El Seññor De Las Moscas De Digmund Freud
claerisa14 de Diciembre de 2012
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ntroducción
"... La invitación es por la tanto a ser parte protagónica de este "contrato de trabajo" donde vamos a investigar conjuntamente un tema que nos compete, nos implica y nos cierra… la institución"… Estas fueron algunas de las palabras que la jefa de cátedra escribió en su carta de bienvenida y que a lo largo del año se fueron poniendo en juego en cada uno de nuestros encuentros: pensar y reflexionar, desde una postura psicoanalítica, acerca de las instituciones, de los malestares que en ellas se generan, cuáles son los tabúes que giran a su alrededor, creencias, imaginarios, sin olvidarnos de los grupos y sujetos que la componen.
En muchas oportunidades compartimos, además de la lectura de distintos autores, experiencias propias, las cuales nos ayudaron en dicha reflexión. A su vez, evidenciamos que hoy más que nunca nuestras instituciones están siendo atravesadas por una crisis, producto de la oleada neoliberal y de la que aun sigue siendo víctima.
La propuesta de la cátedra era entonces poder plasmar todas estas ideas mediante el análisis de una novela. En mi caso, elegí El Señor de las Moscas de William Golding, en donde me propuse trabajarlas desde la historia de un grupo de escolares que deben aprender a sobrevivir en una isla desierta, sin adultos, reglas, límites, y lejos de la civilización.
En dicho trabajo hubo conceptos, tales como el de institución y de grupo, que atravesaron constantemente mi análisis, y que en más de una oportunidad me hicieron reflexionar acerca de mi propia experiencia.
¿Hasta qué punto se puede vivir sin límites?; ¿tenemos la capacidad suficiente de crear nuestras reglas?...; cuestiones que no fueron ajenas de la historia y que también pueden pensarse desde nuestras situaciones actuales, en aquellos sujetos que no reciben las llamadas de atención ni los límites necesarios por parte de los adultos.
Realizar este trabajo me permitió reflexionar, articulando en lo posible, cada categoría con situaciones puntuales de la novela, y a la vez con situaciones personales, muchas de las cuales "me hicieron ruido".
"-¿Dónde está el hombre del megáfono?-
El muchacho rubio sacudió la cabeza.
-Estamos en una isla desierta. Por lo menos eso me parece. Lo de allá afuera, en el mar, es un arrecife. Me parece que no hay personas mayores en ninguna parte-"
El Señor de las moscas de William Golding[1]trata sobre las formas de comportamiento y maneras de supervivencia de un grupo de niños, quienes a raíz de un accidente aéreo, se ven obligados a permanecer en una isla desierta. El mayor de ellos no supera los doce años, y es así que se encuentran condicionados a sobrevivir sin personas mayores, creando sus propias reglas.
La novela se divide en doce capítulos. El primero de ellos El toque de la caracola presenta a los personajes, haciendo a la vez una breve caracterización de la isla en la que se encuentran. Los dos primeros niños que aparecen son Ralph y Piggy, siendo ellos dos los encargados de llamar a los demás mediante la ayuda del sonido de una caracola que encuentran cerca del lugar.
Comienzan a acercarse el resto de sobrevivientes: Johnny, los gemelos (Sam y Eric), Simon, Percival, los "peques" (denominación de los más pequeños), Maurice, Roger, Jack y su coro (quienes asumen en un primer momento el papel de cazadores, de salvajes y por último de asesinos).
El vocerío se fue acrecentando, y es así que el grupo de escolares se organiza alrededor de Ralph, elegido como jefe, situación que enfada a Jack.
Raplh propone normas basadas en las costumbres civilizadas, en el orden y la responsabilidad; también mantener encendida una hoguera en lo alto de una isla ya que para él el fuego simbolizaba el rescate, sentimiento que se acrecentaba con el recuerdo de su hogar.
Esto es lo primero que se acuerda entre los miembros del grupo: "mantener el fuego encendido como una señal permanente para orientar a sus posibles salvadores". También se acuerda acatar las normas, construir refugios y explorar la isla, pero luego de un descuido se provoca un incendio lo cual hace desaparecer a uno de los peques (el niño de la mancha en el rostro). Esta sería la primera muerte.
Debido a la rivalidad entre Ralph y Jack, van surgiendo divisiones al interior del grupo; para unos el objetivo es la seguridad, la responsabilidad, el orden, el rescate y para otros la caza, la diversión, "jugar a ser salvajes". Esto se ve claramente cuando Ralph denuncia a Jack de no haber cuidado el fuego, y éste a su vez le reprocha en la cara haber conseguido carne para el almuerzo.
Poco a poco empiezan a sufrir los efectos de estar en la isla, de la falta de la gente mayor y algunos de ellos, sobre todo los más pequeños, comienzan con pesadillas.
