El Entrevistador
jorgesotres13 de Junio de 2013
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UNIVERSIDAD LUX
LICENCIATURA EN PSICOLOGIA ORGANIZACIONAL
TALLER DE
ENTREVISTA
EL ENTREVISTADOR
POR.
Jorge Eduardo Sotres Alvarado
Monterrey, Nuevo León; 17 de mayo del 2013
Capítulo III
EL ENTREVISTADOR
Bleger, 1985
“Entrevistador forma parte del campo, condicionando en cierta medida, los fenómenos que el mismo va a registrar, colocándolo como una variable del campo”.
Wiener, 1962
“La obtención de datos relativos a la conducta son las diferencias que originan discrepancias diagnósticas importantes”.
Existen cualidades y actitudes necesarias o recomendables que debería poseer el entrevistador.
Wolff, 1970
“Habilidad y juicio intelectual superiores, sentido del humor, originalidad y variedad de recursos”.
La personalidad madura y el carácter genital hacen del entrevistador el objeto de atención principal.
Wolberg, 1967
“Primera regla para psicoterapeutas y entrevistadores la de ser uno mismo”.
Stevenson, 1959
“Recomiendo al entrevistador que se interese en el sufrimiento humano, deseo de la comprensión”.
Los elementos más importantes son el impulso epistemofílico y la capacidad de identificación con el otro, empatía y comprensión. Identificarse con el otro sin perder objetividad.
EL ENTREVISTADOR COMO SUJETO
La honestidad del clínico comienza por la exploración de los motivos que lo llevan a su elección vocacional. Reparación de objetos internos o externos significativos, o de partes de la propia personalidad que se perciben dañados, maniacos o depresivos.
La angustia persecutoria y el rechazo del entrevistado se vive, la incapacidad para reparar, el entrevistador puede adoptar actitudes seductoras, falsamente amistosas u ofrecer consuelo, estimulo, apoyo, ayudas irreales y extemporáneas con la mira de obtener la aceptación y afecto.
Los intentos tienen éxito y se bloquean la emergencia del material que el entrevistado considera que arruinara la presunta buena opinión, o bien puede despertar en personas en personas paranoides, una intensa desconfianza a tomarlos desprevenidos; por otro lado en personas psicóticas suele ser rechazada la postura del entrevistador mediante un “cómo quiere mi amistad si no lo conozco”.
La conciencia de la problemática personal, es un buen índice con respecto al correcto funcionamiento del yo observador del futuro terapeuta, función imprescindible para la discriminación del origen de las reacciones afectivas que despiertan, siempre, las relaciones interpersonales.
EL ENTREVISTADOR EN SU INTERACCION
Implica la imprescindible necesidad de ponernos en el lugar del otro, de identificarnos con él para entenderlo, más aun si este es un enfermo mental, despierta ansiedades, que se tratan de contrarrestar a través nuestros mecanismos defensivos habituales (temor a la imposibilidad de identificación con él, rechazo a la relación, tan ajeno y lejano); por otro lado si se da la negación de las diferencias y del desconocimiento mutuo, haciendo innecesaria cualquier presentación.
El tuteo indiscriminado es otra forma de negar las diferencias entre entrevistado y entrevistador, trate de justificarse aduciendo la procedencia de lugares en donde es de uso general. O bien, negar la utilidad que pudiera proporcionarles el encuentro con el entrevistador, resistiéndose al procedimiento; se revelo también el tuteo en una persona de 50 años que lo hacía sentirse “un caso más”, no una persona digna de respeto y consideración; y si se reciproca el tuteo se reproduce un clima juguetón, lleno de bromas, con los que el paciente encubre el dolor por el mal trato recibido.
Los
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