Ensayo Sobre Adquisición Del Lenguaje

Introducción

La capacidad intelectual más importante que poseen los humanos es el lenguaje, ya que sin él, sus vidas no serían muy distintas de la de otros animales (Pearce, 1997). Para empezar, es preciso distinguir lenguaje de comunicación. La comunicación ocurre cuando un organismo transmite una señal a otro organismo que es capaz de responder apropiadamente (Pearce, 1997). El lenguaje, en cambio, es un acto de comunicación con varias características convencionalmente establecidas; a saber: arbitrariedad de las unidades (está compuesto por unidades discretas -las palabras-, que por lo general, están relacionadas arbitrariamente con los eventos a los que hacen referencia), semanticidad (cada señal tiene un significado específico que permite la representación del evento con la que está relacionada y con ello la transferencia de información), desplazamiento (permite la transmisión de información de eventos que están desplazados en el tiempo o en el espacio) y productividad (está estructurado por las normas derivadas de la gramática y la sintaxis, permitiendo la creación de un gran número de construcciones con significados distintos a partir de un vocabulario limitado).

Predominan dos perspectivas ante la posibilidad de lenguaje animal: algunos autores defienden que la habilidad lingüística depende de ciertos procesos innatos que sólo han evolucionado en la especie humana y otros, que los seres humanos son capaces de utilizar el lenguaje porque son especialmente inteligentes y tienen experiencias que permiten la adquisición del lenguaje, lo que sugiere que los organismos no humanos también pueden adquirir habilidades lingüísticas si son lo suficientemente inteligentes y están expuestos a las experiencias adecuadas (Domjan, 2009).

Animados por la posibilidad que brinda la segunda perspectiva se han realizado diversos experimentos con la intención de enseñar habilidades lingüísticas a varias especies. Son varios los objetivos de investigación que se han perseguido en referencia a esta cuestión: determinar si los animales tienen capacidad para la adquisición de lenguaje, estudiar las habilidades cognitivas de algunas especies no humanas mediante el entrenamiento del lenguaje y examinar qué método de enseñanza es más eficaz para la posible adquisición del lenguaje, entre otros. Examinaremos a continuación algunos de los experimentos más importantes que dan luz a las discusiones centrales de comunicación animal en esta nuestra disciplina.

Experimentos

Fellow (perro). Warden y Warden (1928).

En un estudio cuidadosamente controlado de las habilidades de un perro llamado Fellow se descubrió que este animal era capaz de responder a muchas órdenes orales, equivalentes a los mandos en operantes verbales. En total anotaron 53 órdenes diferentes que podía cumplir e incluso repetir si se le decía “hazlo otra vez” al terminar cualquiera de ellas. Para comprobar que no atendía a señales del entrenador en vez de a señales orales, se les puso en habitaciones distintas e igualmente ejecutaba las órdenes emitidas por el entrenador a distancia.

Este estudio, sin embargo, no es suficiente para confirmar que el perro tuviera alguna competencia lingüística, ya que su conducta se puede explicar en términos de la teoría clásica E-R, en la que cada orden es un estímulo discriminativo para realizar una conducta específica con su correspondiente reforzador.

Alex (loro). Pepperberg (1981).

Se utilizó un procedimiento de aprendizaje observacional conocido como técnica del modelo rival, donde uno de los investigadores actúa como entrenador y el otro como aprendiz rival que compite con el loro por el reforzador en un proceso de condicionamiento operante. El entrenador puede presentar un objeto que despierte el interés del loro y preguntarle de qué color es. Entonces la persona que hace de aprendiz responde, a veces correctamente y otras no. Las respuestas incorrectas van seguidas de una reprimenda por parte del entrenador y de una retirada temporal del objeto, mientras que las respuesta correctas van seguidas de elogios y de la oportunidad de manipular el objeto. El loro observa estas interacciones y trata de llamar la atención del entrenador respondiendo correctamente antes de que lo haga el “aprendiz humano”.

Aunque estos hallazgos pueden ser interesantes, no demuestran que Alex fuera capaz de comprender o crear oraciones; éstas pueden ser el resultado de haber aprendido a producir secuencias de sonidos en presencia del estímulo discriminativo apropiado a fuerza de repetirlas.

Akeakamai y Phoenix (delfines). Herman, Richards y Wolz (1984).

Aprendieron a comportarse de maneras específicas según las secuencias de unas señales que realizaban unos entrenadores, equivalentes a los mandos, enseñadas por igualación simbólica a la muestra. A diferencia del perro, con los estímulos verbales enseñados el entrenador podía construir frases, incluso si eran nuevas o con más términos, de forma que cumplieran los criterios de semanticidad, desplazamiento y comprensión. Aun así, no podemos considerarlo estrictamente lenguaje, pues no cumple el criterio de producción, ya que aunque entiende las reglas gramaticales, no puede aplicarla para construir frases nuevas.

Washoe (chimpancé). Gardner y Gardner (1969).

Le entrenaron para comunicarse en Ameslan, el método de conversación más usual entre personas sordas de América del Norte. Las palabras se construyen por la combinación de uno o más gestos, los grafemas. Éstos se pueden combinar para producir oraciones utilizando ciertas reglas gramaticales, por tanto se puede considerar que cumple todos los requisitos del lenguaje.

Washoe fue criada en un ambiente lo más similar posible al de un niño humano. Sus entrenadores se concentraron en comunicarse solamente usando el Ameslan, para no crear un ambiente de aprendizaje confuso para el animal. Tras un par de años, descubrieron que Washoe podía aprender los gestos sin métodos de condicionamiento operante, simplemente observando cómo los humanos que la rodeaban usaban dichos gestos para comunicarse (aprendizaje observacional o de imitación).

A la edad de cinco años, Washoe era capaz de hacer señas de 132 palabras diferentes y dar órdenes a su entrenador, mediante los equivalentes a mandos y tactos, y al final de su vida había aprendido 350 palabras. Un dato interesante es que Loulis, una

...