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HISTORIA CIENCIA Y MORALIDAD


Enviado por   •  29 de Noviembre de 2015  •  Apuntes  •  1.294 Palabras (6 Páginas)  •  282 Visitas

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HISTORIA, CIENCIA Y MORALIDAD

La concepción de las ciencias sociales, y de la historia entre ellas, fue gradualmente desarrollándose durante el siglo XIX; y el método en que la ciencia estudiaba el mundo de la naturaleza se aplico al estudio de los asuntos humanos. En la primera parte de este periodo prevaleció la tradición newtoniana. La sociedad, lo mismo que el mundo de la naturaleza, se concebía como un mecanismo. Luego Darwin, quien introdujera la historia en la ciencia natural, provoco otra revolución científica; y los especialistas de las ciencias sociales, partiendo de la biología, empezaron a pensar en la sociedad como un organismo.

        La evolución en ciencia confirmaba y complementaba el progreso en historia. Durante los siglos XVIII y XIX los hombres de ciencia partieron de la base de que las leyes de la naturaleza habían sido descubiertas, y definitivamente establecidas, en la suposición de que la tarea del científico consistía en descubrir y establecer más leyes de esta clase mediante un proceso inductivo a partir de los datos observados. Los que estudiaban la sociedad, deseosos, a sabiendas o no, de probar la condición científica de sus estudios, adoptaron igual lenguaje y creyeron seguir el mismo procedimiento.

        En la actualidad esta terminología nos parece tan anticuada como pretenciosa; pero le suena casi tan anticuada al físico como al investigador de la sociedad. Es cosa admitida que los científicos no hacen descubrimientos ni adquieren nuevos conocimientos mediante el establecimiento de leyes precisas y generales, sino mediante la enunciación de hipótesis que abren el camino a nuevas investigaciones; un proceso de interacción entre principios y hechos, entre teoría y practica.

        Las hipótesis en cuestión pueden resultar validas en ciertos contextos o para determinados fines, aunque resulten luego falsas en otros casos. En todos los casos la prueba definitiva es la empírica de saber si son de hecho útiles para promover nuevos enfoques e incrementar nuestros conocimientos. Estas hipótesis son instrumentos imprescindibles para el pensamiento. El historiador ha abandonado la búsqueda de leyes fundamentales y se contenta con la investigación de cómo funcionan las cosas. La condición y calidad de las hipótesis utilizadas por el historiador en el proceso de su investigación se asemeja singularmente a las que caracterizan las hipótesis de que se vale el científico. La tendencia propia del historiador puede juzgarse partiendo de las hipótesis que adopta.

        Hoy, tanto los científicos como los historiadores abrigan la esperanza mas modesta de avanzar progresivamente de una hipótesis parcial a la siguiente, aislando sus hechos al pasarlos por el tamiz de sus interpretaciones, y verificando estas con los hechos.

Una critica de Carr a los siguientes postulados:

  1. La historia se ocupa solamente de los particular en tanto que la ciencia estudia lo general:
  • El mismo uso del lenguaje impone al historiador, así como al científico, a generalizar.
  • El no esta realmente interesado en lo único, sino en lo que hay de general en lo único; se vale constantemente de la generalización para comprobar los datos de que dispone.
  • El lector de historia, lo mismo que el autor, es un generalizador crónico, que aplica la observación del historiador a otros contextos históricos que conoce bien, o aun a su propia época. No debe suponerse que la generalización nos permite construir un amplio esquema de la historia en el que han de encasillarse los acontecimientos específicos
  • La historia se ocupa de la relación entre lo único y lo general. El historiador no puede disociarlos, ni dar preferencia a lo uno contra lo otro, como tampoco esta en sus manos disociar el hecho de la interpretación. La historia pues se nutre de generalizaciones.
  1. La historia no enseña nada:
  • Lo que realmente importa de la generalización es que por su conducto tratamos de aprender de la historia, y de aplicar la lección deducida de un conjunto de acontecimientos a otro conjunto de acontecimientos.
  • Aprender de la historia no es nunca un proceso de una sola dirección. Aprender acerca del presente a la luz del pasado quiere también decir aprender del pasado a la luz del presente. La función de la historia es la de estimular una mas profunda comprensión tanto del pasado como del presente, por su comparación reciproca.
  1. la historia no puede pronosticar:
  • El historiador no tiene más remedio que generalizar; y al hacerlo aporta orientaciones generales para la acción posterior, las cuales, aunque no predicciones especificas, son validas a la vez que útiles. Pero no puede pronosticar acontecimientos específicos, porque lo especifico es peculiar y porque interviene el elemento accidental.
  • Pero ello no significa que la inferencias deducidas de la historia acerca del futuro carezcan de utilidad, o dejen de tener una validez condicional, que sirve tanto de guía para la acción como clave para nuestra comprensión de cómo suceden las cosas.
  1. La historia es forzosamente subjetiva porque el hombre se esta observando así mismo:
  • Los seres humanos además de ser los entes naturales más complejos y variables, tienen que ser estudiados por otros seres humanos.
  • El sociólogo, el economista o el historiador necesitan ahondar en formas de conducta humana en las que el albedrío es algo activo, si es que desean enterarse de por que los seres humanos objeto de estudio quisieron obrar como lo hicieron. Esto crea en el observador y lo observado una relación que es privativa de la historia y de las ciencias sociales.
  • El proceso de observación afecta y modifica aquello mismo que se viene observando.
  1. La historia, a diferencia de la ciencia implica, problemas de religión y moralidad:
  • El historiador no tiene porque formular juicios morales acerca de la vida privada de los personajes de su narración; pero si de acontecimientos, instituciones o políticas del pasado. Los juicios morales elogiosos acerca de individuos pueden ser tan inductores a error y tan nocivos como la denuncia moral de los mismos.
  • Los datos históricos presuponen cierto grado de interpretación; y las interpretaciones históricas siempre llevan inherentes juicios morales.
  • La historia es un proceso de lucha en que los resultados, se nos antojen buenos o malos, son directa o indirectamente logro de unos grupos determinados, a expensas de otros grupos. No hay periodo histórico que no tenga sus bajas así como sus triunfos.
  • La historia es movimiento; y el movimiento implica comparación. Por eso tienden los historiadores a expresar sus juicios morales en palabras de índole comparativa, como las de progresivo y reaccionario, y no con absolutos rígidos como los de bueno y malo; se trata de intentos de definir sociedades o fenómenos históricos diversos relacionándolos entre si, y no refiriéndolos a algún patrón absoluto.
  • El historiador serio es aquel que reconoce el carácter históricamente condicionado de todos los valores, y no quien reclama para sus propios valores una objetividad más allá del alcance de la historia.

Los científicos, los especialistas de las ciencias sociales y los historiadores se encuentran todos trabajando en distintas ramas del mismo estudio: el estudio del hombre y de su mundo circundante, de los efectos de este sobre el hombre, y de los efectos del hombre sobre el mundo que lo rodea. El objeto que se proponen alcanzar la investigación es el mismo: incrementar la comprensión y la dominación de su ambiente por el hombre.

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