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HIPNOSIS y OBESIDAD


Enviado por   •  15 de Octubre de 2019  •  Apuntes  •  5.850 Palabras (24 Páginas)  •  126 Visitas

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HIPNOSIS y OBESIDAD

Angel Luis Domínguez Martín

INTRODUCCION

El tema de la nutrición ha adquirido en los últimos años una relevancia social considerable, no

sólo en ámbitos profesionales como la medicina o la psicología, sino también en la esfera personal y social. Podemos encontrar numerosas publicaciones que versan sobre los diferentes aspectos relativos a la alimentación, tanto técnicas y científicas como de carácter divulgativo, y es raro no conocer a alguien que tiene algún problema relacionado con la nutrición.

El interés por la cuestión crece en medio de un maremágnum de informaciones, muchas de ellas contradictorias, donde se mezclan interés económicos derivados de la cada vez más floreciente industria alimentaria. Los estilos de vida actuales en las sociedades denominadas avanzadas, han reducido drásticamente el tiempo que las personas dedican a la elaboración de los alimentos para su consumo, dejando en manos de la industria la pre-elaboración de los mismos, además realizar los consumos alimenticios fuera del hogar, no solo las personas adultas por motivos generalmente laborales sino también los niños al realizar la comida principal en los entornos escolares.

La industria alimentaria procesa y prepara los alimentos primarios hasta en cuatro y cinco niveles. Generalmente se enarbola la bandera de la salud y de la calidad con el establecimiento de exhaustivos controles, pero una deducción simple puede conducirnos a que los numerosos conservantes, acidulantes y colorantes autorizados no pueden ser buenos para nuestra salud.

Queda por demostrar que sean malos, aunque se intuye.

Los cambios sociales de este tipo han sido drásticos en los últimos años. De una alimentación casi totalmente natural, elaborada en las propias casas por las madres con mucho amor y mucha dedicación, se ha pasado al uso masivo de alimentos precocinados y elaborados, listos para su consumo sin apenas emplear tiempo en su preparación. Con la relatividad del poco tiempo transcurrido, no se puede por el momento establecer causas directas entre la alimentación y algunos tipos de enfermedades que han proliferado y que parecen guardar relación con ella.

Citemos, a modo de ejemplo, problemas coronarios, hipertensión arterial, estreñimiento, algunos tipos de cáncer, artrosis-artritis y, porque no, obesidad, si bien esta última no se considera una enfermedad en el estricto sentido del término. Pero si es conveniente citar aquí la prevalencia de diferentes tipos de alergias alimentarias e intolerancias que presenta de forma creciente la

sociedad, sobre todo en la población infantil, y que lleva a un control exhaustivo de los alimentos que se ingieren.

La obesidad está siendo considerada una epidemia de las sociedades industrializadas. La disponibilidad de gran cantidad de alimentos a todas horas del día, con solo acercarse y abrir la puerta del frigorífico, el armario de la cocina o la tienda de la esquina, unida a las formas y hábitos alimenticios adquiridos, hace que el porcentaje de personas obesas, incluso niños, crezca de forma alarmante, con lo que profesionales que trabajan en este ámbito no cesan de llamar la atención, sin muchos resultados, sobre la necesidad de un cambio en nuestras costumbres. A pesar de la numerosa información a base de guías, dietas, conferencias, libros, revistas, etc. etc. el resultado no puede ser más desalentador: el porcentaje de personas obesas crece sin detenerse.

Generalmente todo el mundo dice conocer todo lo necesario sobre alimentación en relación con la salud, pero pocos lo trasladan de forma efectiva al ámbito de su propia conducta. Escuché una vez en clase a un profesor curtido que es muy difícil tomar decisiones de salud cuando estamos sanos y sin embargo es mucho más fácil hacerlo cuando estamos enfermos. Parece que todos quisiéramos soslayar las advertencias y no tomar decisiones, decisiones que deberian ser drásticas, hasta caer en la enfermedad.

OBESIDAD

Salvo casos muy concretos en los que se dé un problema genético y por decirlo de una manera simple, la obesidad en una persona es consecuencia de su propia conducta en relación con la alimentación y su actividad física diaria. Puede echarse la culpa al metabolismo, a la herencia genética y a cuantas cosas se tengan en la imaginación, pero el aumento de peso se produce al ingerir más alimentos de los que nuestro cuerpo necesita en función de nuestra actividad, de nuestro metabolismo y de nuestro gasto energético. Como resultado de ello se produce un desequilibrio motivo por el cual el organismo acumula en forma de grasa el excedente. Se acepta en la actualidad que son obesas aquellas personas que presentan in índice de masa corporal superior a 30. Este índice se calcula dividiendo el peso en kilos por el cuadrado de la talla en centímetros. A mayor índice mayor obesidad. También se considera como indicativo de obesidad una cintura mayor de 102 centímetros en hombres y de 88 centímetros en mujeres.

Este desajuste puede ser debido tanto a una alimentación excesiva como a una alimentación inadecuada y descompensada. En ambos casos y cuando la obesidad cobra un punto estable, podríamos decir que sufrimos una adicción, bien a comer en exceso, bien a comer de forma inadecuada. No nos engañemos: la vida sedentaria y la inclusión en la dieta de comida rápida con

alto contenido calórico, son los principales factores en la actualidad, que inciden en este desorden.

Como todos sabemos, las adicciones son difíciles de tratar y reconducir. Por poner un ejemplo, otro tipo de conductas como tomar bebidas alcohólicas en exceso o fumar presentan componentes muy diferenciados, dado que una persona puede vivir perfectamente, y convendríamos que mejor, sin el tabaco o el alcohol, pero no se puede vivir sin comer. Este “pequeño” detalle convierte la conducta de la comida en más reacia a ser reconducida, tanto por nosotros mismos a base de lo que se ha denominado “fuerza de voluntad” como con la ayuda de un profesional médico, psicólogo o nutricionista.

Pero a la simple conducta de alimentarnos se unen otros estados puramente mentales que inciden de forma negativa. Citemos a modo de ejemplo el estrés o desequilibrios emocionales que nos impidan afrontar situaciones de la vida y nos lleven a situaciones de ansiedad e incluso angustia, situaciones que conducen de una forma casi directa a las adicciones, entre ellas la alimentaria.

Aunque no es objeto de este documento, diremos que las tensiones emocionales y ciertas ideas preconcebidas y estereotipadas sobre el propio cuerpo pueden llevarnos a la situación contraria, esto es, al rechazo de la comida y caer en la anorexia, que afecta a buen número de jóvenes, generalmente del sexo femenino.

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