Surgen distintos miedos ya sea a serpientes, fantasmas, monstruos, materializándolo en una figura a la que denominan "la fiera", pero que en realidad se trataba de un paracaidista muerto al que sólo miran desde lejos. Es así que los dos rivales salen en busca de la fiera y se encuentran con el cadáver que cuando soplaba el viento se levantaba la cabeza y parecía que estaba vivo.
Se acrecientan las disputas entre Ralph y Jack, quien toma la decisión de separarse con sus cazadores y formar su "propia "tribu", convirtiéndose en salvajes, pintando sus cuerpos y rostros, ejecutando danzas rituales y ofrendas a la fiera. Una de esas ofrendas fue la cabeza de jabalí puesta sobre un palo, la cual produce un mosquerío a su alrededor; es en este momento en que Simon tiene una extraña experiencia con el "Señor de las moscas":
"-Eres un niño tonto- dijo el Señor de las Moscas-. No eres más que un niño tonto e ignorante-
Simon movió su lengua hinchada, pero no dijo nada.
-¿No estás de acuerdo?- dijo el Seor de las Moscas-. -¿No es verdad que eres un niño tonto?_
Simon le respondió con la misma voz silenciosa.
-Bien- dijo el Señor de las Moscas-, entonces ¿por qué no te vas a jugar con los demás? Creen que estás chiflado. Tú no quieres que Ralph piense eso de ti, ¿verdad? Quieres mucho a Ralph, ¿no es cierto? Y a Piggy y a Jack.
Simon tenía la cabeza ligeramente alzada. Sus ojos no podían apartarse: frente a él, en el espacio, pendía el Señor de las Moscas.
-¿Qué haces aquí solo? ¿No te doy miedo?-
Simon tembló.
-No hay nadie que te pueda ayudar. Solamente yo, Y yo soy la Fiera-
Los labios de Simon, con esfuerzo, lograron pronunciar palabras perceptibles.
-Cabeza de cerdo en un palo.
-¿Qué ilusión, pensar que la Fiera era algo que se podía cazar, matar!_ dijo la cabeza. Durante unos momentos, el bosque y todos los demás lugares apenas discernibles resonaron con la parodia de una risa- Tú lo sabías ¿verdad? ¿Qué soy parte de ti? ¡Caliente, caliente, caliente! ¿Qué soy la causa de que todo salga mal? ¿De que las cosas sean como son?
La risa trepidó de nuevo.
-Vamos- dijo el Señor de las Moscas- vuelve con los demás y olvidaremos lo ocurrido."
Simon era el que dudaba de la existencia de la fiera y por eso había decidido acercarse para descubrir la verdad. Cuando vive esta experiencia, corre para comunicarlo, interrumpiendo un frenético ritual de los salvajes, pero éstos no lo reconocen confundiéndolo con la fiera y terminan asesinándolo.
Con Ralph solo quedan Piggy y los gemelos. Los salvajes se van consolidando, estableciendo normas impuestas mediante sanciones y castigos, e incluso azotes. Ya no hay asambleas donde se tomen decisiones en común sino que Jack, secundado por Roger, decide lo que se va a hacer.
Una noche roban las gafas de Piggy ya que éste era el único elemento con el que contaba el grupo para encender el fuego. Ralph, Piggy y los gemelos enfrentan a los salvajes, pero estos los amenazan con palos afinados como lanzas,
Piggy trata de esclarecer los dos aspectos del grupo:
"-¿Qué es mejor, ser una panda de negros pintarrajeados como vosotros o tener sentido común como Ralph?
-¿Qué es mejor, tener reglas y estar todos de acuerdo o cazar y matar?"
Luego de las palabras de Piggy, las cuales sonaron como una llamada a la reflexión y darse cuenta de una vez por todas de que todo se les estaba yendo de las manos, Roger le tira una roca produciendo su muerte y la destrucción de la caracola. Pareciera haber una necesidad de destruir todo para no sentir el abandono y de no enfrentarse con la verdadera realidad.
Los salvajes obligan a los gemelos a formar parte de la tribu quedándose Ralph solo. Jack manda a matarlo, y como no lo encuentran incendian gran parte de la isla para que salga de su escondite. Ralph pasa mucho tiempo escondido entre los arbustos hasta que lo encuentran. Y cuando ya casi lo tenían aparece un oficial de marina quien arriba a la isla debido al incendio provocado.
El grito de los cazadores, último capítulo de la novela, es el grito de auxilio, del rescate, de la protección del mundo adulto, y esto es lo que les permite deprimirse y llorar el aislamiento, la pérdida, la desprotección y la soledad.
Caracterización de los personajes
Antes de caracterizar a los personajes principales de la novela, plantearé brevemente los conceptos de socialización primaria y secundaria ya que ambos pueden ayudar a pensar sobre las diferentes formas de comportamiento de los pequeños escolares, muchas veces producto de estas cuestiones. Para ello retomaré, en primer lugar y desde una postura más sociológica, aportes del Interaccionismo Simbólico, cuyos
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