Entrevista A Sonia Sanchez

Silvia Schapiro

Crisis De La Vida Cotidiana.

Entrevista a Sonia Sánchez

Sonia Sánchez relata su historia, desde la infancia en el Chaco hasta nuestros días.

Es una mujer que tendrá aproximadamente unos cuarenta años y ante todo se la “ve” entera.

La crónica de vida tiene varios pasos con episodios muy dolorosos que ella describe con rabia, con dolor.

Desde muy pequeña sufrió la pobreza, el hambre, la discriminación, perteneció a la franja de niños trabajadores en la cosecha del algodón.

Nacida en el seno de una familia numerosa y todas mujeres. (Siete hermanas)

Su madre trabajó como empleada doméstica y llegó a realizar estudios formales muy escasos, cursó hasta primer grado, pero la afición a la lectura hizo que sus hijas estudiaran y Sonia llegó a realizar estudios secundarios, abandonándolos en tercer año para ir a trabajar y así ayudar a su familia económicamente.

Sonia viajó a Buenos Aires para encontrar un trabajo que le proporcionara un estándar de vida mejor y además ayudar a su familia, pero el trabajo de empleada doméstica solo le alcanzaba para mandarles al Chaco el dinero que le pagaban y eso era muy poco. Pidió un aumento y quedó afuera, literalmente en la calle, sin techo ni dinero.

Vivió en situación de calle durante cuatro meses instalada en los rincones de la plaza Miserere, lugares que encontraba para refugiarse. El miedo, la soledad, el hambre fueron el prólogo que con rabia comenzó a escribir en su vida.

En el transcurso de ese tiempo conoce a una mujer que en pocos minutos y con ayuda de agua y jabón la “convierte en un objeto sexual” y allí, sentada en la plaza, comienza su trabajo de prostituta. Ella insiste en llamarse puta.

Emprende una vida oscura, entre las detenciones policiales y las casas de prostitución. Así transcurren seis años de su vida.

Cuenta que en una oportunidad fue violada por veinticinco hombres en una wisquería- prostíbulo, sufrió vejaciones de todo tipo y frente a todos, lo que se llamaba “bautismo” entre las prostitutas. Todos cómplices de esa situación, nadie, ni sus propias compañeras prostitutas, pudieron describirle el horror por el que iba a pasar.

Después de seis años viviendo una vida cargada de rabia, humillación y sin recursos, un episodio funciona como el detonante, disparador; un hombre la golpeó brutalmente en un albergue transitorio, vino la policía y su agresor se va libre. Ella fue detenida. Era una “puta” claro.

Esta situación hizo que entrara en estado de shock como ella misma lo describe.

Cuenta que se paró frente al espejo del lugar donde vivía, espejo que estaba en el piso y no colgado en la pared (explica que las putas viven maquilladas pero jamás se miran en los espejos) y “se vio”, miró el espejo y por primera vez se animó a “verse” tal cual sentía que era, una puta. Esta imagen que le devolvió el espejo la lastimó tanto que tomó la decisión de cambiar su vida en forma drástica. Tiró toda su ropa de “puta” y se quedó, sin ropa, sin dinero, pero con la viva convicción de poder cambiar su vida por algo mejor.

Aquí es donde comienzo a interpretar los hechos y las palabras de Sonia en base al texto CRISIS DE LA VIDA COTIDIANA.

Poner en crisis la vida cotidiana fue el comienzo del cambio actitudinal de Sonia.

Desandar lo obvio y plasmarlo como una realidad posible de cambiar. Tengamos en cuenta que lo obvio puede ser lo más desconocido porque ha sido naturalizado. Indagando las condiciones concretas de existencia en relación a la estructura social, en el interjuego del par dialéctico necesidad-satisfacción. Explorando la realidad y transformando la mirada sobre ella.

Podemos observar que los miedos más que justificados de Sonia se basan en el miedo a la pérdida y al ataque. Estos se originan y alimentan en un clima socioeconómico cuyo común denominador es la inseguridad básica vinculada con la incertidumbre.

El ECRO de Sonia nos define sus características históricas. Desde muy pequeña sufrió la pobreza, el hambre, la discriminación, perteneció a la franja de niños trabajadores en la cosecha del algodón.

Es en esta vida cotidiana que cambiando o permaneciendo, padecemos y disfrutamos, también podemos modificar. Ella alude a su pasado en el Chaco como la opción que debió haber tomado. No haberse ido nunca y haber luchado desde allí para cambiar su realidad.

Sonia no tuvo cómo interaccionar entre las distintas áreas donde se pueden depositar los miedos, las expectativas y las frustraciones porque su vida estaba en reclusión de acuerdo a como ella lo afirma. Vivió en situación de calle durante cuatro meses…Entre las detenciones policiales y las casas de prostitución.

Hay que analizar, para poder comprender la mirada que Sonia tiene acerca de lo que es trabajar, a qué se le puede llamar trabajo y a qué no.

Para Sonia puta es “ser” no trabajar de…

Ana Quiroga define qué es el trabajo y dice que “es una acción planificada que compromete la capacidad psicofísica del sujeto; mediante esa acción el sujeto transforma la realidad externa cumpliendo en ella sus objetivos”

No todas las personas que ejercen la prostitución ven en esa actividad algo negativo, algunas tienen una adaptación activa de su realidad y lo viven como un trabajo que defienden, también llegan a tener una buena situación económica y no lo cambiarían jamás.

Sonia nunca sintió que era un trabajo porque no se logró proyectar y satisfacer en la necesidad de producir. No produjo nada positivo, sino que fue acumulando rabia y humillación durante los seis años que fue puta.

Aquí podemos relacionar esta actividad como la falta de valoración de Yo, de la autoestima, por lo que el trabajo, en tanto creación, es lúdico y puede haber goce, pasión. Nada de esto le sucedió a Sonia. Es lo que llamamos trabajo-esclavitud, pero en este caso no hay, tiempo libre para disfrutar ni familia para refugiarse. Solo Vende su capacidad de trabajo, su cuerpo. Por eso Sonia habla de “alienación” ajena, extraña, despojada y disociada de su actividad. Ella dice que cuando estaba con los hombres dejaba su cuerpo ahí y su mente volaba lejos, pensaba en las cosas que debía realizar en

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