Familia, alimentación, inteligencia y felicidad

Familia, alimentación, inteligencia y felicidad

La familia puede ejercer una gran influencia en la dieta de los niños y el desarrollo de sus hábitos alimentarios. Los investigadores han demostrado que la comida familiar contribuye al desarrollo de los hábitos alimentarios, observándose, además, una disminución en los hábitos de riesgo (fumar, beber alcohol y consumir drogas), así como un mejor rendimiento escolar.

Sentarse en la mesa a comer ha sido un motivo de interacción familiar. La familia ejerce una fuerte influencia en la dieta de los niños y de los adolescentes, y en sus conductas relacionadas con la alimentación.

Los resultados del Family Narratives Project, de la Universidad de Emory, mostraron que los hijos de familias que comían habitualmente juntas conocían mejor la historia familiar, tenían un mayor nivel de autoestima, se relacionaban mejor con sus compañeros y presentaban una mayor capacidad de tolerancia frente a la adversidad («resiliencia»). Es por ello que, los niños de familias que comparten más la mesa, suelen presentar mejores resultados académicos, mayor nivel de felicidad y esperanza de futuro.

Por consiguiente, la periodista M. Weinstein publicó un libro en el que recoge los estudios y programas en marcha que ponen de manifiesto un efecto positivo de las comidas en familia, en el que expone que comer juntos nos hace más inteligentes, más fuertes, más sanos y más felices.

Bajo estas perspectivas, entendemos que comer juntos tiene tanto repercusiones psicológicas, como físicas. Por lo que es importante promover la comida en familia.

Entre las razones por las que hoy en día se ha abandonado en gran medida la comida familiar, podemos destacar:

1. Las interrupciones y distracciones como la televisión, el teléfono, la radio o el ordenador, que provoca la ruptura del diálogo familiar en la mesa durante las comidas. Hoy en día, es habitual que los miembros de la familia se distraigan en algún momento con los teléfonos, las noticias y los ordenadores e incluso dediquen toda su atención a estos.

Mi aportación para familias con estas costumbres sería explicar la importancia de las comidas familiares, organizando bien su tiempo para que todos puedan realizar sus tareas sin tener que prescindir de ninguna, pero disponiendo de 40-50 minutos para las dietas.

1. El desencuentro horario entre los miembros de la familia. En la mayoría de familias sus miembros no coinciden a la hora de comer, ya sea por trabajo, por falta de tiempo, por estudios, etc.

En este caso, mi propuesta sería programar para la cena y fines de semana un pequeño aumento del tiempo dedicado a las comidas familiares. Intentaría que los niños ayudaran a la preparación de la comida, para dedicar más tiempo al contacto con los alimentos y a la interacción familiar y luego, comer todos juntos.

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