Ejercicio De La Función Sexual En El Adulto Mayor
lamujerdehonor13 de Noviembre de 2013
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Ejercicio de la función sexual en el adulto mayor
Por:
Margarita Barrios
Sexualidad del adulto mayor
La sexualidad en la vejez existe. Cada vez se subrayan más los beneficios que reporta al estado de salud, bienestar y satisfacción general del anciano (Buder y Lewis, 1986). .
Tradicionalmente la sociedad ha alimentado una serie de tlbúes y estereotipos negativos acerca de la s.exualidad en la vejez, que han hecho muy difícil un estudio serio sobre el tema, lo cual queda reflejado en el escaso número de investigaciones que existen y las dificultades conceptuales y metodológicas que implican. Hoy en día podemos afirmar que la sexualidad en la vejez debe ser enmarcada dentro de la estrecha relación que existe entre aspectos biológicos, psicológicos y sociales. Los cambios fisiológicos en el anciano, que sirvieron erróneamente de excusa y barrera para negar su actividad sexual, en la actualidad son algo bien conocido, concluyendo que a pesar de las limitaciones que pueden imponer en algunos aspectos, permiten la actividad y la satisfacción sexual en la vejez.
Esto nos lleva a enfocar la sexualidad desde otra perspectiva, pasando del «modelo de sexualidad basado en el joven» donde se igualaba sexualidad con coitalidad (y en el que no había cabida para el anciano), a un modelo más permisivo y real que la identifica con placer sexual, y en el cual las posibilidades de manifestación y actividad son inmensas -abrazos, besos, sexo oral, etc.- (Gochros y Fisher, 1980;
Hite, 1976).
El estudio de los aspectos psicológicos, sociales, demográficos y patológicos que afectan a la actividad y el interés sexual, nos aportan las claves para entender por qué se ha negado esa sexualidad y qué efectos han tenido en otras áreas de la vida del anciano.
Aclarar lo que la sexualidad ha sido, es y puede ser en la vejez, obedece a una intención que los profesionales, investigadores y en general toda la sociedad deben hacer realidad, ya que a todos nos afecta.
Por otra parte, el cambio de actitudes hacia una sociedad más permisiva está propiciando que los estudios sobre sexualidad sean más. numerosos, lo que sin duda contribuirá a favorecer el desarrollo y la optimización de las posibilidades dé los ancianos en el ámbito de las relaciones sexuales, programas educativos, de intervención y sobre todo a darnos pautas de cómo enfocar nuevos problemas derivados de esa mayoi-libertad y del progresivo crecimiento de la población anciana en nuestra sociedad (Starr, 1985).
Efectos del envejecimiento en el hombre y la mujer
• Nuestra sociedad en general y la familia de manera particular, le ponen fecha de caducidad o fecha de vencimiento a la sexualidad del hombre y la mujer mayores.
• Su sexualidad es considerada como fuera de uso o decadente, manejando su expresión como “conductas mal vistas”, porque los medios de comunicación y el imaginario social sólo permiten el erotismo en sujetos jóvenes, fuertes, sanos y de un gran atractivo físico.
• El potencial para sentir placer erótico comenzaría con el nacimiento y no debiera extinguirse hasta la muerte, así esta sobrevenga a edades avanzadas tanto en el hombre como en la mujer. Esto sólo se puede lograr con el conocimiento pleno de los cambios que produce la edad sobre la función sexual de hombres y mujeres.
El proceso de envejecimiento determina alteraciones en la actividad sexual de las personas añosas. La capacidad sexual, así como el desempeño sexual en el añoso, varía mucho de un individuo a otro y, en un mismo individuo en las distintas etapas de la vida.
La capacidad y el desempeño sexual son influenciados por: el propio efecto del envejecimiento, las enfermedades físicas, factores psicológicos e imperativos socioculturales y familiares a los que están expuestos tanto hombres como mujeres de edad avanzada.
Efectos del envejecimiento sobre la sexualidad
Desde el punto de vista sexual, en el proceso del envejecimiento influyen dos aspectos claramente definidos: por un lado la sexualidad biológica, anatomo-fi siológica y por el otro lado el erotismo socio-cultural.
