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El Arte De Amargarse La Vida


Enviado por   •  25 de Noviembre de 2013  •  3.143 Palabras (13 Páginas)  •  227 Visitas

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Los seres humanos empleamos tres maneras básicas de amargarnos la vida: exigirnos a nosotros mismos más de la cuenta; exigir exageradamente a los demás; exigir al mundo que sea de determinada forma que no es. Así es como nos volvemos depresivos, ansiosos, irritables o vergonzosos en exceso. Y sí, se trata de algo que hacemos nosotros solitos. El ser humano tiene cierta tendencia genética a amargarse.

¿Te sientes amargado buena parte del tiempo? ¿Tienes la sensación de que el mundo es injusto, de que todo te sale mal? ¿Piensas a menudo que la mayoría de la gente parece estar ahí para fastidiarte?

La amargura es la emoción que suele sentir una persona cuando sucede algo que la frustra. Por supuesto, la frustración no da lugar a una emoción de amargura en todos los casos. La frustración es algo externo a nosotros; algo que sucede que hace que las cosas no salgan como deseamos. Cuando vas a comprar algo que necesitas de inmediato y no lo tienen en la tienda; cuando una persona no reacciona del modo como crees que debería reaccionar; cuando algo o alguien estropean tu trabajo; cuando te encuentras en un atasco. En definitiva, cuando tus planes se ven bloqueados es decir, frustrados. O bien cuando sucede algo que te supone una molestia, es desagradable o no lo deseas. En este último caso, es tu derecho a la comodidad, la felicidad y el bienestar el que se ve frustrado.

Una vez que nuestros planes o nuestra felicidad se ven frustrados, podemos reaccionar de modos muy diversos. Algunas personas sienten una emoción muy intensa y desagradable, que podríamos denominar con el nombre de amargura. Cuanto más dificultad tenga una persona para afrontar adecuadamente la frustración, mayor será su sentimiento de amargura. Y a su vez, la capacidad que tiene una persona para manejar la frustración adecuadamente depende de sus supuestos básicos de pensamiento.

La persona a la que podríamos llamar amargada crónica, se siente frustrada y amargada con mucha frecuencia. Pero estos sentimientos no son necesariamente debidos a que experimenta más acontecimientos frustrantes en su vida que los demás, sino que es debido a que muchas de las pequeñas molestas o inconvenientes, o bloqueos de sus planes o su felicidad momentánea que le suceden, son considerados por esta persona como terribles catástrofes. Es lo que llamamos una baja tolerancia a la frustración.

Así pues, el modo de pensar del amargado crónico es el siguiente:

Piensa que su felicidad, bienestar y comodidad son esenciales y deben darse en todo momento y durante todo el día.

Cualquier bloqueo de sus planes o felicidad, aunque sea momentáneo, es visto como algo insoportable.

En la obra el arte de amargarse la vida nos presenta la forma en cómo podemos encontrar la “felicidad”, estado mental por el cual lucha el ser humano en el trascurso de toda la vida.

Watzlawick, no nos da buenos consejos para alcanzar la felicidad, para eso existen varias formas que numerosos medios de comunicación que a través de todo tipo de profesionales brindan en la búsqueda de ella, pero él al contrario, señala las maneras en que podríamos perseguir la vida desgraciada y amargada. Comencemos entonces con lo que el autor nos tiene preparado.

Sobre todo esto: sé fiel a ti mismo, se trata fundamentalmente de la convicción de que no hay más que una sola opinión correcta: la propia. Una vez que se ha llegado a esta convicción, muy pronto se tiene que comprobar que el mundo va de mal en peor. El que es fiel a sí mismo y a sus principios, no está dispuesto a ningún compromiso barato. Puesto a escoger entre ser y deber. En el esfuerzo por permanecer fiel a sí mismo, se convierte en un espíritu de contradicción. No contradecir ya sería traicionarse. El simple hecho de que los otros le sugieran algo, ya es motivo para que a él lo rechacen.

Ahora cuantro ejercicios con el pasado, según dicen, el tiempo sana las heridas y los sufrimientos. Es perfectamente posible escudarse contra esta influencia del tiempo y convertir el pasado en una fuente de amarguras. Al menos cuatro mecanismos ya conocidos de antiguo están a nuestra disposición.

La sublimación del pasado, con alguna habilidad, hasta el principiante puede también conseguir ver el pasado a través de un filtro que sólo deje pasar con luz transfigurada lo bueno y bello. Sólo cuando este truco no funciona, se recuerdan con realismo vigoroso los años de la pubertad (ni hablar que también los de la niñez) como época de inseguridad, de dolor universal y de angustia de futuro, y no se echa de menos ni uno solo de sus días. En cambio, el aspirante a la vida amarga que esté más dotado, no tendrá seguramente mayor dificultad en ver su juventud como edad de oro perdida para siempre y en constituirse de este modo una reserva inagotable de aflicción.

La mujer de Lot, otra ventaja de aferrarse al pasado está en que no deja tiempo de ocuparse del presente. Si esto se hiciese, podría suceder muy bien que uno, por pura casualidad, en un viraje de 90 o hasta 180 grados de su ángulo visual, tuviese que comprobar que el presente no sólo le ofrece contrariedades suplementarias, sino también alguna que otra contra-contrariedad; no hablemos de muchas novedades que podrían hacer tambalear nuestro pesimismo adoptado una vez para siempre.

El vaso de cerveza fatal, para nuestro tema es mucho más importante el hecho de que, si las consecuencias irreparables del primer vaso de cerveza no disculpan los vasos que siguen, sí los determinan. Dicho de otro modo: muy bien, uno carga con la culpa, entonces debiera uno haberlo sabido mejor, pero ahora ya es demasiado tarde. Se pecó entonces, ahora se es víctima del propio paso dado en falso. Naturalmente, esta forma de construcción de desdicha no es la ideal, puede pasar de largo.

La llave perdida o “más de lo mismo”, está claro que ningún ser viviente puede comportarse con desorden, es decir, hoy así y mañana de un modo totalmente distinto en su medio ambiente. La necesidad vital de adaptarse conduce inevitablemente a la formación de unos modelos de conducta que tienen como objetivo conseguir una supervivencia lo más eficaz y libre de dolor posible. La necesidad vital de adaptarse conduce inevitablemente a la formación de unos modelos de conducta que tienen como objetivo conseguir una supervivencia lo más eficaz y libre de dolor posible.

El hombre que espantaba elefantes, ahora vamos a tratar exactamente de lo contrario: no de la creación de un problema, sino de cómo evitarlo, a fin de que perdure. Rechazar o eludir una situación peligrosa de buenas a primeras

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