EL SUEÑO Y LOS PENSAMIENTOS ONIRICOS LATENTES

En la antigüedad clásica, el sueño fue considerado el anuncio de poderes superiores, demoníacos y divinos, desde Aristóteles los sueños pasaron a ser una actividad del alma, y no de los dioses. Gracias al florecimiento de la manera de pensar de las ciencias naturales siendo considerado la genuina operación psíquica del soñante, Freud comentaba que los sueños son una forma de realizar deseos y que muchos deseos son el resultado de deseos sexuales reprimidos o frustrados opinando que la ansiedad que rodea dichos deseos hace que algunos sueños se conviertan en pesadillas. Hay sueños negativos de deseos, donde lo que aparece es el incumplimiento de un deseo para esto se dieron varias explicaciones, entre las cuales está la satisfacción de una tendencia masoquista no obstante sigue en pie la conclusión general de Freud: los sueños son realizaciones disfrazadas de deseos reprimidos. Para Freud “He formulado una tesis general que restringe el sentido de los sueños a una única forma de pensamiento: la figuración de deseos” (1)

Hay sueños que se muestran sin tapujos los cumplimientos de deseos pero hay algunos donde el deseo es irreconocible, en el sueño desfigurado el cumplimiento del deseo no puede ser evidente, hay que buscarlo, es decir que no lo podemos ver antes del análisis, los deseos que intervienen en los sueños son los deseos prohibidos, rechazados por la censura y justamente la desfiguración onírica aparece por estos deseos. Freud “Inserto aquí el sueño sobre las flores ya enunciado de una de mis pacientes, destacando en el todo lo que ha de interpretarse sexualmente. Después de la interpretación, a la paciente dejo de gustarle su bello sueño” (2)

Por oposición se llamaran conscientes a los pensamientos oníricos mismos y a las representaciones sustitutivas adquiridas por asociación a partir de ellos. Con esto no busca armar toda una construcción teórica, pero si rescatar que el uso de la palabra ‘inconsciente’ como descripción conveniente y fácilmente comprensible es evidente, ahora bien si se toma la concepción del elemento onírico y se lo transfiere a todo el sueño, se tiene que el sueño es una totalidad desfigurada.

Es decir, cuando existe muy poca resistencia con aquello inconsciente (por ejemplo, algún deseo en particular) la desfiguración del sueño es muy baja por ello, es fácil que una ocurrencia nos lleve desde el elemento onírico hasta su inconsciente, mientras que si existe una mayor resistencia con respecto a ese deseo en particular las desfiguraciones van a ser mayores y se necesitaran de largas asociaciones para llegar a lo inconsciente. Como dice Freud “Todo sueño es un deseo al que se figura como cumplido; la figuración encubridora cuando se trata de un deseo reprimido que pertenece al inconsciente, y exceptuado el caso de los sueños infantiles, solo el deseo inconsciente tiene la virtud de formar un sueño” (3)

Así Freud introduce dos elementos: contenido manifiesto del sueño y pensamientos latentes del sueño. Llamando contenido manifiesto del sueño a lo que el sueño cuenta y pensamientos latentes del sueño a aquello oculto a lo cual debemos llegar persiguiendo las ocurrencias, la relación entre ambos conceptos puede ser muy diversa. Freud planteaba mediante ejemplos que en algunas ocasiones el elemento manifiesto puede ser también parte de los pensamientos latentes pero un solo fragmento de ellos diciendo que parece que lo central de los pensamientos inconscientes falte en el sueño manifiesto.

El trabajo del sueño es aquel que traspone el sueño latente en el contenido manifiesto; por lo contrario el trabajo de la interpretación se basa en un contenido manifiesto que quiere alcanzar al contenido latente, se propone eliminar mediante el deseo, un estímulo onírico perturbador del dormir. Freud “La experiencia psicoanalítica nos ha deparado todavía otra

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