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EL HOMBRE EN BUSCA DE SENTIDO. Víktor Emil Frankl – psiquiatra y neurólogo


Enviado por   •  10 de Noviembre de 2017  •  Ensayos  •  1.106 Palabras (5 Páginas)  •  223 Visitas

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EL HOMBRE EN BUSCA DE SENTIDO

Víktor Emil Frankl – psiquiatra y neurólogo, nació en Viena, Austria el 26 de marzo de 1905 y falleció el 2 de septiembre de 199, de 1942 a 1945 estuvo como prisionero en varios campos de concentración, él logró sobrevivir pero no lo lograron ninguno de sus familiares. Fundó la tercera escuela de psicoterapia vienesa a la que llamó Logoterapia.

Viktor E. Frankl divide el libro en dos partes, en la primera parte relata cómo fue su experiencia en los campos de concentración, también narra las tres fases por las que paso en estos. En la segunda parte el autor habla sobre los conceptos básicos de la logoterapia.

Primera Fase: Internamiento En El Campo

En esta fase al llegar al campo de concentración los prisioneros eran despojados de todas sus pertenencias, lo único que les quedaba era su existencia desnuda, las probabilidades de vida eran muy escasas por lo tanto las ilusiones se fueron perdiendo poco a poco. Lo único que traía olvido y alivio era el sueño, por eso el autor no despierta a su compañero cuando tiene una pesadilla, porque soñar era mejor que volver a la realidad.

Tocar la cerca de alambre electrificada era el método más común para suicidarse.

Segunda fase: la vida en el campo

En esta fase los prisioneros no tenían espíritu de compañerismo no tenían emociones, no podían sentir, la insensibilidad era un caparazón protector necesario, eran tratados como animales domésticos, en el campo de concentración no importaba tu nombre ni que habías hecho en el pasado, solo eras un número.

La apatía era el principal síntoma de esta fase, servía como mecanismo de autodefensa. La dieta que llevaban era escasa de calorías para el pesado trabajo que hacían y las condiciones en las que se encontraban.

Si el prisionero no luchaba por mantener sus principios morales, terminaba por perder el sentimiento de su propia individualidad, de ser pensante, con una libertad interior y un valor personal. El prisionero anhelaba estar a solas consigo mismo y con sus pensamientos, anhelaba su intimidad y su soledad.

El autor dice que la mayoría de los prisioneros sufrían de algún tipo de complejo de inferioridad, pues los trataban como si no fueran nadie, también que aun en las terribles circunstancias de tensión psíquica y física el hombre puede conservar un vestigio de la libertad espiritual y de independencia mental.

El tipo de persona en que se convertía un prisionero era el resultado de una decisión íntima y no solo producto de la influencia de su entorno. Cualquier hombre podía decidir lo que sería de él mental y espiritualmente pues aún en un campo de concentración puede conservar su dignidad humana. Esta libertad espiritual, que no se nos puede arrebatar, es lo que hace que la vida tenga sentido y propósito para los prisioneros.

La preocupación de los prisioneros se resumía en una pregunta: ¿Sobreviviremos al campo de concentración? De no ser así el sufrimiento carecería de sentido. Pero el autor tenía otra pregunta que le angustiaba: ¿Tiene algún sentido todo este sufrimiento, todas estas muertes? si carecen de sentido, entonces tampoco lo tiene sobrevivir al internamiento.

Algunos prisioneros prefirieron cerrar los ojos y vivir en el pasado, para estas personas la vida no tiene ningún sentido, perdieron la fe en el futuro, la esperanza y el valor, esto podía ocasionarle la muerte.

Cuando era posible en el campo se aplicaba algo que podría definirse como los fundamentos de la psicoterapia ya

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