EL NIÑO ANTE LA MUERTE
estelatrejo12 de Julio de 2012
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Introducción
La muerte causa miedo, rebelión o temor pero no duda, ya que es considerada como el destino temporal mas real del hombre y su aceptación prueba su madurez; muchas personas no temen a la muerte misma, sino al proceso de morir, a la muerte larga y penosa, a la agonía, a la pérdida del autocontrol, independencia y desgaste físico. También la muerte es considerada como un problema existencial, pues todos los seres vivos mueren, solo el hombre es el único ser que lo cuestiona ya que experimenta el dolor más fuerte y profundo de su vida al enfrentarse con su propia muerte.
En la vida de los seres humanos, la tragedia, el dolor y el sufrimiento aparecen inevitablemente y la diferencia consiste en la manera de como se enfrentan las circunstancias y el dolor resultante; el duelo se desconoce hasta que se vive y se puedan percibir emociones como respuesta a ese dolor y sufrimiento convirtiéndose en enojo, culpa y miedo.
El presente trabajo permitirá vislumbrar los diversos procesos por los que transita el infante y su familia desde el momento en que hay un planteamiento de una enfermedad terminal, los acontecimientos llenos de angustia, tristeza y desesperanza aunque en momentos desesperantes y otros con un gran aliento divino dirigido a la existencia de los milagros que finalmente se presentan los efectos de los padecimientos incontrolables y la inminente perdida del ser querido.
La muerte de un niño es algo incomprensible, si la muerte aparece en ellos, es necesario recordar que también tienen derecho a morir en paz, sin embargo es difícil el proceso de adaptación emocional a la enfermedad terminal y muerte de un niño, por su corta vida, su breve pasado y el mínimo futuro, privado de oportunidades para vivir y disfrutar de su existencia, todo ello puede generar angustia, tristeza, desesperación, ira e impotencia de las personas que lo acompañan.
Enfrentarse con la última etapa de la vida y la proximidad de la propia muerte implica transitar por una sucesión de pérdidas y afrontar los miedos que todo esto provoca. El niño necesita expresar su duelo ante una constante sensación de pérdidas. El niño afrontara la situación dependiendo de cómo responda su entorno ante los cambios, ante las pérdidas pasadas, presentes o futuras.
Desarrollo del Tema
En nuestra cultura, la muerte a pesar de ser un hecho inevitable en la vida de los seres humanos, se suele evitar como tema de reflexión y conversación. En la vida de las personas existe felicidad, alegría, dolor, sufrimiento y muerte; la muerte es importante para la vida, ya que el hombre ha realizado “infinidad de estudios para alargar su vida pues el enfrentarse con la muerte, se atormenta, se angustia, sufre y trata de evitarla” ( Tinajero, 2011 p.13)
En la actualidad la muerte es considerada como un fenómeno multifacético que altera la vida del ser humano, que no es aceptada ni asumida como un suceso natural sino como una crisis que genera una problemática personal, familiar y social; pero es inevitable que a lo largo de la vida las personas enfrenten momentos de dolor, sufrimiento y perdida y como ejemplo están: el termino de la infancia y juventud, la separación familiar e incuso el no alcanzar metas planeadas; sin embargo el máximo sufrimiento que experimenta el ser humano en su vida, es la muerte.
En palabras de Dorothy Law Nolte “Los niños aprenden lo que viven, si viven con miedo, lástima o vergüenza aprenden a ser aprensivos, autocompadecerse ó sentirse culpables; si viven con aprobación y aceptación aprende a valorarse y a ama r ”.Un niño necesita apoyo y seguridad por lo que es importante mantenerse no sólo física sino también emocionalmente cerca de él. Los niños que han afrontado numerosas situaciones estresantes desde el diagnóstico de la enfermedad terminal, pruebas invasivas y síntomas que les han generado malestar, desvinculación de su entorno habitual por las largas hospitalizaciones. Es natural que reaccionen enfadándose con los padres que “no le protegen ni le evitan el sufrimiento” y si no pueden expresarse se aíslan. ( Law, 2004 p 427)
“El sentido del dolor y el sufrimiento es el duelo mismo, decir “estoy de luto”, implica precisamente afirmar: “soy un doliente y necesito vivir este proceso para más tarde salir fortalecido”. (Castro, 2007 p.73)
La sociedad acepta la muerte que ocurre al final de una vida en que el individuo ha intentado, con o sin éxito, desarrollar un proyecto personal, formado una familia, y haber cumplido determinadas metas. Por eso es que la muerte de los ancianos es aceptada con mayor facilidad y se habla de que ya descansa en paz, que ya terminaron sus sufrimientos, que las molestias de la vejez ya no le daban una calidad de vida razonable.
