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El Hombre En Busca De Sentido


Enviado por   •  24 de Enero de 2012  •  1.525 Palabras (7 Páginas)  •  500 Visitas

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C

Ensayo “El Hombre en Busa de Sentido”

El Hombre en Busca de Sentido.

El autor siendo psiquiatra y psicoanalista nos da una visión de la vida, en los campos de concentración donde se viven diferentes emociones, antes de esta experiencia tenía un manuscrito lo cual le fue decomisado y durante la vida en el campo de concentración fue redactando pequeñas ideas en trozos de papel y a lo largo de las experiencias surge su obra “El Hombre en Busca de Sentido”.

Viktor Frankl, tuvo la oportunidad de no vivir la experiencia de los campos de concentración, ya que tenía una beca para Norteamérica, pero su convicción humanista sintió el compromiso de quedarse con sus padres, su madre la enviaron a un campo de mujeres, dándole la bendición y despues supo que murió, con su padre tuvo la oportunidad de verlo bien morir apoyándolo aplicándole una inyección de morfina para evitar sus dolores, el Dr. Viktor quedo en paz con la vida ante sus padres.

Al estar en caminado hacia los campos de concentración eran despojados de todas sus pertenencias, sus ropas, sus zapatos, sus alhajas y por su puesto a él lo despojaron de su manuscrito, dejándolos desnudos de pertenencias y de vida. Les otorgaban en Navidad cupones de regalo que eran 6 cigarrillos, los cuales no se los fumaban eran solo para intercambiarlos por comida u obtener un favor de los kapos, estuvo en el campo de Aushwitz, sintió una emoción de miedo que lo paralizo ya que este campo contaba con el horno crematorio y el exterminio, entraron en un estado de ilusión de <indulto> conseguir alguna esperanza de vida sin tener nada real, empezaron a vivir la desolación, el miedo, el hambre, la desesperación, la injusticia y la incertidumbre. Los prisioneros que trabajaban en los hornos de crematorio sabían que en ese momento eran verdugos y en un momento más, eran víctimas. Las emociones y las sensaciones que se presentaban al ver la chimenea del horno los tenía bajo un total estrés continuo, veían a sus viejos amigos levantándose al cielo. En la primera selección, los que podían trabajar tenían la esperanza de vivir; llego también lo que llamó el humor macabro donde perdieron todo y solo se tenía la existencia desnuda, también comprobó que el ser humano se acostumbra a todo desafiando las teorías medicas ya que en condiciones infrahumanas resistían fríos gélidos, con el mínimo de alimentación, con el mínimo de ropas, con nada de medicina, acaso media aspirina si tenía salvación, las llagas sin infectarse y seguían resistiendo, en situaciones anormales se tenía un comportamiento anormal, que para esto era normal.

Los golpes y los insultos eran continuos a cada momento y el estado psicológico decaía cada vez más, esto les causaba indignación, dolor llegando a la apatía que es una segunda fase de un mecanismo psicológico como auto-defensa. Se tenía el pensamiento “menos mal, vivimos otro día más”. La peor pesadilla que podía tener cualquier interno era mejor que la realidad, la alimentación consistía de un cuarto de pan y sopa que era agua caliente, si se tenía suerte el cucharon se hundía en la olla para darnos un poco de alubias, cada vez los cuerpos se consumían más y se podía ver cuál era el siguiente en el deceso, se llegó a tener los deseo inhibidos como en la sexualidad, se volvieron insensibles ya que al morir alguno de los compañeros trataban de sacar provecho de alguna pertenencia y lo despojaban, había un completo vacío emocional y sentimental, una hibernación cultural. Solo llegaban a una guerra de nervios nunca se sabía la verdad.

Para la cuestión religiosa se hacían oraciones y ritos, eran las condiciones pésimas y llego una epidemia de tifus, hacían oraciones y algo de espiritismo donde sobresalió la expresión “hay de los vencidos” esto le dio la idea de seguir adelante e imaginaba a su esposa y los mejores momentos con ella, esto lo mantenía con una esperanza de sus vivencias pasadas. En una ocasión lo cambiaron de campo y lo llevaron a Dachau que no tenía cámara de gas y en donde el capataz tenía la obligación de dar golpiza tras golpiza a los internos. Si no es por una alarma, el autor hubiera fallecido ahí, se sentía un hombre con suerte ya que como doctor tuvo la fortuna de no atender de noche sino hubiera sido su sentencia de muerte por el estado anémico en el que se encontraba. Las pocas decisiones que tomaban conocían

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