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Entrevista Motivadora


Enviado por   •  31 de Marzo de 2014  •  2.261 Palabras (10 Páginas)  •  197 Visitas

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Stephen Rollnick y William R. Millar. Behavioural and Cognitive Psychotherapy 23, 325-334

INTRODUCCION

El concepto de entrevista motivadora se desarrolló a partir de la experiencia recogida en el tratamiento de personas que tienen problemas con la bebida y fue descrito por primera vez por Millar (1983) en un artículo publicado en la revista Behavioural Psychotherapy. Posteriormente Millar y Rollnick (1991) elaboraron estos conceptos y abordajes en una descripción más detallada de los procedimientos clínicos, pero en estos trabajos no hay una definición clara de la entrevista motivadora.

Creemos oportuno describir nuestra propia concepción acerca de la naturaleza esencial de este tipo de entrevista. Toda innovación cuando se difunde, tiende a diluirse y cambiar (Rogers, 1994); además, algunos procedimientos que se realizan con el nombre de entrevista motivadora (por ejemplo, Kuchipudi, Hoein, Feckinger e Iber, 1990 guardan escasa semejanza con nuestra manera de entender su esencia, y en algunos casos directamente violan lo que a nuestro juicio conforman sus características centrales. Por esta razón, proponemos: (1) una definición de entrevista motivadora, (2) una explicación concisa de lo que consideramos que es el espíritu esencial del enfoque;(3) la diferencia de la entrevista motivadora de otros métodos relacionados con los que tiende a confundirse; (4) una breve actualización del estudio de sus resultados para evaluar su eficacia y (5) una reflexión sobre las nuevas aplicaciones que van surgiendo.

Definición

Nuestra mejor definición en este momento es: La entrevista motivadora es un estilo directivo de consulta centrada en el paciente que busca provocar un cambio de conducta ayudando al paciente a explorar y resolver la ambivalencia. A diferencia de la consulta no directiva, se orienta y se ocupa principalmente del logro de una meta. Su propósito central es examinar y resolver la ambivalencia, y es intencionadamente directiva en la consecución de esa meta.

El espíritu de la entrevista motivadora

Creemos que es vital distinguir entre el espíritu de la entrevista motivadora y las técnicas que hemos recomendado para poner de manifiesto dicho espíritu. Los médicos y docentes que se concentran demasiado en los problemas técnicos pueden perder de vista el espíritu y el estilo que son centrales a este enfoque. Existen tantas variantes de la técnica como encuentros clínicos, pero el espíritu del método es más fijo y se puede caracterizar en unos pocos puntos clave:

1. La motivación al cambio se hace aflorar en el paciente; no se impone desde afuera. Otros abordajes motivacionales ponen énfasis en la coerción, la persuasión, la confrontación constructiva y al uso de contingencias externas (es decir, la amenaza de la pérdida del trabajo o de la familia). Estas estrategias pueden ser útiles para evocar el cambio pero su espíritu es muy diferente al de la entrevista motivadora que descansa en la identificación y movilización de los valores y los objetivos intrínsecos del paciente para estimular el cambio de conducta.

2. Es tarea del paciente, y no del profesional, articular y resolver su ambivalencia. La ambivalencia adquiere la forma de un conflicto entre dos cursos de acción (por ejemplo, auto gratificación ilimitada versus auto-represión), cada uno de los cuales conlleva costos y beneficios percibidos asociados. Muchos pacientes nunca tuvieron la oportunidad de expresar los elementos a menudo desconcertantes, contradictorios y personales de este conflicto, como por ejemplo, “si dejo de fumar me sentiré mejor conmigo mismo pero aumentaré de peso, lo cual me hace sentir mal y feo/a” La tarea del profesional es facilitar la expresión de ambos lados ambivalencia que bloquea al paciente y guiarlo hacia una resolución aceptable que desencadene el cambio.

3.

4. La persuasión directa no es un método eficaz para resolver la ambivalencia. Resulta tentador tratar de “servir de ayuda” persuadiendo al paciente de la imperiosidad de enfrentar el problema y de los beneficios del cambio, pero está claro que estas tácticas por lo general intensifican la resistencia del paciente y disminuyen la probabilidad de cambio

5. (Millar, Benefield, y tosigan 1993, Millar y Rollnick 1991).

6.

7. El estilo de la consulta por lo general es amable y estimuladora. La persuasión directa, la confrontación agresiva y la argumentación son el opuesto conceptual de la entrevista motivadora y están explícitamente proscriptas en este enfoque. Para un profesional acostumbrado a confrontar y dar consejos, la entrevista motivadora puede parecerle un proceso lento, pasivo e inútil. La prueba está en el resultado. Las técnicas más agresivas, guiadas, a veces, por el deseo de “confrontar la negación del paciente” fácilmente se transforman en presión ejercida sobre el paciente para que realice cambios para los cuales no está preparado.

8. El profesional es directivo cuando ayuda al paciente a examinar y a resolver la ambivalencia.

9. En la entrevista motivadora no se enseñan técnicas para enfrentar situaciones (aunque los dos abordajes no son incompatibles).

10. El supuesto operativo en la entrevista motivadora es que la ambivalencia o la falta de resolución constituye el principal obstáculo a superar para disparar el cambio. Una vez que se ha logrado, puede necesitarse o no, otras intervenciones como ser, aprender a utilizar estrategias.

11. El propósito de las estrategias específicas de la entrevista motivadora es el de hacer aflorar, aclarar y resolver la ambivalencia en una atmósfera de respeto y centrándose en el paciente.

12. La disposición para el cambio no es un rasgo del paciente sino un producto fluctuante de la interacción interpersonal. Por lo tanto, el terapeuta está muy atento a las señales de motivación del paciente y sus reacciones.

13. La resistencia y la “negación” no se consideran rasgos del paciente sino

respuestas al comportamiento del terapeuta.

La resistencia suele ser una señal de que el terapeuta está suponiendo que el paciente está más listo para el cambio de lo que realmente está y es indicio de que el terapeuta necesita modificar las estrategias de motivación.

La relación terapéutica se parece más a un acompañamiento

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