores decisiones por sí mismos. Es aquí donde es importante que los niños tomen conciencia de la responsabilidad al tiempo que van desarrollando su independencia. Las relaciones de amistad que hacen son más fuertes y complejas, toma prioridad el tener amigos, especialmente los de su mismo sexo.

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