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Educacion En Edad Adulta

xime110526 de Abril de 2012

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Educacion especial en personas adultas.

A lo largo de los años ha ido cambiando la educación de personas con distintas discapacidades y encontramos que al estar los alumnos con discapacidades integrados en las escuelas, los educadores se han visto en la necesidad de cambiar sus formas de trabajar para adaptarse a ellos, en un proceso que acaba beneficiando a todos los alumnos, con y sin necesidades educativas especiales.

Es claro que a lo largo de la vida se producen múltiples fases de transición entre una etapa y otra, por las que han de pasar todas las personas, incluidas las personas con discapacidades. Al ser la vida un proceso en constante cambio y transformación, las transiciones forman parte inherente de la misma. Algunos de estos cambios ocurren de forma natural e incluso inconsciente, pero otros se llevan a cabo de manera más formal, más consciente y, a veces, más traumática porque suponen un cambio significativo en la situación vital de la persona.

Es por eso que se ha tratado de que la vida de las personas con discapacidades sea de lo más normal y parecida a aquellas que no cuentan con alguna discapacidad y es así como se les está llevando poco a poco a una mayor participación social y, por tanto, a compartir muchas de esas transiciones comunes en la población general. Toda transición es un reto a la capacidad adaptativa de la persona y, en la medida que esta capacidad esté disminuida como consecuencia de la discapacidad intelectual, la transición de un niño o un adolescente con discapacidad conlleva unas mayores exigencias de apoyo.

En lo que refiere al comienzo de la escolaridad, es un paso difícil para muchos niños, ya que pasan del ambiente conocido, seguro y protector de la familia al del colegio, lleno de incertidumbres e inseguridades para ellos. Por otro lado, la escuela conlleva además un conjunto de cambios a los que no puede ser ajeno el niño: nuevos horarios, nuevas normas, nuevos compañeros y adultos con los que relacionarse y nuevo entorno espacial, por recoger algunos de los más llamativos.

Dentro de las escuelas para personas con discapacidades se pretenden desarrollar tareas de aprendizaje como son:

1. Desarrollar un conjunto de conocimientos, habilidades y actitudes para el aumento de la competencia social, desenvolvimiento en la comunidad, auto cuidado, resolución de los problemas cotidianos

2. Desarrollar un conjunto de conocimientos, habilidades y actitudes relacionados con las capacidades pre-laborales y estrategias de transición a la vida adulta y activa.

3. Aumentar la capacidad de expresión y comprensión, tanto oral como escrita.

4. Habilitar actitudes y comportamientos de los jóvenes consecuentes con la responsabilidad y la participación

Siendo así hasta la etapa de la secundaria, una vez que se ha concluido la formación en el Centro de Educación Especial podría también coincidir con la finalización de la etapa formativa de la persona con discapacidad, pues cabe la posibilidad de que no siga estudiando y vuelva a su casa, lo que supondría un cierre del círculo de formación que empezó al iniciar su escolarización (de casa a la escuela y de la escuela a casa).

Si es que el alumno ya no siguiese con un mayor grado de educación especial en centros o escuelas, es conveniente planificar un programa de actividades diarias con tareas bien definidas, que incluyan, cuanto menos, responsabilidades de auto cuidado personal (aseo, comida, vestido), actividades de ocio (lectura, escritura, paseos, juegos, aficiones, TV., etc.) y responsabilidades en el domicilio (por ejemplo, tareas de limpieza o mantenimiento de la casa, compras, recados, cuidado de personas, plantas o animales, cocina, etc.). Lo más importante es que la persona adulta con alguna discapacidad tenga su tiempo ocupado con actividades variadas y creativas, que en la medida de lo posible supongan una responsabilidad ineludible para ella. Al principio el establecimiento de estas rutinas puede suponer un esfuerzo añadido para las personas que convivan con ella, pero con el tiempo se pueden convertir en costumbres diarias que formen parte del discurrir habitual de la vida de la persona con discapacidad.

En caso contrario, un círculo vicioso de inactividad puede llevar a que el joven o adulto con síndrome de Down dedique todas sus horas a tareas rutinarias o repetitivas, como ver la TV constantemente y sin criterio, lo que suele llevar a que con el tiempo se niegue a realizar cualquier otra actividad y sea cada vez más costoso lograr que participe en labores sencillas.

