El Arte De No Hacer Nada
dieo24 de Junio de 2013
679 Palabras (3 Páginas)248 Visitas
ejercicio del poder político estaba reservado explícitamente a un grupo de individuos definidos por un
status social, mientras que la ciudadanía moderna es un derecho del individuo, como miembro del
"género humano", es un derecho universal del "hombre".
Por eso, por lo demás, se habla de sufragio universal. Por esto también, se puede decir - como el joven
Marx - que esta ciudadanía es abstracta, en el sentido fuerte del término. Para significar la igualdad de
principios de los individuos en el ejercicio del poder político, el enunciado de la ciudadanía moderna debe
hacer abstracción de las diferencias sociales, de sexo, etc., debe abstraer a los individuos de sus
condiciones de existencia concretas. Este es el precio a pagar para proclamar la igualdad política de
todos los individuos, sea cual fuera su sexo, su "raza" o sus condiciones sociales.
Tomemos estas cuestiones una a una. En todas las sociedades del pasado, el ejercicio del poder político
estaba reservado explícitamente a un grupo de individuos definidos por un status social estructurado por
las relaciones de propiedad. Ser propietario, era tener cierto status social. No simplemente en el sentido
en que se emplea este término hoy, sino en el sentido en que el status de propietario está siempre
acompañado de ciertos derechos político - jurídicos particulares. Así, en la Edad Media, el gran
terrateniente era un noble, dotado de ciertos privilegios. Y viceversa. La calidad de noble le permitía el
acceso a la gran propiedad terrateniente, en este caso, a la señoría.
Simplifico, pero este es el principio que está en la base de la organización social. Se lo vuelve a encontrar
en las comunidades organizadas de manera "democrática": así, siempre en la época feudal, en las
comunidades campesinas, el campesino tiene acceso a la tierra porque es miembro de la comunidad,
ésta, por otra parte, le atribuye derechos político - jurídicos. El principio es el mismo en la formación
social que ha producido las formas democráticas más radicales en las sociedades precapitalistas: la
Ciudad antigua. Marx usa a este respecto una buena fórmula: "El propietario privado no es tal más que
en su calidad de Romano; pero, como Romano, es propietario privado" (PL, 2, p. 318).
2. Poder político y relaciones de propiedad.
Marx da cuenta muy claramente de estas formas particulares de organización del poder político de las
sociedades precapitalistas, y de las dos características que están ligadas a ellas.
La primera concierne a la naturaleza de las relaciones de propiedad. Nunca se trata de una propiedad
privada, en el sentido moderno del término. Se destaca a menudo que, en estas sociedades, la propiedad
de un medio de producción es siempre relativa, en el sentido en que su libre uso está limitado siempre
por las costumbres y las leyes. En uno de sus primeros artículos políticos, el joven Marx denunciaba un
proyecto de ley que, en nombre de la propiedad privada, cuestionaba una vieja costumbre: el derecho de
los pobres a recoger leña, extraíada de los árboles de una propiedad privada.
Pero esto no es más que la consecuencia de una cuestión más general: en estas sociedades, las
relaciones de propiedad siempre estructuran formas de existencia comunitarias. Y esto, en dos ángulos.
Por un lado - acabamos de verlo -, da cierto status social al individuo propietario: miembro de una
comunidad campesina, señor, ciudadano de la Ciudad antigua, etc. Por otro lado, se articula con formas
de apropiación comunitarias (colectivas) de ciertos bienes y medios
...