El primer punto siempre es bien estudiado, pero el segundo muy pocas veces es tenido en cuenta.
En nuestra cultura occidental, y en buenas condiciones de salud, las modifi caciones de la sexualidad determinadas por la edad se agrupan en 2 grandes niveles:
• Anatomo-fi siológico
• Psico-socio-cultural
Alteraciones anatomo-fisiológicas
En la respuesta extragenital se destacan dos aspectos:
• Las modificaciones vasocongestivas disminuyen progresivamente de intensidad. Prácticamente no se observa el rubor sexual ni tampoco las alteraciones mamarias, como el aumento de tamaño y de la tumescencia y
• La miotonía también sufre modifi caciones notables, la tensión muscular decrece en todo el organismo y el espasmo carpo-pedal rara vez es observado. Sin embargo, se conserva la pseudo erección del pezón tanto en el hombre como en la mujer. Es frecuente que la mujer presente tumescencia areolar de una mama y no de la otra, cosa que es excepcional en jóvenes.
La edad no desexualiza al ser humano. La edad no le da una jubilación sexual ni al hombre ni a la mujer.
Si conocemos todos los cambios anatomo-fi siológicos y los aceptamos, el erotismo no debería cambiar.
Keneth Cooper, el famoso creador del aerobismo, sintetizó sus hallazgos en la frase “úsalo o piérdelo”. Dicho en forma bien clara: la función hace al órgano y el ejercicio hace a la función. O sea, la función y el órgano se pierden sino se usan, sino se ejercitan. Naturalmente, Keneth se refería al corazón; pero lo mismo que pasa con el corazón, pasa con la función sexual y con los órganos genitales.
Masters y Johnson afi rmaban que el sedentarismo sexual y erótico produce los mismos trastornos en la función sexual y erótica que el sedentarismo corporal produce en las coronarias y el corazón.
Gomensoro y Lutz señalan la importancia de ejercitar el corazón y el sexo regularmente a lo largo de toda la vida; lo cual no quiere decir que podamos seguir haciendo deportes o seguir haciendo el amor a los 70 u 80 años igual que a los 20. El envejecimiento es un hecho biológico inevitable e imposible de detener. El tema no es como evitarlo, sino cómo evitar el envejecimiento prematuro por abandono del ejercicio, aprendiendo a hacer ejercicio de otra manera.
La mayor diferencia en la respuesta sexual de hombres jóvenes y añosos está en la duración de cada fase.
En el joven la erección es inmediata, la penetración es precoz, la eyaculación es rápida y la detumescencia es lenta.
En el añoso es exactamente al revés: la erección, la penetración y la eyaculación son lentas y la detumescencia es muy rápida.
El añoso tiene menos necesidad de eyacular que el joven, ya que el propio orgasmo tiene menos importancia.
Factores psico-socio-culturales
Tanto hombres como mujeres añosos en nuestra cultura pueden ser afectados psicológicamente por los ajustes fisiológicos en su respuesta sexual.
La ignorancia de las modificaciones anatomo-fisiológicas que ocurren con la edad son las causas más frecuentes de la evitación sexual. El desconocimiento de la fisiología sexual del envejecimiento es el factor responsable de un gran porcentaje de las disfunciones eréctiles de los hombres añosos, y de las inapetencias observadas en las mujeres de la misma edad.
El deseo sexual tanto en el hombre como en la mujer puede permanecer durante toda la vida, aunque con menor intensidad y menor frecuencia. En algunas mujeres es probable que la dispareunia, la disuria y las contracciones uterinas dolorosas sean factores que bloquean el deseo sexual. Pero es necesario recordar que además de los factores biológicos, la apetencia sexual es influenciada sobre todo por condicionamientos psíquicos y socioculturales.
Alteraciones genitales en el hombre
Escroto:
• Pérdida de la elasticidad.
• Disminución del reflejo del músculo de Dartos.
Testículos:
• Reducción de la elevación testicular.
En los jóvenes no se da la eyaculación hasta la completa elevación de los testículos, en los añosos, ellos pueden quedar a la mitad o a
1/3 de camino del periné.
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