La muerte de un niño constituye siempre una desgracia inesperada y que rompe el esquema que la sociedad y cultura tiene del desarrollo de la vida humana. Los niños son seres humanos que no han alcanzado a iniciar proyectos de vida, que recién están adquiriendo el conocimiento y las destrezas intelectuales, afectivas o físicas que modelarán su personalidad y su vocación, que son todavía dependientes de sus padres y familias, y en los que habitualmente se cifran grandes esperanzas para cuando alcancen la adultez. Todo esto se desmorona cuando se muere el niño o se diagnostica una enfermedad irrecuperable y con pronóstico de muerte próxima.
En los casos de niños con enfermedades terminales o en quienes las medidas de soporte vital no están siendo de utilidad, el equipo médico se ve enfrentado a tomar decisiones de limitar o suspender el esfuerzo terapéutico. En tales situaciones, siempre debe compartirse con los padres tales alternativas, tratando de sopesar la proporcionalidad de los esfuerzos terapéuticos, buscando que es lo mejor para su hijo enfermo tan gravemente. Ayuda en esto mantener permanentemente informados a los padres. Los cuidados paliativos ayudan a entender que no se abandona al paciente, sino se le ayuda a una mejor muerte.
Para que el niño deduzca qué es la muerte, suele ser útil hacer referencia a los muchos momentos de la vida cotidiana pero significativa donde la muerte está presente como son: en la naturaleza, con la muerte de plantas y animales de compañía o bien hasta que sus amigos se hayan mudado a otro lugar, para el niño son perdidas que vivirá y que manifestara reacciones socioemocionales de duelo que tiene que enfrentar acorde a su edad y comprensión progresiva del proceso de muerte ya que estas derivan de sus tradiciones familiares y experiencias previas con el tema, por tanto el niño percibe a la enfermedad y la muerte como se registra en el siguiente cuadro: ( Castro, 2007 p. 56-60)
EDAD PERCEPCION ANTE LA ENFERMEDAD Y MUERTE APOYO TANATOLOGICO
Infantes de 0-3 años Antes de los 3 años, no están preparados para entender la muerte
Para los niños de 1 a 2 años, la enfermedad la entienden como algo que duele y la interpretan de acuerdo a los síntomas que experimente No se requiere hacer comentarios al respecto
Niños de 3 a 5 años La enfermedad estará en función de su comportamiento. No tienen claro el concepto de muerte, su estructura mental no registra la muerte como un proceso radical e irreversible. Sabe que se relaciona con el sentimiento de tristeza.
La relacionan con el movimiento, si no existe, significa muerte. No la identifican como algo definitivo sino temporal y reversible ( como en los dibujos animados)
Niños de 6 a 8 años Aun no comprende el hecho inevitable de la muerte. Asocia muerte con esqueleto, monstruo o fantasmas. Inicia su comprensión hacia lo irreversible de la muerte. Relaciona la muerte de persona significativa con castigo por su mal comportamiento. A los 6 años manifiesta preocupación de que su madre muera y se quede solo. A los 7 años empieza hacer consciente la muerte, contacta con su propia mortalidad. A los 8 años investiga que ocurre después de la muerte, a través de las creencias religiosas y acepta que el ser humano es mortal. Etapa propicia para iniciar una formación tanatológica, cuando el niño pierde una mascota, es una oportunidad excelente para iniciarle en el área, por tanto no es recomendable ocultarle la muerte y realizar rituales para despedirse de su mascota ( meterla en una caja y enterrarla en el jardín, cementerio o incinerarla)
Niños de 9 a 12 años Perciben la muerte como suceso irreversible, universal y a todos los seres vivos les sucede. Son conscientes de su mortalidad a través de su enfermedad y accidentes. A los 9 años relaciona la muerte con procesos racionales, biológicos y lógicos. A los 10 años posee la estructura mental para percibirla muerte como lo hace un adulto ( Universal, Irreversible, Inevitable, Radical y Todo ser vivo puede morir)
En niños menores de 9 años es conveniente definir la muerte como ausencia de vida, como “no respira, no habla, no se mueve
Hablar de la muerte antes de que el niño se vea emocionalmente involucrado en una situación de duelo. Poner ejemplos con flores mostrando el proceso de muerte: se desaparece el color de sus pétalos, se caen, marchitan y mueren.
En los casos de muerte imprevista por accidentes o enfermedades de curso muy rápido, el impacto que se produce en padres y familiares es enorme y es muy difícil de asumir. El médico que le toca atender un caso así, habitualmente experimenta un sentimiento de impotencia y se siente emocionalmente impactado, generándose un sentimiento de fracaso de su rol profesional y una cierta sensación de culpabilidad. No se le ocurre qué decir, piensa que se rompió la relación con los padres y tiende erradamente
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