También hay que mencionar que en la educación especial es importante que se tenga una mentalidad abierta y un aumento de conocimiento acerca de la sexualidad de estas personas, es importante que se les vea como personas comunes y corrientes y que al igual que las personas sin discapacidad, en algún momento de su vida comenzaran a sentir atracción sexual y comenzaran a explorar su cuerpo dejando de ser esos niños especiales como se les ha tratado.

La sexualidad de la persona con discapacidad, al igual que cualquier ser humano implica no solo genitalidad, sino capacidad de decisión para decidir a quién amar.

Algo que sería importante abordar es el porqué está mal visto que las personas con discapacidades desarrollen su sexualidad abiertamente, si se les educa de la misma forma, con valores, armonía y respeto por ellos y por los demás.

También se ha creído que las personas con discapacidad intelectual son peligrosas, que no controlan sus emociones y deseos, porque se comportan de manera extraña al relacionarse con los demás; estas y otras creencias están muy ligadas a la ignorancia tanto de la sociedad como de las familias de estas personas.

Finalmente, una comprensión amplia de la sexualidad de un joven o adulto con discapacidad intelectual reside en el trabajo conjunto de un equipo multidisciplinario que pueda aportar al grupo en que se halla inserto el joven, a la familia y a la comunidad, una apertura y flexibilidad a las manifestaciones de la sexualidad en la consideración del respeto que tiene toda persona a una vida sexual saludable y feliz, por lo que podemos concluir que la persona deficiencia intelectual tiene su sexo estructurado y constituido en normalidad.

A las personas con discapacidades les muy difícil mantenerse dentro del ámbito educativo debido a los problemas que se presentan a lo largo del mismo, y del mismo modo esto se les presenta al momento de buscar empleo ya que los estudiantes con alguna discapacidad abandonan la escuela sin haber adquirido las habilidades necesarias para actuar de forma independiente, siendo su preparación vocacional y la necesidad de mejorar los servicios de empleo, las necesidades más urgentes.

La orientación de los alumnos con necesidades educativas especiales ha de tener como meta última la inserción laboral y social. Este objetivo requiere una perfecta coordinación entre: el Centro terapéutico, la familia y el entorno socio-comunitario. El papel de la familia es clave en el momento de planificar la vida del alumno, una vez abandonada su etapa escolar.

Al mismo tiempo, un buen conocimiento, y una buena coordinación en el Centro y el entorno Socio-comunitario, optimizará la utilización de los recursos existentes en ese entorno y facilitará una adecuada oferta curricular en los últimos tramos de la escolarización de dichos alumnos.

Dentro de la orientación vocacional que se les otorga el personal debe de tener en cuenta cuales son las habilidades de cada uno de ellos por medio de las técnicas de evaluación vocacional que son el análisis de ocupaciones, exámenes médicos, pruebas de destreza manuales, muestras de trabajo, sistemas comerciales de evaluación, análisis conductual y análisis situacional para así tener un mejor resultado en la elección de alguna carrera o incluso para el uso de su tiempo libre.

También es importante propiciar cambios en las actitudes de la sociedad para aceptar que los discapacitados son personas además de tener necesidades, también tienen derecho a la igualdad de oportunidades y a participar de manera plena en la vida comunitaria.

Por tanto, la integración de los discapacitados, exige una modificación en las actitudes sociales, propiciando un desplazamiento de la atención desde las minusvalías que les afectan hacia el desarrollo de las aptitudes que poseen.

Ya dentro de la incorporación al mundo del trabajo para jóvenes con discapacidad y con necesidades educativas especiales se iniciaron programas en aspectos primordiales como exploración vocacional, entrevistas personales como actividades en grupo donde se trabajan junto a los aspectos referentes al empleo (inserción laboral, orientación laboral, preferencias profesionales), otros aspectos personales y sociales que son básicos para la consecución de un empleo y la normalización en la vida cotidiana (habilidades socio emocionales, afectividad, autoestima, autonomía, entrenamiento y memoria).

Una segunda fase dentro del proceso es en la que se visitan empresas acordes con los perfiles profesionales de los usuarios, se acompaña a los jóvenes a entrevistas de trabajo y procesos de selección, esto para que tengan experiencias dentro del ámbito en el que se desarrollaran.

A lo largo de estas fases también es importante que se vallan manejando las áreas de formación que se utilizan en personas con discapacidades para la inserción en el ámbito laboral las cuales son, área de desarrollo personal en donde se lleva a cabo el desarrollo de aspectos emocionales-afectivos; satisfacción de necesidades personales como apego, seguridad, autoimagen,

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