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Estado Afectivo Oculto


Enviado por   •  26 de Septiembre de 2014  •  1.062 Palabras (5 Páginas)  •  176 Visitas

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El estado afectivo oculto. En la cardiopatía isquémica.

Dr. Luis A. Chiozza

RESUMEN

En este artículo se examinan conceptos fundamentales del pensamiento médico. La exploración de los afectos relacionados con la enfermedad coronaria, y en particular con el infarto, parte de una concepción psicoanalítica: podemos ver distintas afecciones que describe la patología médica, como otras tantas trasformaciones de una excitación, inconsciente e instintiva que, en condiciones “normales” hubiera debido descargarse según una “clave de inervación” típica constituyendo lo que denominamos afecto, emoción o sentimiento. A través de un relato de una historia de vida vinculada con un infarto, se reconstruye el afecto complejo ignominioso que la subyace. Comprender que la enfermedad del cuerpo es la vertiente física de un drama que transcurre en el alma, y conocer los lineamientos generales del drama particular que es propio de la cardiopatía isquémica, no sólo nos ayuda en la prevención del primer infarto o de los que se producen como recidivas de la enfermedad, también nos ayuda a obtener evoluciones mejores de los infartos “en curso”. REV ARGENT CARDIOL 2004;72:305-311.

EL PROBLEMA DEL CASO SINGULAR

Hemos aprendido, durante los años primeros de nuestra formación médica, que no existen enfermedades sino enfermos. Sin embargo, lo que un enfermo nos enseña puede ayudarnos a comprender a otro precisamente en la medida en que presentan alteraciones parecidas, es decir, en la medida en que somos capaces de identificar enfermedades “típicas”.

El poder tecnológico de nuestra época, surgido de una física “nueva” que ha producido herramientas como, por ejemplo, el rayo láser, ha permitido logros de la medicina que nos enorgullecen legítimamente, precisamente porque identificar enfermedades y comprender los mecanismos de las alteraciones “locales” nos permite intervenir muchas veces con una eficacia que produce satisfacción y asombro. A pesar de todo, nos encontrarnos con enfermos que evolucionan mal y que escapan a nuestra posibilidad de ayudarlos con las técnicas que dominamos.

Estamos en los comienzos del tercer milenio y sucede ahora que desde el mismo territorio de la tecnología y desde las teorías físicas que lo sustentan se reivindica otra vez, con nuevos fundamentos, el principio de que la práctica médica nos ayuda a distinguir enfermedades pero tenemos, en ella, que lidiar con enfermos.

Tanto las teorías acerca de lo que se ha dado en llamar “complejidad” y acerca de las relaciones entre el caos y el orden, como las representaciones matemáticas que dieron lugar a los fractales y a la teoría de las catástrofes, demuestran de manera inexorable que la comprensión de los mecanismos lineales que vinculan la causa y el efecto sólo nos permite “controlar” un sector restringido de la realidad que nos circunda.

En ese sector sabemos que si hacemos “a” ocurre, en una gran mayoría de las veces, precisamente “b”, porque el factor que denominamos “causa” predomina ampliamente sobre las variables plurales que, debido a su escasa influencia, “perturban” muy poco el efecto.

Hay, sin embargo, sectores “no lineales” (como el de los fenómenos meteorológicos) en los cuales múltiples y mal conocidas variables comparten en magnitudes similares su influencia en un evento determinado. Ocurre entonces que la consecuencia de “a” puede “bifurcarse” en distintas posibilidades igualmente imprevisibles.

Las

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