El Arte De Amargarse La Vida

¿Qué es amargarse la vida?... llevar una vida amargada la puede llevar cualquiera, pero el arte de amargarse la vida es un arte que se aprende, y muy pocas personas se han atrevido a hablar sobre este tema. No por perseguir el objetivo de la felicidad vamos a conseguirla. A lo largo de la historia no hay una conclusión clara de lo que es la felicidad. Tan importante como la felicidad es la infelicidad, forma parte de nuestra vida y la da sentido.

Paul Watzlawick nos deja enseñanza en el “arte de amargarse la vida”, durante los trece capítulos del libro nos demuestra pequeños y grandes ejemplos de nuestras vidas relacionados con cómo nos amargamos fácilmente por todo.

• Hay que ser, sobre todo, fiel a uno mismo pero teniendo en cuenta a la sociedad, ya que podría perjudicar a uno mismo. Un ejemplo de ello es lo que sucede con los hijos y los padres, los padres intentan que los hijos hagan algo que en un principio se niegan a hacer pero, al final, saben que es lo que deben de hacer, siempre nuestros actos tienen algún tipo de consecuencias y lamentablemente con ciertas decisiones podemos pasar a llevar a terceros inconscientemente.

• El tiempo sana las heridas, pero en algunas ocasiones se puede convertir en una fuente de amarguras. Muchas veces recordamos sucesos que fueron importantes para nosotros, que dejaron una marca impregnada en nuestra memoria y puede que este recuerdo sea de una buena situación o de una mala, pero al recordarlo el resultado siempre será el mismo, esa “Nostalgia” que te produce al recordarlo por no poder volver el tiempo atrás quedarte estancado en esa situación y ser feliz eternamente ó por no haber actuado de otra manera o poder interferir en el desenlace de ese suceso, en otras palabras el pasado es parte importante de las vidas de las personas ya que cuenta más que el presente y es más complejo que el futuro.

Algunas personas piensan en la pubertad como época de inseguridad, de dolor universal y de angustia de futuro y no se extraña. Otras personas que están amargadas piensan en la juventud como época de felicidad perdida para siempre, es decir, sublimar el pasado. Pero esto es solo un ejemplo. Otro ejemplo podría ser el dolor de una rotura amorosa, aunque algunas personas digan que esa relación hacía mucho tiempo que se había acabado. Y si esa rotura causó tanto dolor, delicia celestial sería el reencuentro.

Otra ventaja de aferrarse al pasado es desocuparse e incluso olvidar el presente. Pero esto no se debe de hacer. Un claro ejemplo de esto está en la Biblia, cuando el ángel le dijo a Lot y a su familia que escapasen y que no miraran atrás ni se pararan en la llanura, pero ella miró y se convirtió en una estatua de sal.

Otra consecuencia de aferrarse al pasado nos cuenta la historia de una película en la que un joven no puede evitar la tentación de tomar su primer vaso de cerveza, y a este, le siguen más vasos. El arrepentimiento es el de tomar el primer vaso de cerveza, no los que los siguen. Hasta los niños saben que los actos que ya han sucedido no los podemos cambiar.

• La llave perdida o "más de lo mismo". Cuenta la historia de un hombre que está buscando la llave debajo de una farola con un policía, pero cuando éste le pregunta que si está seguro de que ha perdido allí la llave, el hombre le dice que no pero que en el lugar donde la había perdido estaba demasiado oscuro. Este ejercicio cuarto se basa en aferrarse a unas soluciones que alguna vez fueron suficientes, eficaces o las únicas posibles. Esto conduce a la repetición y adaptación de un hábito que son difíciles de cambiar. Si en alguna otra situación, al tratar un problema esa solución ha servido, también la aplicaras en los nuevos problemas aunque sean totalmente diferentes.

• Rusos y Americanos. Es mucho más fácil buscar en el presente que en el pasado. Un americano, para no cumplir una obligación, dice que tiene dolor de cabeza; sin embargo, un ruso, para no cumplir esa obligación, debe de tener realmente dolor de cabeza.

En todas las generaciones hay alguna persona que destaca pero no sale de su anonimato, pero alguna que otra vez alguna de esas personas salen de él.

• La historia del martillo. A partir de una anécdota el autor nos cuenta cómo podemos atribuir que muchas veces somos pre-juiciosos ante distintas situaciones y personas . Y a partir de otro hecho nos cuenta la teoría de Howard Higman que habla de la "particularidad no específica" y de su aplicación de rebote compañero o consorte.

Y a continuación nos explica siete ejercicios para que nos demos cuenta de las casualidades que a veces nos afectan

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