Eduacion Estetica Para Jovenes
SAMPAYOIDALIA25 de Marzo de 2014
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Educación estética para jóvenes y adultos: los paseos culturales Sonia Carbonell Curso Supletivo Santa Cruz. São Paulo / Brasil soniacarbonell@terra.co
Introducción
Cuando nos referimos a la educación estética fre- cuentemente la asociamos a la enseñanza del arte; sin embargo la estética, como componente de un proyecto educativo con jóvenes y adultos, nos remi- te a una metodología enriquecida por aspectos que son peculiares al arte, pero que también se hallan en las otras áreas del conocimiento. Los paseos culturales constituyen una práctica pedagógica que retoma esta concepción educativa. Llevar a alumnos jóvenes y adultos a museos, ga- lerías, centros de cultura, teatros, ferias, plazas y eventos culturales, es fundamental para la aprecia- ción del arte y de la cultura en su forma genuina, viva, original, además de ser un excelente medio para motivar a que después ellos acudan, por ini- ciativa propia, a esos espacios. Recorrer las salas de un museo, escuchar un concierto, asistir a un espec- táculo de teatro, sentarse en una banca de la plaza para conversar sobre la escultura que nunca ha re- cibido la debida atención, son actividades que abren los caminos para el disfrute y el placer que puede proporcionar el contacto con las manifestaciones culturales.
Muchos locales, principalmente los institucio- nales como los museos y los teatros, difícilmente son frecuentados por los alumnos de la educación de personas jóvenes y adultas si la escuela o la ins- titución que los atiende no funge como intermedia- ria. Son espacios ajenos a los alumnos trabajadores, donde se confrontan con la propia exclusión. Es necesario que los museos y los espacios culturales sean desacralizados por los profesores para que los estudiantes puedan usufructuar el universo de encan- tamiento y de conocimiento que ocultan y para que tengan acceso al cultivo del gusto estético. Las reflexiones que presentamos en estas pági- nas son fruto de una práctica educativa que tiene lugar en un curso de educación de jóvenes y adultos en Brasil llamado Supletivo Santa Cruz, perteneciente al Colegio Santa Cruz, una escuela particular que durante el día atiende a niños y adolescentes de la ciudad de São Paulo y por la noche abre sus puertas a alrededor de 450 estudiantes jóvenes y adultos po- bres que atienden cursos gratuitos de alfabetización y enseñanza primaria y secundaria. Los alumnos son, en su mayoría, trabajadores migrantes de otros estados brasileños.
A lo largo de los más de 20 años que llevo tra- bajando como profesora de artes en el Colegio he coordinado numerosas salidas culturales de alum- nos jóvenes y adultos a museos, teatros y espacios culturales. Estas actividades trascienden las cuatro paredes de los salones de clase y expresan una serie de valores culturales y sociales, incluidos aquellos relativos al ocio. El joven o adulto estudiante ge- neralmente transforma una salida al museo en un gran acontecimiento: se viste con ropa bonita, toma fotografías, en resumen, asume una actitud festiva; todo ello revela que la persona está abriendo un es- pacio interior para el aprendizaje, que está dispuesta a disfrutar de esa experiencia compartida con sus colegas y profesores. La experiencia estética en la persona adulta
Al inicio del espectáculo creía que no me gustaría la música porque no la conocía. Pero la curiosidad hizo que me quedara allí. Comencé a poner mucha atención. Cuando me di cuenta, estaba encontrando la cosa más linda del mundo, porque eran unas mezclas de diferentes sonidos que hacían que la música se escuchara muy bonita. Me quedé emocionado con todo lo que vi, con todos aquellos sonidos, porque tenían una cosa hermosa, que hacía como que la gente se relajara. Eran unos sonidos que llegaban al interior de la gente […]. Ahora, si alguien me pregunta cuál tipo de música me gusta puedo incluir al jazz, porque es un tipo de música que sólo escuchándola te das cuenta de que es tan buena como lo estoy diciendo. Adelvir (alumno de la epja)
Si las obras de arte tienen el poder de conmo- vernos tan profundamente es porque constituyen respuestas a una vida vivida. El alumnado adulto tiene un pasado que le permite entender y apreciar el cúmulo de humanidad que existe en la creación artística, y por eso podemos considerar que el goce estético se da asociado a la experiencia del sujeto, se genera a partir de sus motivaciones, sus creencias, sus saberes.
