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El Arte De Amargarse La Vida


Enviado por   •  12 de Noviembre de 2012  •  566 Palabras (3 Páginas)  •  545 Visitas

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Como bien dice el primer capítulo de VIGILAR Y CASTIGAR. El nacimiento de la prisión, lo que el autor explica es qué cambios se dan con respecto la forma física de los individuos sentenciados en cuanto al castigo que se les da.

En primer lugar, Foucault describe el caso de un hombre acusado de regicidio (pues mató al rey) y parricidio (pues mató al padre de la patria), cuyo castigo fue la tortura. La misma es descrita con escalofriantes detalles, para luego ser contrastada con un reglamento para un reformatorio de París, en el cual las tareas eran estrictamente separadas en tiempo por el ruido de tambores: un suplicio y un empleo del tiempo con una distancia de sólo 75 años.

Es entonces cuando se dan diversas modificaciones. Una de ellas es la desaparición de los suplicios. Aquí se hace referencia a los cambios en los castigos a los cuerpos de los condenados. Se habla de una “humanización”, “ha desaparecido el cuerpo como blanco mayor de la represión penal.”

Foucault suele comparar el suplicio con un espectáculo. Explica que a fines del siglo XVIII y principios del siglo XIX desaparece “el espectáculo punitivo”. El castigo ha cesado poco a poco de ser teatro, y tenderá a convertirse en la parte más oculta del proceso penal.

Pero hacia fines del siglo XVIII un nuevo castigo habría de surgir “a todo condenado a muerte se le cortará la cabeza” “Casi sin tocar el cuerpo, la guillotina suprime la vida, del mismo modo que la prisión quita la libertad, o una multa descuenta bienes.” Y junto a estos cambios en el castigo al cuerpo de los condenados, también hay cambios en cuanto la exposición de los mismos: el condenado no tiene ya que ser visto cuando son conducidos al patíbulo.

Como previamente explica el autor, desaparece, en los comienzos del siglo XIX, el gran espectáculo de la pena física; entre los años 1830-48 se consiguió dicha desaparición de los suplicios.

Foucault dice que la pena ha dejado definitivamente de estar centrada en el suplicio como técnica de sufrimiento, tomando como objetivo principal la pérdida de un bien o un derecho. Por otro lado, asegura que “un castigo como los trabajos forzados o incluso como la prisión -mera privación de la libertad-, no ha funcionado jamás sin cierto suplemento punitivo que concierne realmente al cuerpo mismo : es justo que un condenado sufra físicamente más que los otros hombres.”

Finalmente, Foucault menciona las numerosas rebeliones de presos que han tenido lugar en los últimos años. “Eran rebeliones contra toda una miseria física que data de un siglo. Pero también rebeliones contra las prisiones modelo, contra los tranquilizantes, contra el aislamiento, contra el servicio médico o educativo. De hecho, era realmente de los cuerpos y de las cosas materiales de lo que se trataba en todos esos movimientos . Se trataba realmente de una rebelión,

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