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Ensayo: “Consideraciones acerca de la Primera teoría pulsional de Freud”.


Enviado por   •  5 de Junio de 2018  •  Ensayos  •  4.788 Palabras (20 Páginas)  •  125 Visitas

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Magíster Psicología

Mención Teoría y Clínica Psicoanalítica

Ensayo: “Consideraciones acerca de la Primera teoría pulsional de Freud”.

Autor: Claudio Gaete Carreño.

Clase: Fundamentos Freudianos del Psicoanálisis.

Fecha: 27 de Agosto de 2012.

Introducción.

Para autores como André Green, el concepto fundamental del psicoanálisis no es el de inconsciente o la sexualidad. Más bien, el gran descubrimiento freudiano tendría que ver con un concepto que articula los anteriores y consiste en una construcción compleja, a saber, la pulsión.

En este sentido, lo que en este ensayo se propone es realizar una revisión a partir de tres textos fundamentales de Freud – “Tres ensayos de teoría sexual”, “Introducción al narcisismo”, “Pulsión y destinos de pulsión” – del concepto de pulsión. Ahora, como se verá, se trata de una revisión (crítica, podríamos decir) de lo que se ha llamado la “primera teoría pulsional de Freud” (Laplanche, Pontalis, 1996). Lo que motiva este trabajo es que, considerando el valor que algunos autores otorgan a este concepto, revisar de una manera lo más exegética posible lo planteado por Freud para ir armando un “mapa”, por decirlo de alguna manera, de la pulsión y sus implicancias en el funcionamiento psíquico de los sujetos.

“Tres ensayos de teoría sexual” (1905). El concepto de pulsión.

Para definirlo, cabe explicitar al comienzo que el concepto de pulsión (Trieb), aparecería en 1905 en la obra freudiana, y se diferencia de “Instinkt”, en tanto pulsión implicaría un “empuje” (Laplanche, Pontalis, 1996). Freud plantea que “Por “pulsión” podemos entender al comienzo nada más que la agencia representante {Repräsentanz} psíquica de una fuente de estímulos intrasomática en continuo fluir; ello a diferencia del “estimulo”, que es producido por excitaciones provenientes de afuera. Así, “pulsión” es uno de los conceptos del deslinde de lo anímico respecto de lo corporal” (Freud, 1905, pg. 153).

En este punto tenemos al menos dos consideraciones importantes que hacer. Primero, la pulsión es una “agencia representante” que, podríamos decir, se encuentra entre el cuerpo y lo anímico. Es importante hacer el hincapié en lo siguiente, en tanto se trata de una agencia representante psíquica de estímulos corporales, no significa que sea “algo” que está entremedio, se trata de un movimiento, de una conjugación que se realiza entre lo somático y lo psíquico. Al mismo tiempo, Freud lo diferencia de estímulos provenientes del exterior, lo que otorga una nueva clave acerca de la pulsión: las pulsiones provienen desde dentro. Y ¿qué es ese adentro? Freud dice “intrasomático”, dentro del propio cuerpo. Pero, podríamos continuar con la propuesta compleja que ofrece Freud y pensar que se trata de un espacio propio del sujeto. Se relaciona a lo intra-psíquico también, pero es más que eso. Es un lugar de conjugación, entre lo corporal y lo anímico del sujeto, pulsiones que le son propias a su cuerpo y pensamiento. “Junto a las excitaciones externas, de las que el sujeto puede huir o protegerse, existen fuentes internas que aportan constantemente un aflujo de excitación al cual el organismo no puede escapar y que constituye el resorte del funcionamiento del aparato psíquico” (Laplanche, Pontalis, 1996, pg. 325).  

Esto nos lleva a la segunda consideración importante. Freud dice que las pulsiones están en un constante fluir. Como plantean Laplanche y Pontalis, las pulsiones provenientes del interior del sujeto son constantes y no se puede huir de ellas. Nos podemos proteger de estímulos exteriores que nos parezcan displacenteros, pero de las pulsiones no podemos. En tanto pertenecen al campo del inconsciente, surgen dentro de nosotros sin que podamos hacer algo para evitarlo, es decir, no se puede cancelar la continua pulsación (por decirlo de alguna manera). De este modo, cabría preguntarse entonces ¿qué se hace con eso? ¿cómo se evita la dominación absoluta de las pulsiones?

Freud plantea en el mismo texto de “Pulsiones parciales y zonas erógenas” (1905) que las pulsiones tendrían una fuente desde donde surgen y una meta hacia donde tienden a empujar. Así, “La fuente de la pulsión es un proceso excitador en el interior de un órgano, y su meta inmediata consiste en cancelar ese estímulo de órgano” (Freud, 1905, pg. 153). Que la meta sea inmediata, no significa que sea eso lo que consigue para cancelarla. Me parece que la forma de comprender esto es a partir de una noción de “olas” pulsionales. Algo que, se verá más adelante, aparece en textos freudianos posteriores. Por ahora, nos basta con comprender que en un órgano ocurre una excitación que promueve el movimiento pulsional con un fin ideal de que sea satisfecho y cancelado. Esto podríamos identificarlo como una suerte de “primer momento” pulsional.

Los órganos del cuerpo de donde surgen excitaciones (de tipo sexual), son las “zonas erógenas”. De estas zonas nacen las “pulsiones parciales sexuales”. Estas zonas corresponden a cualquier órgano a través del cual pueda accederse a cierto tipo de placer, en ese sentido cualquier órgano puede cumplir dicha función (Freud, 1905). Freud hablaba de la satisfacción a partir del ver (ojo) y tocar (piel), pero como vemos, cualquier sector del cuerpo, en la medida en que se trata de una zona erógena puede convertirse en fuente de pulsión y aspirante a satisfacción de tipo sexual. Cabe pensar en el modo en que una zona del cuerpo se erotiza. Volviendo a Freud encontramos lo siguiente, la zona erógena “Es un sector de piel o de mucosa en el que estimulaciones de cierta clase provocan una sensación placentera de determinada cualidad” (Freud, 1905, pg. 166). Por lo tanto, describe Freud, la cualidad del estímulo externo es más importante que las características del órgano para que éste se convierta en zona erógena. Se puede decir entonces, que para que una zona se vuelva erógena, se depende de otro, externo, que estimule de alguna manera placentera una cierta región del cuerpo. Este, podemos pensar, es una situación previa a lo que designé como el primer momento pulsional, en la medida en que, para que el cuerpo pulse, se requiere de esta erotización anterior.

Al pensar en este tiempo de erotización “originaria” podríamos decir, no puede sino volverse a lo infantil, y así lo hace Freud. En relación a la “meta sexual infantil”, Freud (1905) expone lo siguiente: “procuraría sustituir la sensación de estímulo proyectada sobre la zona erógena, por aquel estímulo exterior que la cancela al provocar la sensación de la satisfacción (…) parece un poco sorprendente que, para cancelarse, un estímulo requiera de un segundo estímulo aplicado al mismo lugar” (pg. 167-168). En el niño, la erotización ocurre por un objeto externo que produce una satisfacción. Para reducir la excitación, el niño requiere de un objeto externo que estimule la misma zona erotizada previamente. Esto es, entonces, en el niño, la descarga pulsional se relaciona al “principio de placer” descrito por Freud. La pregunta acá es ¿Puede pensarse el mismo recurso infantil en la vida adulta?

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