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Es importante tener en cuenta que la experien- cia estética en los niños y niñas no ocurre con la intensidad y la magnitud que puede alcanzar en la persona adulta. Un niño de preescolar, por ejemplo, no ve en una imagen un todo diferenciado. Existen perspectivas en la pintura que en la infancia no se dominan y que se adquieren con el tiempo. Ivonildi, una alumna de aproximadamente 40 años, revela el grado de madurez de su percepción en su testimonio de la visita a una exposición de Pablo Picasso. En su escrito se distingue una lectura profunda de la imagen, en la medida en que relacio- na cualidades expresivas de la obra con la subjetivi- dad del artista: El cuadro que más me llamó la atención fue El beso, un cuadro enigmático, porque tu lo miras buscando la emoción del beso y no la encuentras. Es una pintura con muchos colores, colores fuertes, movimientos brus- cos, mucha euforia, pero sin la emoción del beso. En este cuadro el beso esta escondido entre siete llaves, parece más una revolución que un beso. Pienso que eso revela que el amor que Picasso sentía en cada momento de su vida era retratado en cada nueva tela. La vida de Picasso era pura emoción, su proceso creativo era emocional.
La experiencia estética nace a partir del encuen- tro de la persona con lo infinito del universo, y de la constatación de sí misma como parte de ese univer- so. Es en ese momento de encantamiento cuando ocurre el encuentro de dos grandes sentimientos
humanos: el de ser infinitamente pequeño, conteni- do en la inmensidad del infinito, pero también el de ser infinitamente grande, en tanto que contiene en sí mismo todo el universo. Vicente, otro alumno que también ronda los 40 años, expresa lo siguiente al término de un con- cierto: […] el sonido de los instrumentos te mueve por adentro del cuerpo y la música, cuando está cantada, la emoción sigue siendo más grande, se mueve en el alma. Es la primera vez que voy a una presentación de ese tipo, pero espero que no sea la última porque es muy bonita, quedé encantado con la música que oímos. No sé los otros, pero yo llegué a pensar que no estaba allí. Es muy emocio- nante vivir momentos así.
Cláudia, de 25 anõs, también desfrutó de ver- daderos momentos de encantamiento al visitar la exposición de Picasso con la escuela: Cuando fuimos a la exposición de Picasso sentí una emoción muy fuerte con aquellas pinturas enormes, que se reflejaban en mis ojos. Me quedé como flotando en el espacio que a veces era pequeño pero se hacía gran- de y empecé a analizar cada cuadro. A cada paso que daba surgía una emoción nueva al ver el arte de Picasso.
Otro aspecto interesante es que la experiencia estética no tiene ninguna finalidad, no tiene una función práctica, no sirve para nada. Es justamente ahí donde reside su grandeza: sólo es vivida por la armonía que irradia. Podemos entonces caracterizar el placer estético como una sensación que se experi- menta en todo el cuerpo, que ocurre a partir de una comunicación del sujeto con el ambiente por medio de los sentidos. A partir de lo anterior nos preguntamos, ¿cómo podemos enseñar a los alumnos y alumnas a disfru- tar de una manifestación estética?, ¿cómo podemos enseñar a alguien a tener la vivencia de un proceso que es, por naturaleza, tan personal, tan subjetivo? Ciertamente, el disfrute no es algo que se enseña, sino que se estimula. El educador crea situaciones para que ese proceso ocurra. Además de las salidas,
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SABERES PARA LA ACCIÓN EN EDUCACIÓN DE ADULTOS
otras prácticas como la lectura de imágenes, la apre- ciación de manifestaciones culturales, la lectura y producción de textos, la confección de objetos artís- ticos y las exposiciones de los trabajos de los alum- nos y profesores también pueden propiciar experien- cias estéticas en la escuela. Actividades: la educación estética en la escuela para jóvenes y adultos Educar es un acto impregnado de estética. Educa- dor y educando, juntos, dan significado a sus expe- riencias de vida. Al crear nuevos sentidos para su existencia, al transformar su visión del mundo, el in- dividuo moviliza todo su cuerpo: razón y emoción, afectividad y cognición, respondiendo con todo su ser intelectual, sensible y sensual. Al conducir el mundo hacia adentro, que es uno de los significados que los griegos le daban a la palabra “estética” (o aisthèsis), el sujeto se desprende de su mirada sobre sí mismo y ve al ser humano en toda su plenitud. Aprender puede ser maravillarse. El aprendiza- je estético es dinámico, aproxima íntimamente al aprendiz hacia sí mismo, y al mismo tiempo lo aleja. Genera una nueva visión, pues al conducir la mirada hacia campos que ora se reducen, ora se amplían, ora están cercanos, ora distantes, ora son pequeños,
ora grandes, el aprendizaje genera un movimiento de construcción de sí mismo. Ese modo de apren- der desarrolla habilidades metacognitivas en el suje- to y facilita la construcción de un pensamiento más abstracto, prospectivo, que articula relaciones con- ceptuales más generales, que formula concepciones universales. La estética se encuentra en la base del conoci- miento humano, es una parte esencial del acto de aprender.
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