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HITORIA DE LA LOCURA


Enviado por   •  23 de Marzo de 2014  •  1.972 Palabras (8 Páginas)  •  267 Visitas

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Comenzaré con lo siguiente:

"El que lucha con monstruos, debe tener cuidado de no convertirse a su vez en monstruos. Si miras durante mucho tiempo al fondo del abismo, el abismo terminará por entrar en tí"

(Nietzsche).

Desde los tiempos más remotos se han atribuido causas sobrenaturales a las enfermedades mentales. Su estudio científico no comenzó hasta muy recientemente. Y con ello el alivio de los "locos".

Una piedra en la cabeza, una condena del alma, una posesión diabólica, un encantamiento, un delito, una conducta antisocial, un vicio... todas estas cosas han definido a la locura a lo largo de la historia y, sorprendentemente, algunos de estos calificativos han perdurado hasta hace bien poco. De hecho, se puede asegurar que nos encontramos sólo en los albores de la consideración del deterioro mental como enfermedad. Durante la mayor parte de la Cerebro historia de la humanidad y en la mayoría de las civilizaciones, a los trastornos psíquicos se les ha considerado una condena; a los enfermos, culpables; y a los encargados de su atención, inquisidores, cuya misión era librar a la sociedad del mal.

Precisamente, el origen del estudio de la locura está íntimamente ligado a la religión. Ya el hombre primitivo atribuyó una causa sobrenatural a la enfermedad mental, lo cual no le privó de abordar cierto enfoque terapéutico. Se han encontrado cráneos trepanados de hace más de 10.000 años pertenecientes al neolítico europeo que demuestran que ya entonces la curiosidad humana identificaba la cabeza como la caja que albergaba los secretos de la conducta trastornada. Este tipo de evidencias se han encontrado con especial profusión en las Islas Canarias, el Norte de África y Rusia.

||CEREBRO OPRIMIDO, CONDUCTA ALTERADA||

También se han hallado restos de prácticas similares en Perú y en Bolivia que demuestran un alto conocimiento médico y una gran osadía a la hora de afrontar los comportamientos patológicos. En muchos casos, el cráneo mostraba evidentes huellas de haber sobrevivido a una confrontación física, por lo que los paleontólogos opinan que la operación tenía como objetivo liberar al paciente de alguna presión traumática que afectaba a su conducta.

Sin embargo, en la mayoría de las ocasiones las trepanaciones se practicaban con la intención de realizar curaciones sobrenaturales. Según indica Chris Ann Philips, coordinadora de la Asociación Americana de Neurocirugía, "es muy posible que entre los pueblos precolombinos de Perú y Bolivia las trepanaciones se practicaran con la idea de que un espíritu maligno había poseído al paciente, lo que causaba su demencia. Por ello, se abría un agujero en el cráneo para permitir la salida del agente dañino". Lo más sorprendente es que en muchos casos el resultado de la operación era satisfactorio. En gran número de cráneos se han hallado huellas de cicatrización y de curación de la herida infligida, lo que demuestra que el paciente sobrevivió.

La intención de exorcizar al demente no es, ni mucho menos, exclusiva de aquellas culturas. En las antiguas civilizaciones hebrea, griega, china y egipcia también hallamos testimonios de prácticas para combatir los espíritus de ciertas personas cuyo comportamiento no se correspondía con el de la mayoría de la población. La única forma de afrontar la locura era expulsando a los demonios del cuerpos.

||HIPÓCRATES, PIONERO DE LA FISIOLOGÍA||

Tanto desde el punto de vista popular como desde la práctica médica, la concepción de la locura como un fenómeno extranatural se mantiene hasta Hipócrates (460-377 a.C.). El gran pionero griego de la fisiología señaló por primera vez un posible origen natural de los trastornos mentales basándose en la idea de que toda enfermedad tiene su origen en el desequilibrio entre los cuatro humores corporales: sangre, bilis negra, bilis amarilla y flema. Hipócrates es, además, autor de la primera clasificación psicológica de los temperamentos (colérico, sanguíneo, melancólico o flemático) e Hipócratesincluso llegó a diferenciar tres categorías de trastorno mental: manía, melancolía y frenitis, ideas que perduraron casi inalteradas hasta el final de la civilización grecorromana.

La principal aportación hipocrática al conocimiento de la locura consistió en vincular directamente el mal mental a las enfermedades del cuerpo. Sin embargo, en la Grecia clásica ya empiezan a describirse trastornos cuya dimensión es claramente psicológica. Estos problemas relacionados con el comportamiento recibían un tratamiento emocional específico que se centraba, en gran medida, en la relación entre el enfermo y la persona que lo atendía.

El teatro desempeñaba un papel fundamental en estas terapias, ya que se le atribuía una función purificadora o catártica en cuanto que servía de representación de las pasiones del público. Los sofistas llegaron más lejos y propusieron el diálogo y la lectura como "medicinas del alma" e incluso desarrollaron un "arte de aliviar la melancolía" relatando los propios sueños a un interlocutor autorizado.

La cultura romana recogió gran parte de los postulados griegos sobre la mente, aunque con algunos matices reseñables. Asclepíades, un pensador nacido en el 124 a.C., se muestra contrario a la teoría humoral de Hipócrates y sugiere por primera vez la influencia del ambiente en el comportamiento patológico. Además, alza su voz contra el tratamiento inhumano que se le daba a los enfermos mentales y contra su encarcelamiento. Él fue el primero que distinguió entre alucinaciones, ilusiones y delirios, y propuso una división entre males mentales crónicos y agudos.

Pero sin duda, la mayor aportación de la época la realiza Galeno (130-200 d.C.), quien sintetizó todos los conocimientos de sus antecesores y realizó una nueva clasificación de los trastornos de la psique. Según su opinión, las causas de la locura podían ser orgánicas (lesiones, exceso de alcohol, cambios menstruales...) o mentales (miedos, desengaños, angustias...). Además, sostiene que la salud anímica depende del equilibrio entre las partes racional, irracional y sensual del alma. Este médico romano realizó el último gran esfuerzo por comprender racionalmente la locura y su tratamiento, antes de que en

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