Ensayo Georg Groddeck

LAS PRIMERAS 32 CONFERENCIAS PSICOANALÍTICAS PARA ENFERMOS

Reflexionando precisamente en el título de este trabajo presentado por Georg Groddeck en los años 1916-1919, la palabra enfermo ha tomado sin lugar a dudas un lugar muy trascendente a lo largo de la vida de la humanidad; hoy en día es precisamente uno de los aspectos que más atañe al ser humano alrededor de todo el mundo; nuestra sociedad busca ir en sentido contrario a la enfermedad, justamente en estos momentos hemos podido percatarnos de que los seres humanos pueden tomar a la ligera todo en esta vida, mas la salud y el bienestar físico es algo que se trata de cuidar como lo más preciado, pues es lo único seguro que “tenemos” a lo largo de nuestros días.

El hombre está dominado por la compulsión a la simbolización, todas nuestras realizaciones, nuestros inventos, nuestras acciones, son símbolos; y la enfermedad también es una expresión del hombre, una más de sus realizaciones, uno de sus símbolos (Cagigas, 2001).

Como lo menciona Groddeck, “estar enfermo” es el mal del alma; pues él siendo partidario de la inexistencia de la afirmación de que cuerpo y alma son dos cosas separadas y cada una con vida propia, enuncia la incapacidad para pensar que pueda existir la una sin la otra, sin embargo, precisa la existencia de dos almas: una consciente y otra inconsciente; la primera regida por la razón y la voluntad; y la otra por el instinto del ser humano, es de esta constante pelea de donde proviene el surgimiento de todas las enfermedades.

Ahora bien, para el autor resulta importante la infancia de todo ser humano, aunque claramente cada uno de nosotros, tenga poca o nula evidencia de esta época, siendo una respuesta a esta interrogante que quizá si recordáramos todo lo vivido no podríamos soportar los recuerdos que adquirimos mientras nuestros sentimientos hacia el mundo exterior eran completamente elevados, considerándonos como omnipotentes; sin embargo, es hasta cuando comienza la educación cuando nos percatamos que todo lo vivido ha sido un engaño, quizá el más grande de nuestra vida.

Principalmente atribuimos esta infamia a nuestras madres, pues la relación ya existente en ambos es absoluta, a pesar de que no siempre el ser madre y tener un hijo conlleve la idea de que existe un amor total hacia la carga que se lleva dentro, no siempre la mujer embarazada se siente dichosa por traer una vida, se trata de un sentimiento con dos directrices y caminos completamente separados: el amor y el odio.

El nacimiento prematuro se produce cuando la separación del alma del niño respecto de la de la madre sobreviene demasiado pronto; por el contrario, el nacimiento se atrasa cuando de cierta forma la madre no quiere desembarazarse del niño. El niño participa por si mismo en el embarazo y en el nacimiento, asiste a todo lo que sucede alrededor de él, es un error grave pensar que no es así.

Por otro lado, en la vida de todos nosotros, la supresión está llena de símbolos y estos juegan un papel importante, si hacemos una reflexión de esto, vamos a caer seguramente en la cuenta de que todos son de carácter puramente de una representación del acto sexual; se hace énfasis en las representaciones de los órganos sexuales femeninos y masculinos, relacionados con las iglesias que siempre se identifican con mujeres, la construcción de casas como forma de protección del seno materno; todo lo anterior revelado mediante sueños que muestran muchos de los acontecimientos de las manifestaciones de las fuerzas del alma. Es así como resulta posible afirmar que todas las cosas se asocian solas, a veces causando bienestar y malestar.

Ahora, podemos suponer que el niño es completamente autónomo y poco influenciable por los pensamientos y actos de la madre; lo que influye en el niño, son los movimientos y sensaciones. Las sensaciones suscitadas en la mujer durante el embarazo y los procesos subsiguientes no son únicamente de alegría, sino que se mezcla también el remordimiento, el miedo que conduce a fortalecer las sensaciones de amor, la mujer experimenta sensaciones de tipo material como el estar llena y no vacía, experimentando así sentimientos de saciedad, en el que incluso el hombre desearía estar embarazado aún sabiendo que no posee la habilidad natural de tener un hijo, sin embargo no deja de tener el sentimiento de vacío y la necesidad de llenarlo, es visible en estos momentos la pulsión de concebir un hijo.

También es en estos momentos cuando la mujer siente esa satisfacción por el objeto que le hace sentir que lleve el vientre lleno, experimenta sentimientos de satisfacción y es justo aquí cuando es más probable que reinicie su sexualidad con el padre de su hijo, ya que presenta grandes deseos por tenerlo de nuevo.

La mujer embarazada comienza a sentir el valor de la vida de la que es portadora, una vida que indudablemente ya depende de ella; el embarazo es la satisfacción más grande y pura que puede tenerse en la vida; es un absurdo pensar que se trata de un estado desagradable.

Así mismo, el nacimiento no es un acto espantoso; al contrario, es el mayor goce que puede conocer la mujer. Es doloroso, nadie lo puede negar, pero no hay expresión más extasiada ni entusiasmada que la de una mujer dando a luz.

El dolor llega a ser desagradable cuando se vincula con la angustia y la preocupación, sin embargo, el dolor puro es en general buscado por el ser humano, ambas cosas –infligir dolor y querer sufrirlo- ambas pulsiones están presentes en todo ser humano y son el fundamento de cosas tan importantes como el

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